La exención fiscal para los combustibles de aviación y marinos tiene varias posibilidades de continuación dentro de la UE. La mayoría de los Estados miembros apoyan esta propuesta, como demostraron los ministros de Hacienda de la Unión el martes, y España también está a favor. Sólo tres países han apoyado la propuesta de la Comunidad de eliminar el beneficio fiscal que actualmente se concede al queroseno y al petróleo pesado: Francia, Bélgica y los Países Bajos. No obstante, los ministros de finanzas de la Unión, conocida como Ecofin, no han tomado una decisión todavía, ya que el martes fue simplemente una discusión sobre el tema. Lecturas adicionales
Sólo Francia, Bélgica y los Países Bajos se han dedicado a eliminar las ventajas fiscales para el queroseno y el petróleo pesado.
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La extensión fiscal de la que gozan los combustibles que utlizan los aviones y los barcos tiene muchas opciones de seguir con vida en la UE. La mayoría de Estados miembros están por la labor, a tenor de lo visto o los ministros de Finanzas de la Unión este martes, también España. Solo tres países se han mostrado partidarios de la propuesta del Ejecutivo comunitario de eliminar la ventaja fiscal de la que ahora gozan el queroseno y el aceite pesado: Francia, Bélgica y Países Bajos. No obstante, el Ecofin, el conjunto de ministros de Finanzas de la Unión, no ha tomado todavía una decisión, ya que este martes solo se trataba de mantener un debate sobre la cuestión.
Ya hace más de tres años que la Comisión Europea lanzó una propuesta legislativa sobre fiscalidad de productos energéticos. Entre las medidas que recoge esta directiva está acabar con la exención fiscal de la que disfrutan en este momento los combustibles que se usan para mover aviones y barcos. También se aumentaba la tributación de los hidrocarburos más contaminante. El objetivo, apunta la misma directiva, es “ofrecer un marco adaptado que contribuya a los objetivos de la UE para 2030 y a la consecución de la neutralidad climática de aquí a 2050 en el contexto del pacto verde europeo”.
Pero el acuerdo entre los países miembros todavía no llega. Lo dificulta la exigencia de que la forma final que adopte la directiva requiera unanimidad. Las imposiciones de impuestos y su recaudación son una competencia exclusiva de los Estados y los cambios que se hagan a través de directivas comunitarias en esta materia requiere que todos los Estados estén a favor, igual que sucede con la política exterior.
Ante la dificultad de poner de acuerdo a las 27 partes que se sientan a la mesa, este martes Hungría, país que preside este semestre el Consejo de la UE, ha puesto sobre la mesa un documento para el debate. “La fiscalidad de la aviación y la navegación marítima y fluvial ha sido uno de los temas más controvertidos durante las negociaciones”, explica ese texto. “Ante esta situación, la presidencia, que la opción más viable era mantener el texto de la actual, con la adición de una cláusula de revisión en 2035″. Esto quiere decir que Budapest plantea mantener el statu quo actual y volver a analizarlo dentro de 10 años.
España, entre otros países, se ha mostrado a favor de este planteamiento: “Estos cambios no debilitan el principal objetivo que es alinear los impuestos de los productos energéticos con el objetivo de descarbonizar la economía”, apuntado la secretaria general del Tesoro, Paula Conthe, quien ha representado al Ministerio de Economía, ya que el titular, Carlos Cuerpo, estaba en el Consejo de Ministros.
“Los objetivos climáticos suponen una prioridad. Pero las medidas para su consecución deberán valorarse en función del impacto económico y la situación de cada estado miembro. Los precios de la energía tienen un gran impacto en la competitividad europea”, ha apuntado el ministro de Finanzas italiano, Giancarlo Giorgetti.
También Alemania ha aceptado la propuesta húngara. El nuevo ministro de Finanzas, Jorg Kukies, ha venido resignarse al señalar que entienden que no se ha llegado “al necesario consenso” y aceptan, por tanto, el planteamiento de Budapest en este momento. Aunque ha recordado que en su país ya hay una tasa sobre los billetes de avión y que sería lógico que se armonizara esto en el conjunto de la UE.
Frente a estas posiciones, está la del ministro en funciones francés, Antoine Armand: “Francia apoyaba esta ambición inicial de la revisión de la directiva debido a los objetivos del clima que compartimos. No podemos más que lamentar la exclusión del sector aéreo y marítimo. Esto nos impediría conseguir los objetivos que nos hemos marcado”. También el belga ha ido en la misma línea: “Lamentamos la baja ambición del último texto”.
Por parte del Ejecutivo comunitario ha participado en el debate el comisario de Acción Climática, que también tiene bajo su responsabilidad parte de la cartera de tributos, el holandés Wopke Hoekstra: “Si un sector hace menos, otros tendrán que compensar”. Traducción: si el sector aéreo y marítimo contribuyen menos a las rebajas de emisiones, serán otros del transporte o la industria los que tendrán que asumir esa parte. “Entendemos las reticencias de muchos Estados miembros, pero tenemos obligaciones de reducción de emisiones muy serias”, ha añadido el extitular de Finanzas neerlandés.