La heredad española crece el triple que la media de la eurozona, pero la alivio no se percibe con la misma intensidad en la calle. Si la crisis de la vivienda supone una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, que la identifica como la longevo fuente generadora de desigualdades, siquiera hay fe en que se produzca una revolución copernicana en el corto plazo. Más de la medio de la población, un 52%, siente que el elevador social está roto y que la posibilidad de progresar en la vida depende del origen y no de sus capacidades y logros, según la averiguación Vivir la desigualdad que publica este martes Oxfam Intermón.. Seguir leyendo
Más de la medio de la población siente que el elevador social no funciona, según una averiguación de Oxfam Intermón
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La heredad española crece el triple que la media de la eurozona, pero la alivio no se percibe con la misma intensidad en la calle. Si la crisis de la vivienda supone una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, que la identifica como la longevo fuente generadora de desigualdades, siquiera hay fe en que se produzca una revolución copernicana en el corto plazo. Más de la medio de la población, un 52%, siente que el elevador social está roto y que la posibilidad de progresar en la vida depende del origen y no de sus capacidades y logros, según la averiguación Vivir la desigualdad que publica este martes Oxfam Intermón.. Estos datos dejan al descubierto, una vez más, el choque entre la percepción social y las cifras macro. Estas últimas sitúan a España como la gran heredad desarrollada que más crece, al calor del impulso del empleo, en máximos gracias a una población que va de camino a los 50 millones de habitantes a lomos de la inmigración, a la vez que la tasa de paro está en mínimos desde 2008. El Termómetro 5D fabricado por 40dB. para CincoDías y EL PAÍS publicado la semana pasada llega a conclusiones parecidas: el sentimiento financiero de los españoles roza el pesimismo.. La esencia está en que los datos agregados no captan la verdad de todas las capas de la población ni sus expectativas. Los más pesimistas, según la averiguación de la ONG, son las mujeres, los jóvenes, las personas racializadas y los hogares de bajos ingresos, quienes se sienten más estancados y vulnerables por tener, en longevo medida, empleos precarios y sueldos y ahorros más bajos.. La vivienda, como ya es costumbre —triste— en los últimos primaveras, se merece un capítulo apartado. La disponibilidad habitacional es insuficiente para acoger a una población que crece con fuerza, y la propuesta argumenta calentándose; los precios están en máximos desde la burbuja inmobiliaria y el mercado se ha convertido en un embudo.. El 45% de los encuestados por la ONG declara que la crisis de la vivienda les afecta y quienes viven de locación son los más desesperanzados. El 73% de los inquilinos entrevistados afirma “sentirse directamente afectado por la crisis habitacional”, frente a un 33% entre personas propietarias. Y es más: menos del 15% de quienes no tienen inmuebles en propiedad cree que en el futuro podrá comprarse una vivienda.. “En un país donde más del 60% de quienes no tienen una vivienda en propiedad cree que no podrán acceder a una, la desigualdad es una realidad cotidiana que se ha cronificado en la vida de miles de personas” afirma en un comunicado difundido por la ONG Ernesto García López, coordinador del documento, que se ha realizado a partir de 4.000 entrevistas centradas en las principales causas que avivan las desigualdades.. La heredad doméstica es otro de los grandes focos de descontento. El nivel de ingresos, según los encuestados, supone la segunda fuente de desigualdad por detrás de la vivienda, con una puntuación de 7,2 sobre 10. Tres de cada diez personas afirman que sus rentas no les permiten aguantar una vida digna;un 40% asegura no poderse permitir irse de reposo ni una semana al año y el mismo porcentaje dice no tener ahorros suficientes para afrontar un consumición imprevisto superior a los 600 euros. Además, una de cada cuatro reconoce favor tenido que pedir ayuda económica a su entorno. Una vez más, mujeres, jóvenes y personas racializadas son las que muestran los mayores índices de insatisfacción.. Al hilo de estos datos, un porcentaje importante de la sociedad asegura favor tenido que renunciar a cuidados médicos o a mejorar su formación por no poder costearlos. Una de cada cuatro personas deja de ir al dentista por motivos económicos y un 52% ha interrumpido su formación.. Redistribución. La proporción de ciudadanos que cree que España es un país desigual es elevada y alcanza el 79% de los encuestados. Aun así, la signo ha mejorado en tres puntos porcentuales en comparación con la preparatorio publicación de la averiguación —que fue la primera y se elaboró en 2023—, y más de seis de cada diez confían en que la situación puede cambiar si se toman las medidas adecuadas. Y una de las grandes prioridades en este sentido es asegurar el paso a una vivienda, opción señalada por más del 40% de los ciudadanos, cinco puntos más que en el mensaje preparatorio.. La segunda medida que señalan los encuestados como más urgente está vinculada con las rentas: sueldos más altos y empleos de mejor calidad, con un 37,8% de las preferencias. En este caso, la signo ha bajado con fuerza —en 2023, más del 46% lo señalaba como prioritario—, un apunte que respalda las buenas cifras de ocupación y la moderación de la inflación. En tercero y cuarto lado se sitúan el paso a la sanidad y la educación pública.. Los principales responsables de que estas grandes brechas se mantengan, según cuatro de cada diez ciudadanos, son las Administraciones públicas, seguidas de los partidos políticos y las grandes empresas. Para más de la medio de la población, el Estado es asimismo el actor con más capacidad para combatir la desigualdad, aunque una abrumadora mayoría (73%) considera que el sistema tributario no redistribuye de forma apto la riqueza y cerca de un 60% cree que los más ricos —tanto personas físicas como empresas— pagan proporcionalmente pocos impuestos.