El grupo siderúrgico Celsa obtuvo en 2024 una facturación de 3.360 millones de euros y un resultado neto negativo de 281 millones. Pero, como ha expresado en rueda de prensa el presidente no ejecutivo de la compañía, Rafael Villaseca, ahora mismo para entender los números de Celsa “haría falta un curso de contabilidad”. Primero, porque al reestructurar y consolidar las sociedades del grupo las cifras no se pueden comparar con las del año anterior, ya que el perímetro era distinto; y segundo porque, desde que en otoño de 2023 la familia Rubiralta perdió la propiedad tras una sentencia que se la dio a los fondos acreedores, han pasado muchas cosas que añaden complejidad a las cuentas.. Seguir leyendo
El grupo siderúrgico da por cerrado el proceso de búsqueda de un inversor español tras el rechazo de Criteria, aunque podría reabrirlo si surge una alternativa
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El grupo siderúrgico Celsa obtuvo en 2024 una facturación de 3.360 millones de euros y un resultado neto negativo de 281 millones. Pero, como ha expresado en rueda de prensa el presidente no ejecutivo de la compañía, Rafael Villaseca, ahora mismo para entender los números de Celsa “haría falta un curso de contabilidad”. Primero, porque al reestructurar y consolidar las sociedades del grupo las cifras no se pueden comparar con las del año anterior, ya que el perímetro era distinto; y segundo porque, desde que en otoño de 2023 la familia Rubiralta perdió la propiedad tras una sentencia que se la dio a los fondos acreedores, han pasado muchas cosas que añaden complejidad a las cuentas.. Lo que está claro es que la deuda, el principal problema que tenía el grupo, se ha reducido un 48% desde el cambio de propiedad hasta abril de este año, pero sigue siendo un lastre: son 1.896 millones. Descartada por ahora la solución de encontrar un inversor industrial español —el mejor posicionado, Criteria, renunció finalmente a entrar en Celsa—, Villaseca ha explicado que para seguir reduciendo deuda la compañía está enfocada en mejorar sus resultados operativos y que está abierta a seguir vendiendo negocios en el extranjero, como el de Polonia.. Las pérdidas netas de 281 millones se explican no por un problema de ventas, sino precisamente por los problemas financieros de la compañía. El resultado financiero registrado en 2024 fue de 322 millones negativos (146 millones de euros pagados y 176 millones devengados y no pagados), que impactan en el resultado porque la sentencia que implicó el cambio de propiedad permite no pagar los intereses de la deuda para tener caja que haga funcionar a la compañía, pero obliga a considerar los gastos financieros no pagados como incremento de deuda.. Si Celsa no arrastrase una mochila financiera como la que tiene, la compañía estaría en un momento propicio. El grupo siderúrgico obtuvo una facturación de 3.360 millones, aunque no se puede comparar con las ventas del año anterior (758 millones) porque el perímetro era distinto. Lo que sí se puede comparar son las toneladas de acero vendidas, que crecieron un 1% en un contexto en el que el consumo de estos productos ha caído un 1,1% en el sector europeo. Este tímido crecimiento en ventas, además, ha venido acompañado de un importante aumento de la rentabilidad: el grupo cerró 2024 con un resultado operativo bruto (ebitda) de 274 millones, lo que representa un 8,2% sobre las ventas de la compañía, por encima de la media en el sector en Europa, donde el porcentaje de rentabilidad sobre ventas es del 4%.. Este ebitda se registró tras la venta de los negocios de Reino Unido y Noruega, uno de los pasos que ha dado Celsa para reducir su deuda. Villaseca no ha descartado llevar a cabo más operaciones de desinversión, y es más, se ha mostrado abierto a vender el negocio de Polonia, que aporta el 20% de la facturación y aproximadamente un 25% del ebitda de Celsa, cuando sea oportuno: un escenario posible sería el fin de la guerra en Ucrania, que revalorizará el negocio del acero en Polonia para las necesidades de reconstrucción.. La refinanciación de la deuda también es otra opción que está sobre la mesa, y Villaseca ha destacado el “apoyo” que tiene la compañía por parte de los actuales accionistas, aunque no ha dado más detalles. Otra de las alternativas que había era la entrada de un inversor industrial español (que fuese español fue una de las condiciones que puso el Gobierno para permitir la entrada de capital extranjero en Celsa, considerada estratégica). El presidente no ejecutivo ha explicado que Celsa ha cumplido con el compromiso porque ha hecho todo el proceso de búsqueda, que casi culminó con éxito con el preacuerdo anunciado con Criteria, pero que terminó en nada. “Criteria finalmente decidió que no encajaba por diversas razones. Lo lamentamos, pero hay que entenderlo”, ha dicho Villaseca, quien ha explicado que la compañía no ve ahora alternativas industriales para tomar en consideración, y que ha decidido parar el proceso de búsqueda. “Sin descartar que se pueda retomar”, ha añadido.. Mejora de márgenes. “Mejorar los resultados operativos y tener mayores márgenes es un objetivo fundamental. El otro es reducir la deuda. son los dos grandes ejes con los que Celsa tiene un futuro brillante”, ha dicho Villaseca al inicio de la presentación, en la que ha dejado claro que la empresa lleva dos años de transición: 2023 fue el año en el que cambió de manos, y 2024 ha sido el año de la reestructuración.. En otoño de 2023 la propiedad de Celsa pasó de la familia Rubiralta a los fondos acreedores que atesoraban buena parte de la deuda de la compañía. En una sentencia pionera, el juez homologó el plan de reestructuración de los fondos, que pedían el 100% de las acciones a cambio de la deuda que tenían en sus manos. Durante todo el año 2024 se empezó a aplicar este plan —capitalización de 1.418 millones, reestructuración de la deuda, consolidación de las sociedades en un mismo grupo, formación de un nuevo equipo directivo—, y tanto Villaseca como el consejero delegado, Jordi Cazorla, han explicado que ya se han logrado la mitad de los objetivos, aunque hay margen todavía hasta 2028, cuando según la sentencia el plan debe estar definitivamente completado.. Villaseca se ha mostrado optimista: “El paciente ya no está en la UCI, está en planta”, ha dicho. El motivo de este optimismo no es solo que la rentabilidad es mayor que en la media del sector, sino también que la industria del acero se ha convertido en una prioridad para la Comisión Europea, que quiere grandes campeones industriales para garantizar la autonomía estratégica en un contexto geopolítico global muy complejo. A todo ello se añade que las perspectivas de mercado de la construcción, que representan el 80% de las ventas de Celsa, según ha señalado Cazorla, son buenas.. Previsiones. En un avance de cómo está yendo este 2025, Celsa ha explicado que en los cinco primeros meses del año el ebitda ha aumentado un 34% y que la rentabilidad sobre ventas ha sido del 11,8%. En estos meses ya se ha conseguido un resultado neto positivo, pero Villaseca ha expresado que previsiblemente el primer año completo con un resultado neto positivo no llegará hasta 2026. La previsión es cerrar 2025 con un ebitda de unos 400 millones y llegar a los 695 millones en 2028. La deuda neta, ha dicho Cazorla, bajará de los 8,4 veces el ebitda en 2023 a las 2,5 veces en 2028.. Villaseca y Cazorla han explicado que para este año se prevé una inversión de 109 millones de euros, un 75% más que en 2024, y han destacado que el esfuerzo inversor es mayor que en muchos años anteriores. En este sentido, Villaseca ha querido poner distancia con la gestión de los Rubiralta, contra los que además Celsa está inmersa en varios procesos judiciales. Uno de ellos ya tiene una sentencia en primera instancia, que exime al anterior presidente, Francesc Rubiralta, de devolver 500 millones de un crédito intragrupo que Celsa pagó a sociedades de la familia. Villaseca ha afirmado que respeta la decisión judicial, aunque “probablemente” la compañía la recurrirá, y se ha limitado a recordar que la sentencia reconoce que existía este crédito considerado “incobrable”, parte del cual se usó para compensar a la parte de la familia que abandonó Celsa cuando los negocios farmacéutico y siderúrgico de los Rubiralta se separaron. “Teníamos la obligación de intentar hacer lo posible para reclamarlos”, ha dicho Villaseca.