Disney adquirió Marvel en 2010 y Star Wars en 2012, y rápidamente implementó una estrategia de producción que buscaba maximizar el retorno de su inversión, lo cual llevó a la cancelación de numerosos proyectos relacionados con la saga galáctica en el cine. La producción sigue en aumento mientras haya demanda en el mercado, y la situación no mejoró con el lanzamiento de su plataforma de streaming en 2020, que coincidió con la adquisición de 20th Century Fox, una empresa que trajo consigo muchas nuevas propiedades, incluyendo la serie de Alien, la película sobre un monstruo oculto en una nave llamada Nostromo.
Disney+ lanzará el 13 de agosto «Alien: Planeta Tierra», una precuela de la famosa saga alienígena que retoma la esencia del clásico dirigido por Ridley Scott.
Disney adquirió Marvel en 2010 y Star Wars en 2012, y rápidamente implementó una estrategia de producción que buscaba maximizar el retorno de estas adquisiciones, lo que resultó en la cancelación de numerosos proyectos cinematográficos en la conocida galaxia muy lejana. La producción sigue en marcha mientras haya demanda en el mercado, y la situación no mejoró con el lanzamiento de su plataforma de streaming en 2020, que coincidió con la adquisición de 20th Century Fox, que trajo consigo muchas nuevas propiedades, incluyendo la saga de Alien, la famosa película sobre un monstruo en la nave Nostromo. En cuanto a la franquicia de Depredador, han estado trabajando rápidamente en tres nuevas películas, pero han sido más cautelosos con Alien, y hasta que decidieron avanzar con Alien: Romulus, no optaron por el mismo enfoque que con Wandavision o Loki: transformar sus franquicias en series para la competencia en el streaming. Por lo tanto, el estreno de Alien: Planeta Tierra en la pantalla pequeña es más que solo una ampliación de la franquicia. Es claro que existe un interés en la explotación, sin embargo, el abultado presupuesto de 215 millones de euros indica también un temor al fracaso. La búsqueda de prestigio genera un intrigante choque entre la creatividad artística y la estrategia empresarial, un conflicto que podría determinar cómo los íconos contemporáneos se ajustan a un público que no estaba presente en su inicio. Bajo la dirección de Noah Hawley, la serie tiene la intención de equilibrar el éxito creativo con el fracaso, ya que su enfoque artesanal, que le trajo éxito con Fargo y Legion, incluye momentos peculiares que pueden no resonar con los seguidores más fieles de la obra original de Dan O’Bannon. En Alien: Planeta Tierra, Hawley se muestra más moderado de lo esperado, pero su objetivo de recrear las sensaciones de extrañeza del ciclo vital de la criatura también implica una expansión significativa, que va más allá del simple encuentro con xenomorfos. Además, se adentra en la exploración de cuerpos sintéticos que poseen conciencia humana y presenta varias nuevas especies alienígenas. De esta manera, la amenaza del futuro de la inteligencia artificial muestra una vasta gama temática que transforma las representaciones de terror en el cine. Lo sorprendente es que ha mantenido una considerable autonomía creativa a pesar de la supervisión de la corporación, que ha despedido a directores como los de Han Solo, Ant-Man y Doctor Strange por «diferencias creativas». Hawley se atrevido a incluir ovnis en Fargo y a hacer de Legion su proyecto experimental, por lo que no iba a estar aquí sin una inusual libertad creativa en Disney, lo que podría desafiar las expectativas y llevar a la franquicia a territorios incómodos para el espectador ocasional. Su deseo de destacar afectó su primer gran proyecto cinematográfico, Lucy in the Sky (2019), una historia sobre una astronauta con un toque de realismo mágico que no logró conectar ni con los críticos ni con el público, sirviendo como una advertencia sobre las limitaciones de la libertad creativa en un entorno comercial.
Cultura