La opa del BBVA sobre el Banco Sabadell se topaba con el penúltimo obstáculo en un momento clave. Pocas horas antes de que la entidad presidida por Carlos Torres confirmara que sigue adelante con su intención de adquirir el banco catalán a pesar de las condiciones impuestas por el Gobierno, la oferta de Santander y Barclaye por TSB, la filial británica del Sabadell, saltaba a la luz y ponía aún más en una encrucijada al banco vasco.. Seguir leyendo
Barclays y el Santander pujan por la filial británica, cuya venta deberá ser aprobada en junta por los accionistas de la entidad catalana
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La opa del BBVA sobre el Banco Sabadell se topaba con el penúltimo obstáculo en un momento clave. Pocas horas antes de que la entidad presidida por Carlos Torres confirmara que sigue adelante con su intención de adquirir el banco catalán a pesar de las condiciones impuestas por el Gobierno, la oferta de Santander y Barclaye por TSB, la filial británica del Sabadell, saltaba a la luz y ponía aún más en una encrucijada al banco vasco.. Por un lado, el Banco Santander ha lanzado una propuesta de compra por la británica valorada en 2.300 millones de libras (unos 2.686 millones de euros al cambio actual), según adelantó Reuters, mientras que Barclays puja también por encima de los 2.000 millones de libras y, de acuerdo a fuentes financieras, por un importe muy cercano al de su competidor. La venta del TSB implica que el BBVA deberá ajustar al milímetro la planificación financiera de la opa para buscar una solución rentable tanto para sus accionistas como para los del Sabadell. El escollo para el banco vasco surge apenas una semana después de que sus planes económicos ya se vieran alterados con las condiciones impuestas por el Gobierno, que recortan de forma significativa los ahorros de la operación en sus primeros años. El Ejecutivo impide la fusión durante los tres primeros años con opción de extender la moratoria dos años más.. La oferta en torno a 2.700 millones tiene un efecto doble: tanto porque complica los plazos de la opa como por sus repercusiones financieras. De entrada, la venta precisa de la aprobación de una junta extraordinaria de accionistas, pues el deber de pasividad en empresas sujetas a una opa impide que el consejo decida una venta de activos de esta categoría. La junta se debe convocar con, al menos, 30 días de antelación y, con los plazos que hay sobre la mesa, podría celebrarse durante el periodo de aceptación de la opa, pues la CNMV necesitará al menos tres semanas para analizar la operación. El Sabadell, por su parte, celebrará consejo de administración este martes para decantarse por una de las dos ofertas, Santander o Barclays, y teniendo en cuenta que BBVA ha decidido ir a por todas. Tras ello, el banco presidido por Josep Oliú podría convocar la junta de accionistas para el primer día de agosto o ya dejarla para septiembre. Y en similares términos, el BBVA tiene cierto margen para acelerar o no el inicio de la opa.. Desde el punto de visto financiero, el banco catalán podrá obtener en esa junta la luz verde para la venta del TSB, pero no podrá repartir los futuros ingresos a sus accionistas hasta que la venta no se ejecute, para lo que debe pasar las autorizaciones administrativas pertinentes. Es decir, no podrá aprobar un eventual dividendo extraordinario para los accionistas actuales del Sabadell y, por tanto, tampoco BBVA podría descontarlo del precio de la opa, una decisión que neutralizaría el impacto en el accionista. Banco Sabadell ha declinado hacer comentarios al respecto.. De este modo, y sobre el papel, la operación, de concretarse, presionaría al BBVA hacia una eventual mejora de la oferta: si un accionista del Sabadell acepta la opa, los ingresos futuros derivados de la venta de TSB se diluirán en un banco de mucho mayor tamaño. Por comparar, los 2.700 millones que, según Reuters, ofrece el Santander equivalen al 18% del valor en Bolsa de la firma catalana, pero apenas a un 3% de lo que supondría, a precios actuales, la suma de ambos. “Podría suponer otro varapalo al intento de compra del Sabadell, después de las estrictas condiciones impuestas por el Gobierno”, explica un analista de Bloomberg Intelligence.. Pero la venta también complica los números de la operación para el propio BBVA. “La idea de una mejora de la oferta por parte del BBVA se diluye, pues con la venta acaba pagando un precio mayor por el negocio del Sabadell, que se desprende del mercado que, a día de hoy, tiene las mejores perspectivas de crecimiento”, explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4, que no descarta que la venta pueda retrasar el inicio de la opa hasta septiembre. La gran mayoría de analistas y gestores de fondos considera necesaria una mejora de la oferta para convencer a los accionistas del Sabadell y garantizar el éxito de la opa. “Desde nuestro punto de vista, esta situación es menos favorable para el BBVA, que seguirá pagando un precio elevado a pesar de la peor ecuación financiera”, explica un banco de inversión que no quiere ser citado. El mercado apenas reaccionó, en todo caso, a la cifra que estaría dispuesto a abonar el Santander: el Sabadell cotiza un 5% sobre la oferta del banco vasco.. Así las cosas, el consejo de administración de BBVA, liderado por su presidente Carlos Torres y el consejero delegado, Onur Genç, debe trasladar una oferta que sea atractiva tanto para sus accionistas como para los de la entidad catalana, que en última instancia serán los que acepten o no formar parte de la entidad de origen vasco, teniendo en cuenta que la integración de ambas firmas no podrá ser total desde el primer momento, según lo acordado por el Gobierno, y que Sabadell se mueve en un escenario distinto al de cuando empezó la opa en mayo de 2024.. El Consejo de Ministros, que en todo este tiempo no se ha mostrado muy a favor de la operación, ha hecho uso de su capacidad de, sin vetar, dificultar la fusión y, entre otras cuestiones, ha blindado durante tres años, prorrogables a cinco, la independencia del Sabadell jurídicamente, en patrimonio y en autonomía de decisiones. En la práctica, esto limita conseguir los 850 millones de euros en sinergias que BBVA tenía en mente, ya que, de inicio, no puede hacer los recortes de personal y de financiación planteados, lo que supone unos 400 millones de ahorro. Asimismo, está en aire cuánto de los 450 millones restantes puede ejecutar, ya que el Gobierno no ha aclarado si puede llevar a cabo la unificación de las plataformas tecnológicas.. Ahora la operación se encarrila hacia la tercera fase del proceso, la autorización de la CNMV. El regulador analizará que el folleto de información incluye todas las condiciones impuestas y que cumple con la normativa, para lo que no hay un tiempo estimado, ya que el organismo puede requerir más datos o aclaraciones a la entidad, pero este suele ser de un mínimo de tres semanas. Tras dar luz verde, hay cinco días hábiles para que se inicie la fase de clave de aceptación de la opa, que durará entre 35 y 70 días, donde los accionistas del Sabadell optarán por acudir o no a vender sus acciones del banco. Con la nueva situación en juego, BBVA puede optar por mejorar su oferta de 0,7 euros en efectivo más una acción por cada 5,3456 títulos de Sabadell, pero tiene margen de maniobra: podrá hacerlo hasta los cinco días antes de que finalice el plazo de aceptación.