2024 será recordado como un gran año para las Bolsas. El S&P 500 repunta casi un 30% y ha registrado casi 50 máximos históricos. El Nasdaq tecnológico, como el Dow Jones o el Dax alemán, rondan zona de récords, y el Nikkei japonés los tocó este verano y tampoco anda lejos de su mejor cota. Para los inversores que hayan puesto su dinero en índices, ha sido muy complicado no ganar dinero, con excepciones como el Cac 40 francés o el Kospi surcoreano, ambos en negativo, golpeados por la inestabilidad política. Otra historia es cuando hablamos de quienes han optado por adquirir acciones individuales pensando en batir al mercado: ahí, elegir nombres ilustres no ha sido garantía de éxito. Entre los mayores descalabros, seleccionamos los de cinco grandes en horas bajas.. Seguir leyendo
Nike, Bayer, Intel, Boeing y Estée Lauder se han convertido en una pesadilla para sus accionistas, que se están perdiendo el rally bursátil
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2024 será recordado como un gran año para las Bolsas. El S&P 500 repunta casi un 30% y ha registrado casi 50 máximos históricos. El Nasdaq tecnológico, como el Dow Jones o el Dax alemán, rondan zona de récords, y el Nikkei japonés los tocó este verano y tampoco anda lejos de su mejor cota. Para los inversores que hayan puesto su dinero en índices, ha sido muy complicado no ganar dinero, con excepciones como el Cac 40 francés o el Kospi surcoreano, ambos en negativo, golpeados por la inestabilidad política. Otra historia es cuando hablamos de quienes han optado por adquirir acciones individuales pensando en batir al mercado: ahí, elegir nombres ilustres no ha sido garantía de éxito. Entre los mayores descalabros, seleccionamos los de cinco grandes en horas bajas.. Intel pierde el tren. Las historias de terror entre las tecnológicas cotizadas no son infrecuentes. Basta que un competidor consiga una innovación que tú no tienes para pasar de líder a paria. Kodak, Nokia o Blackberry son algunos ejemplos. El fabricante de semiconductores Intel está aún lejos de llegar a esos niveles, pero parece empeñada en presentar su candidatura: ha perdido el tren de los microprocesadores que alimentan la inteligencia artificial, copada por Nvidia; su consejero delegado, Pat Gelsinger, acaba de anunciar su retirada tras fracasar en su intento por revitalizar la compañía; ha despedido a 15.000 trabajadores para reducir costes y frenar las pérdidas; en agosto firmó la peor sesión de su historia, con un desplome del 26%, y en lo que va de año se ha dejado más de la mitad de su valor en Bolsa, donde ahora vale menos de 100.000 millones de dólares, 35 veces menos que Nvidia.. Hay varias luces en la oscuridad: es una de las grandes beneficiarias de los fondos federales desplegados por la Casa Blanca para reducir la dependencia de los chips asiáticos, el cambio de liderazgo, si se elige a la persona idónea, puede traer una nueva visión, y cualquier avance con el que consigan arañar cuota a Nvidia (lo cual no está garantizado que suceda) será premiado con fuerza por los inversores, que han abrazado la inteligencia artificial como un nuevo maná.. Estée Lauder sufre la resaca china. No es la única víctima, pero sí una de las que lo está padeciendo con más fuerza. La firma neoyorquina de cosméticos Estée Lauder está comprobando de primera mano lo que sucede cuando hay un cambio de tendencia, y eso es lo que está ocurriendo en China, donde el mercado del lujo consiguió durante décadas suculentos beneficios, y donde ahora, la fiesta parece haber llegado a su fin. O al menos se ha interrumpido. La caída de ventas en el gigante asiático, de donde proviene el 20% de su facturación, ha desinflado sus previsiones de ingresos y beneficios. Y no levanta cabeza: a comienzos de este mes retiró sus previsiones por considerarlas demasiado optimistas, y redujo el dividendo a casi la mitad, lo que provocó una desbandada de inversores que se saldó con una caída de sus acciones de hasta el 27%, la mayor de su historia.. Córner de Estée Lauder en Nueva York, en octubre de 2019.SHANNON STAPLETON (REUTERS). Su capitalización bursátil es hoy de 28.000 millones de dólares, un 47% menos que al comenzar 2024, pero si se compara con su mejor momento, hace tres años, se ha evaporado el 80% de su valor. La crisis ha empujado a la compañía a deshacerse del 5% de su personal, y coincide con un relevo a los mandos: Stéphane de La Faverie será el nuevo presidente y consejero delegado desde el 1 de enero, sustituyendo a Fabrizio Freda, que se jubila tras 15 años al frente de la empresa.. Bayer: con la aspirina no basta. El histórico éxito deportivo del Bayer Leverkusen en la liga alemana de fútbol, del que Bayer es propietario desde que lo fundaron sus empleados en 1904, no tiene su correlación en el también competitivo mundo de los negocios. La farmacéutica tiró la casa por la venta para comprar la agroquímica Monsanto por una cantidad desorbitada (58.600 millones de euros, y no ha sido capaz de rentabilizar esa inversión. Muy al contrario, le ha costado multas y reveses judiciales en Estados Unidos por los efectos perniciosos sobre la salud del glifosato, presente en algunos de sus herbicidas más populares. Ese negocio, el de la protección de cultivos, no termina de arrancar, especialmente en América Latina, donde los costes siguen al alza. Como resultado, los ingresos hasta septiembre cayeron un 2,5%, hasta los 34.877 millones de euros, incluyendo un retroceso del 4,3% en la división de cultivos (16.874 millones), del 0,2% en la rama farmacéutica (13.473 millones) y del 3,3% en el negocio de cuidado personal (4.303 millones).. El controvertido herbicida Roundup de Monsanto, en el ojo del huracán por sus efectos sobre la salud.Scott Olson (Getty). Es cierto que las pérdidas en los nueve primeros meses del año se redujeron un 48%, hasta los 2.217 millones, pero eso no ha sido suficiente para volver a atraer inversores: sus acciones se dejan más de un 40% este 2024. Y el camino para recuperar la rentabilidad parece pasar en parte por la reducción de costes: según explicó el pasado noviembre su consejero delegado, Bill Anderson en lo que va de año el fabricante de la aspirina ha eliminado 5.500 puestos de trabajo en todo el mundo, la mayoría de directivos.. Boeing vuela bajo. El cóctel de una buena crisis corporativa incluye cambios de consejero delegado, pérdidas multimillonarias, desplomes de la acción y despidos masivos. Boeing tiene todos esos ingredientes y algunos más: sufrió una huelga que le obligó a hacer promesas de fuertes subidas salariales, nada menos que un aumento de sueldos del 43,65% en los próximos cuatro años; lanzó recientemente una macroampliación de capital para captar 23.000 millones de dólares y evitar así que su calificación cayera al nivel de bono basura, y ha tenido que lidiar con las dudas sobre su modelo Boeing 737 Max, después de que en 2018 y 2019 murieran 346 personas en Indonesia y Etiopía en sendos accidentes mortales. Desde el 8 de agosto, Kelly Ortberg es el nuevo presidente y consejero delegado de este gigante de más de 170.000 empleados. Confían en que sus más de 35 años de experiencia en el sector ayuden a que regresen tiempos mejores: la acción ha caído este año casi un 40%, y su capitalización ronda los 115.000 millones de dólares.. Trabajadores de Boeing, durante una jornada de huelga en octubre en Seattle. David Ryder (REUTERS). Nike deja de hacerlo. La marca deportiva más importante del mundo, cuyo lema Just do it (Hazlo) es fuente de motivación para millones de deportistas, ha tenido que recuperar a un jubilado para buscar salidas a su crisis. Elliott Hill, un veterano de la casa que era presidente de la división de Consumo y Mercado antes de retirarse hace cuatro años, asumió en octubre el puesto de primer ejecutivo en lugar de John Donohoe, que durante su tiempo al frente de la empresa vio como la pandemia, los cambios de hábitos de los consumidores y la creciente competencia minaban el liderazgo de Nike.. Los despidos, que afectaron al 2% de la plantilla, y un plan de recorte de costes de 2.000 millones de dólares, no fueron suficientes para darle la vuelta a la tortilla. En su primer trimestre fiscal, que comprende los meses de junio, julio y agosto, las ventas cayeron con fuerza, un 10%, hasta los 10.470 millones de euros, con descensos especialmente acusados en Norteamérica y en la región que incluye Europa, África y Oriente Medio. El beneficio, por su parte, se hundió un 28%, hasta los 1.051 millones de dólares. Como consecuencia, las acciones de Nike han perdido más de un 25% en lo que va de año, y más de un 50% desde su pico hace tres años. Hoy vale en Bolsa unos 115.000 millones de dólares.