Tal vez sería exagerado hablar de una segunda crisis de la deuda europea después de la vivida a partir de 2011 y que tuvo como protagonistas a Grecia y a los entonces bautizados como PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Ahora bien, los males de un excesivo endeudamiento de las economías en el mundo siguen ahí sin solucionarse y los inversores ahora ponen el foco en gigantes como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Francia -la segunda economía de la UE- que, con la enésima crisis política de por medio, ve casi imposible cumplir las exigencias del mercado de reducir su deuda.. Seguir leyendo
Los analistas esperan más volatilidad en el mercado de deuda pública de las grandes economías, a causa en especial de EE UU y Francia. El gran activo refugio ahora es el oro
Feed MRSS-S Noticias
Tal vez sería exagerado hablar de una segunda crisis de la deuda europea después de la vivida a partir de 2011 y que tuvo como protagonistas a Grecia y a los entonces bautizados como PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Ahora bien, los males de un excesivo endeudamiento de las economías en el mundo siguen ahí sin solucionarse y los inversores ahora ponen el foco en gigantes como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Francia -la segunda economía de la UE- que, con la enésima crisis política de por medio, ve casi imposible cumplir las exigencias del mercado de reducir su deuda.. La deuda pública francesa se sitúa en el 114% de su Producto Interior Bruto (PIB) con un déficit público galopante. Solo Grecia (152,5%) e Italia (137,9%) superan el nivel de endeudamiento de Francia. Esto explica que la prima de riesgo de los bonos franceses a 10 años respecto a los alemanes se coloque entorno a los 80 puntos básicos, por encima de la prima de los españoles y griegos y por primera vez por encima de los italianos. Pese al nombramiento de un nuevo primer ministro, y sin que se vislumbre un desenlace fácil al problema de gobernabilidad en Francia, los analistas esperan una bajada de la calificación crediticia para la deuda gala por parte de las principales agencias de rating.. Aun así, el gran foco de incertidumbre está en Estados Unidos. A fecha del primer trimestre de 2025, EEUU tiene una deuda pública del 120,8% del PIB, que rebasa los 36 billones de dólares y las políticas de recortes de impuestos y gastos apuntan a que este porcentaje seguirá engordando. Un elemento que presiona aún más si, como se espera, la inflación empuja al alza debido a los nuevos aranceles. El bono estadounidense a 10 años se mueve en el 4,06%, mientras que el 30 años cotiza igual que en marzo, en el 4,69%, aunque llegó a tocar de nuevo hace unas semanas el 5%. Las expectativas de recortes de tipos en EE UU han acudido al rescate de los bonos soberanos del país, el alivio ha llegado en forma de descensos de rentabilidad gracias a los malos datos de empleo de agosto. Ahora los expertos esperan que el banco central estadounidense dé prioridad a combatir el debilitamiento del mercado laboral, respondiendo de paso a los deseos de Donald Trump. La previsión del mercado es que la Fed recortará hasta tres veces los tipos en lo que queda de año, empezando por una primera rebaja la próxima semana.. Peso más allá del salvavidas que puedan suponer las rebajas de tipos para el sostén de una elevada deuda pública, la inquietud late entre los inversores a la hora de invertir en deuda pública a largo plazo. Como muestra, los bonos británicos a 30 años alcanzaron a finales de agosto máximos de 1998, y los estadounidenses han tocado el 5% recientemente.. Daniel J. Ivascyn, director de inversiones de Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, considera que la volatilidad en el bonos será un punto que vigilar en lo resta de año y a lo largo de 2026. “Aún hay mucha incertidumbre en términos de la situación económica y en torno a la inflación, que todavía, después de varios años, se mantiene por encima de los objetivos de los bancos centrales. Y la política monetaria es altamente impredecible, tanto en términos del contenido de la política en sí como de su ejecución”. Solo el BCE ofrece cierta incertidumbre, con la sensación de que los tipos no bajarán más en un tiempo desde el 2% actual.. Luca Paolini, estratega jefe en Pictet AM, mantiene sus dudas sobre las decisiones de la Fed. “El Día de la Liberación provocó una gran aumento de la prima de riesgo en plazos más largos. Sin embargo, se ha estabilizado, lo que indica que el mercado se ha resignado a los aranceles. Pero se infravalora el riesgo de inflación y hay demasiado optimismo sobre la independencia de la Reserva Federal frente a los ataques sistemáticos y empeño por alterar su junta de gobernadores”, explica.. Saltando a Francia, los inversores deben acostumbrarse a que a volatilidad y los altos tipos en los plazos más largos de su deuda soberana se mantendrán en los próximos meses. Aline Goupil-Raguénès, estratega de países desarrollados de Ostrum AM (Natixis IM), apunta a que “los mercados ya han puesto en precio una posible rebaja de la calificación de Francia, que Fitch y S&P podrían recortar rápidamente a A+, con perspectiva negativa. Tanto la rebaja de rating como la parálisis política son escenarios ya descontados por los mercados, como lo demuestra el diferencial de alrededor de 80 puntos básicos entre los tipos franceses a 10 años y los alemanes”.. No obstante, este experto teme que puedan producirse situaciones de contagio respecto a los países periféricos muy endeudados, “lo que llevaría al BCE a intervenir activando su Instrumento de Protección de la Transmisión para combatir las dinámicas de mercado injustificadas y desordenadas que suponen una grave amenaza para la transmisión de la política monetaria en la zona del euro”, concluye. De momento, no hay señales de tal escenario extremo, y la presión sobre Francia apenas se contagia a los bonos de sus países vecinos. Además, la activación del programa TPI del BCE requeriría una situación de primas de riesgo caótica y con un componente muy especulativo, no fruto de las decisiones políticas de un país concreto.. La situación actual no parece la más propicia para recortes de gastos en las principales economías. Las exigencias de una mayor inversión en defensa explicarían la subida en el bund alemán a lo largo del año que ha pasado del 2,26% al 2,65% actual, lo que también justifica la estabilidad de las primas española o italiana, más que por un posible contagio de los bonos franceses.. Guilhem Savry, responsable de investigación estratégica en Edmond de Rothschild Banca Privada, apunta a que las mayores tensiones se están viviendo en los bonos a 30 años y explica en cuatro puntos esta tensión en los bonos que vencen en tres décadas. Señala en primer lugar “la incertidumbre sobre la capacidad de los gobiernos de Reino Unido y Francia para recortar el gasto y cumplir sus objetivos de reducción del déficit en 2025 y 2026. Esto podría afectar al gobierno japonés, que también está tratando de reducir el gasto”. También menciona los riesgos sobre la legalidad de los aranceles estadounidenses promulgados por Donald Trump, que en teoría debían compensar los recortes fiscales. En tercer lugar, la competencia de los bonos corporativos de alta calidad, que recientemente han emitido una gran cantidad de deuda y algunos de los cuales parecen ser más estables que los bonos soberanos, y, por último, que “muchos bancos centrales emergentes están asignando una mayor parte de sus fondos a inversiones alternativas como el oro, en lugar de depender en gran medida de los bonos del Tesoro estadounidense”.. Una voz discordante es la de Chris Iggo CIO de AXA IM Core (BNP Paribas):“Las preocupaciones sobre las tendencias fiscales mundiales son legítimas. Pero parece haber un malentendido sobre dónde estamos en los mercados de bonos. El período 2022-2024 fue un régimen de reajuste. Fue entonces cuando se perdió dinero. Desde entonces, estamos en un régimen normal de bonos en el que se dedica mucho tiempo a tratar de observar lo no observable (prima por plazo, tasas neutrales, etc.) en lugar de aceptar la dinámica cíclica”. Y añade: “Una brecha de curva positiva de entre cero y 250 puntos básicos ha sido la norma durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas, y las reglas básicas de la renta fija sugieren que es “normal” que las curvas tengan una pendiente positiva”, explica.. Recomendaciones. El oro es uno de los beneficiados de la pérdida de prestigio de la deuda soberana. Actualmente, se mueve en los 3.650 dólares la onza, aunque Goldman Sachs no descarta que alcance los 5.000 dólares en los próximos meses. Jean-Louis Delhay, director de inversiones de Crédit Mutuel Asset Management, apunta a que “mantenemos una visión positiva del oro, cuyo rendimiento no está correlacionado con los activos de riesgo y debería beneficiarse de la continua caída de los tipos reales en Estados Unidos”. Y Santiago Moro, director general de Metagestión, se atreve con una sentencia preocupante: “el movimiento alcista del oro es otro síntoma de que algo no marcha bien”.. Dentro del mercado de renta fija, Luca Paolini apuesta por “la deuda de alta rentabilidad de la euro zona por ganancia y volatilidad y perspectivas de crecimiento no inflacionista en una esperada recuperación”. Marco Giordano, director de inversiones en Wellington Management comenta que “seguimos esperando que los bonos del Gobierno japonés, los bonos alemanes y varios otros mercados desarrollados (Australia, Nueva Zelanda, Noruega, etc.) sigan siendo alternativas atractivas a los bonos estadounidenses. Sin embargo, la capacidad de estos mercados para absorber los flujos que se alejan de Estados Unidos parece limitada por ahora”, indica.. Jean-Louis Delhay considera que el potencial adicional de bajada de los tipos estadounidenses es limitado, y “preferimos posicionarnos en los tipos de la zona euro, donde el riesgo de inflación sigue siendo contenido”. Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad ve que la normalización de la curva “nos ofrece posibilidades de lo más interesantes, siempre que el inversor no piense que vamos hacia un fallo general de impago de deuda, en países centrales. Conviene decir que es muy probable que los tramos del entorno del diez años se puedan ver algo más afectados, a corto plazo, como respuesta al movimiento de los bonos ultra largos (treinta años)”, concluye. Y, por último, Mitch Reznick, CFA, director de renta fija de Federated Hermes apuesta por el extremo corto de la curva de tipos – desde la parte media hasta la corta, tanto en crédito como en renta fija – que “sigue siendo un lugar relativamente estable, aunque algo concurrido”.. La volatilidad en el mundo de los bonos está servida, aunque, de momento, no existen pérdidas generalizadas y solo se están produciendo en países concretos y, sobre todo, en el plazo más largo de los 30 años. La capacidad de gestión de los déficits públicos y la credibilidad que consigan las economías desarrolladas más endeudadas y sus respectivos bancos centrales serán la clave para unos inversores que no pierden de vista el largo plazo y la sostenibilidad a futuro de un ingente volumen de deuda.