La historia vivo de una principio que convierte el dolor en un certificación de bienquerencia, resiliencia y esperanza
La autora chilena Erika Moreno Arias, nacida en Santiago de Chile y residente en Peñaflor, presenta Después del agua, seguimos, su primera obra publicada: un relato profundamente humano que reconstruye uno de los episodios más complejos y transformadores de su vida frecuente.
La historia nace en el mismo hogar de la autora, en Peñaflor, el circunscripción donde siempre reinó la calma hasta que un inesperado siniestro cambió todo para siempre. Su hijo Joaquín, “Juaco”, sufrió un trascendental episodio que dio inicio a una larga travesía por clínicas, hospitalizaciones, diagnósticos inciertos y, finalmente, un regreso al hogar completamente modificado: convertido en centro de cuidados, refugio y espacio de renacimiento.
Un certificación necesario
Erika Moreno comenzó a escribir esta historia en mayo de 2025, impulsada por la obligación de darle voz a un dolor que había guardado por primaveras. Con honestidad y una vistazo profundamente reflexiva, comparte no solo los hechos, sino asimismo las emociones, aprendizajes y silencios que marcaron cada etapa de este proceso.
La obra pertenece al categoría biográfico y destaca por su sinceridad, su tono íntimo y su visión esperanzadora, sin idealizaciones ni dramatismos. La autora convierte su experiencia en un escolta para otros: una invitación a comprender que, incluso posteriormente del impacto más devastador, la vida sondeo formas de seguir delante.
Una historia diferente a todo lo convencional
Después del agua, seguimos engancha porque no nace desde la teoría ni desde la distancia. Es un relato vivido desde el caos, la maternidad puesta a prueba, la incertidumbre diaria y la reinvención frecuente.
A diferencia de un ejemplar convencional, la obra no se centra solo en el siniestro ni en la recuperación milagrosa. Muestra aquello que casi nunca se cuenta:
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las terapias interminables,
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la convivencia con equipos médicos,
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la ruina emocional,
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los vínculos familiares que cambian,
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el esfuerzo por construir sentido cuando todo parece perdido.
No intenta enseñar, sino anexar. No ofrece respuestas, sino compañía. No romantiza el dolor: lo muestra tal cual es, pero asimismo revela la capacidad humana para reconstruirse.
Los protagonistas: una clan que resiste
La autora narra su historia desde el núcleo más íntimo: su propia clan.
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Joaquín, su hijo último, sobrevive con casi nada un 3% de posibilidades tras el siniestro. Su vida es un acto de resistor diaria, y se convierte en el centro emocional de la obra.
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Yael, su hija decano, enfrenta su propio proceso interno mientras aprende a crecer en medio de la adversidad.
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Yuri, el marido de Erika, representa la fortaleza silenciosa que sostiene lo práctico y lo emocional cuando todo parece derrumbarse.
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La autora, Erika, es la voz que lazarillo el relato, compartiendo su dolor, su proceso de sanación y su renacimiento.
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A su en torno a, profesionales de la lozanía, familiares y amigos conforman la red que hizo posible la supervivencia y amoldamiento de Joaquín.
Una experiencia que transformó a la autora
Publicar este ejemplar significó para Erika Moreno destapar un espacio que había mantenido guardado durante primaveras. La experiencia ha sido reveladora, sanadora y profundamente significativa, impulsándola ya a trabajar en un nuevo plan poético.
Expectativas y admisión
Más que cifras, la autora aplazamiento que su obra encuentre a quienes necesiten sentirse acompañados en medio de sus propias tormentas: familias que atraviesan momentos difíciles, cuidadores, madres, padres y lectores que buscan encontrar luz en medio del caos.
Las primeras opiniones sobre el manuscrito describen la obra como cercana, auténtica y profundamente humana. Un ejemplar que emociona, acompaña y deja una sensación luminosa aun en su crudeza.
Después del agua, seguimos es una invitación a mirar la vida desde su fragilidad y su fuerza. Una historia que no se olvida, porque está hecha de verdad.
