En 1964, The Who todavía no había publicado My generation pero ya había adoptado la costumbre de destruir sus instrumentos al final de sus conciertos. En 1964, Marcel Duchamp todavía vivía, era un anciano conocido por su tacañería, reverenciado por unos pocos admiradores y básicamente irrelevante para el resto del mundo. Ese año, un galerista tuvo la idea de lanzar series limitadas de la fuente de Duchamp y el urinario/escultura, fechado en 1917 pero hasta entonces olvidado, se convirtió en la imagen clave del arte del siglo XX.. Seguir leyendo
David G. Torres escribe la crónica del año en el que la disidencia artística se infiltró en la comunicación de masas… y en el que el sistema hizo suya esa disidencia.
En 1964, The Who todavía no había publicado My generation pero ya había adoptado la costumbre de destruir sus instrumentos al final de sus conciertos. En 1964, Marcel Duchamp todavía vivía, era un anciano conocido por su tacañería, reverenciado por unos pocos admiradores y básicamente irrelevante para el resto del mundo. Ese año, un galerista tuvo la idea de lanzar series limitadas de la fuente de Duchamp y el urinario/escultura, fechado en 1917. Hazte Premium desde 1€ el primer mes. Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web. Si lo prefieres
Cultura