Todos los ciclos de mercado son similares. Nunca iguales en las noticias y eventos que los componen, pero sí similares en el orden en el que se suceden sus diferentes fases. Primero el mercado cae porque algo ocurre, a continuación el pesimismo repunta hasta la estratosfera y, luego, dada la naturaleza cíclica de cómo fluctúan los asuntos humanos y los fuertes incentivos existentes para que las cosas mejoren, los mercados suelen acabar recuperándose a medida que se comprueba que la realidad no se demuestra tan negativa como se esperaba inicialmente y, en su fase final, vuelve a reaparecer el optimismo o los animal spirits y, con ello, los mercados experimentan una fuerte tendencia alcista. Esto es así una y otra vez ad infinitum. El trabajo de un analista o inversor que aspira a una aproximación lo más seria posible a los mercados desde un enfoque macro, es en primer lugar aceptar la naturaleza cíclica de los mercados, sin casarse de por vida con ningún lado en particular, ya sea el alcista o el bajista, y, en segundo lugar, en reconocer los diferentes elementos que componen cada una de las fases del ciclo económico-bursátil.. Seguir leyendo
La historia demuestra que los mercados suben cuando nadie los entiende del todo. Cuanto más unánime es la opinión, mayor es el riesgo de equivocarse
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Todos los ciclos de mercado son similares. Nunca iguales en las noticias y eventos que los componen, pero sí similares en el orden en el que se suceden sus diferentes fases. Primero el mercado cae porque algo ocurre, a continuación el pesimismo repunta hasta la estratosfera y, luego, dada la naturaleza cíclica de cómo fluctúan los asuntos humanos y los fuertes incentivos existentes para que las cosas mejoren, los mercados suelen acabar recuperándose a medida que se comprueba que la realidad no se demuestra tan negativa como se esperaba inicialmente y, en su fase final, vuelve a reaparecer el optimismo o los animal spirits y, con ello, los mercados experimentan una fuerte tendencia alcista. Esto es así una y otra vez ad infinitum. El trabajo de un analista o inversor que aspira a una aproximación lo más seria posible a los mercados desde un enfoque macro, es en primer lugar aceptar la naturaleza cíclica de los mercados, sin casarse de por vida con ningún lado en particular, ya sea el alcista o el bajista, y, en segundo lugar, en reconocer los diferentes elementos que componen cada una de las fases del ciclo económico-bursátil.. La dificultad está (i) en reconocer correctamente los elementos similares pero no exactamente iguales que aparecen en las diferentes fases de cada ciclo, los cuales pueden ser confundidos por las características y noticias únicas que tiene cada ciclo y (ii) en reconocer que no hay ningún tiempo mínimo o máximo para ninguna de esas fases del ciclo y que pueden ser tan breves o tan largas como rico es el mundo en posibilidades (por ejemplo, un mercado bajista puede ser tan breve como 20 días y otro mercado bajista puede extenderse durante año y medio).. Actualmente, en mi opinión naturalmente, estamos en una fase alcista bastante sólida. Si bien es la situación macro y el estado de la amplitud y comportamiento interno del mercado los que me hacen ser alcista, es el sentimiento de los inversores lo que me hace pensar que probablemente estemos en una fase alcista, como digo, sólida. Cuando todo el mundo es alcista y opina de forma similar, por supuesto no necesariamente significa que el mercado vaya a caer en el corto plazo, ya que existen otros factores más allá del sentimiento de mercado, pero sí significa que el peligro de corrección es considerablemente mayor de lo normal. La falta de diversidad de opiniones es un problema que revela fragilidad en el mercado, porque un mercado sano, por definición, es uno en el que hay diversidad de opiniones que lo equilibren.. Es por todo esto que, cuando esta semana se ha vuelto relativamente viral el titular del Wall Street Journal, que decía “¿Por qué sube la Bolsa? Nadie lo sabe” (en inglés original Why Stocks are Up? Nobody Knows), que yo recuerdo este principio de que cuanto menos comprendida y compartida sea una tendencia bursátil, más te puedes fiar de ella.. Y, en el mismo sentido, estas semanas he escuchado a múltiples analistas hablando de los “peligros” de las subidas en las cotizaciones, de la probabilidad de una corrección de mercado inminente (como si el mercado no corrigiera cada poco), y de otros elementos supuestamente inusuales que serían indicios claros que estarían haciendo peligrar la actual tendencia alcista en bolsa.. Elementos tan espurios como que los gestores globales de inversiones mantienen en la actualidad el menor efectivo en cartera, sugiriendo la idea de que estos gestores ya han asignado casi todo su capital a inversiones y que no quedaría más pólvora para seguir alimentando las subidas. Una idea sugerente hasta que analizas el dato y se demuestra que no hay ninguna correlación entre que los gestores de inversiones mantengan una posición pequeña de efectivo y lo que a continuación hará el mercado en los siguientes meses o trimestres. Sí, es verdad, una vez en 2007 los gestores mantuvieron una pequeña posición de efectivo en cartera y luego vino la madre de todas las crisis. Pero, ¿qué hay de las señales de 2003, 2005, 2006, 2009, 2010, 2013 o 2021 que no trajeron ningún peligro “inmediato”, sino además todo lo contrario… más subidas bursátiles?. Otro dato espurio de estos días, es un dato que siempre vuelve y siempre es malinterpretado por las mismas personas, se trata de la ratio de ventas de acciones con respecto a las compras por parte de los directivos de las empresas cotizadas, o tal y como se les denomina en inglés, de los insiders. La teoría superficial es que ver a los directivos de las empresas cotizadas vender sus acciones, es un mal signo para el mercado porque se supone que ellos saben algo que los demás no saben (de lo contrario no venderían dichas acciones que podrían revalorizarse aún más). Sin embargo, la realidad histórica, es que la venta de acciones por parte de los directivos es un fenómeno propio de mercados alcistas sólidos, ya que es solo en esos “entornos alcistas” donde no está mal visto ni “penalizado” que vendan sus acciones para costearse sus “necesidades de clase”. Así que lo que en la teoría y cabezas de muchos es un elemento bajista, en realidad la historia demuestra que es positivo ver a los insiders vender acciones porque eso es típico de un fuerte y robusto mercado alcista.. El resumen de todos estos indicadores que tratan de descifrar el sentimiento de mercado, es que, más allá de que sean indicadores más o menos espurios, lo realmente relevante es el consenso que sobre los mismos existan. Si todo el mundo piensa parecido, es altamente problemático para la tendencia imperante. Si hay diversidad de opiniones, la tendencia predominante suele estar a salvo. A esto se le podría llamar, supongo, el metasentimiento. Realmente no importa lo que digan o no digan unos indicadores que pueden ser incluso completamente absurdos. Lo relevante es si las masas piensan de forma homogénea o no.. Así que si usted quiere entender el sentimiento de mercado e interpretarlo lo mejor posible, no mire los indicadores de sentimiento, sino sobre todo observe lo que dicen los observadores de indicadores, es decir, cierre los ojos y escuche “el ruido del mundo” o de la calle. Y ahí tendrá el mejor sentimiento posible.. Hugo Ferrer es gestor de carteras en GPM y director Club Bursátil Confidencial.