Vivimos en el año 2024 y el mundo está lleno de exposiciones de arte y performances y de proyectos inmersivos y espectáculos más o menos comerciales que se basan en los efectos de luz y de sonido. «Y es normal porque nos basamos en una tecnología a la que es relativamente fácil acceder y que está en desarrollo. Es la misma tecnología que demandan los festivales de música, por ejemplo, y por eso hay una evolución constante», explica Efrén Mur, artista madrileño residente en Berlín.Sus obras, que, en efecto, están hechas de luz y sonido, se han visto en Times Square en Nueva York, en el MSG Sphere en Las Vegas, en museos de Toronto Dubái y Los Ángeles y en el Festival Internacional de Benicàssim. Mañana, Mur debutará en la Nave Cero del Centro Matadero de su ciudad, en una antigua planta industrial de 800 metros cuadrados, oscura y secuenciada hasta el límite, casi como si fuera la Mezquita de Córdoba.. Seguir leyendo
‘It from Bit’, del artista madrileño, se basa en un sistema de sensores que adivina el ánimo de los espectadores y les responde con luces y sondos
Vivimos en el año 2024 y el mundo está lleno de exposiciones de arte y performances y de proyectos inmersivos y espectáculos más o menos comerciales que se basan en los efectos de luz y de sonido. «Y es normal porque nos basamos en una tecnología a la que es relativamente fácil acceder y que está en desarrollo. Es la misma tecnología que demandan los festivales de música, por ejemplo, y por eso hay una evolución constante», explica Efrén Mur, artista madrileño residente en Berlín.Sus obras, que, en efecto, están hechas de luz y sonido, se han visto en Times Square en Nueva York, en el MSG Sphere en Las Vegas, en museos de Toronto Dubái y Los Ángeles y en el Festival Internacional de Benicàssim. Mañana, Mur debutará en la Nave Cero del Centro Matadero de su ciudad, en una antigua planta industrial de 800 metros cuadrados, oscura y secuenciada hasta el límite, casi como si fuera la Mezquita de Córdoba.. El proyecto de Mur se llama It from Bit y toma su título de una frase de un físico del siglo XX, John Archibald Wheeler, que quiso explicar con ella la idea de que la realidad es espacio, tiempo y materia, y junto a esos tres elementos, es también información. A partir de esa frase, Mur se ha hecho una hipótesis, una intuición que dice que el espacio y el tiempo existen como vivencia y se transforman cuando un espectador irrumpe en ellos.. ¿Cómo se demuestra esa hipótesis? «En el espacio más interactivo de la exposición hemos instalado unos sensores que perciben al público y convierten su tránsito en datos. El observador se convierte en observado», cuenta Mur. «Y somos capaces de convertir después esos datos en estados de ánimo».. ¿Cómo? «Si un espectador de la exposición está solo y se detiene, si pasa algún tiempo en un rincón de la sala, intentando descifrar lo que está pasando allí, los sensores se darán cuenta y responderán con unas combinaciones de luces y sonidos concretas. En cambio, si la sala está llena y el ajetreo es un poco estresante, los estímulos serán diferentes».. En otras palabras: si el espectador está en calma y si se mueve por la sala de Matadero con paciencia, la sala le contestará con juegos de luces y combinaciones de sonido (generados aleatoriamente por la tecnología) fluidos y amables. Si el espectador llega en un momento de estrés, las luces tenderán a los efectos estroboscópicos y a los sonidos se volverán estridentes. «Nadie va a pasar ningún mal rato pero sí que puede ocurrir que la exposición nos ponga un poco a prueba», dice el responsable de It from Bit.. Hay muchas ideas interesantes en torno al trabajo de Mur en Matadero. Primero: aunque la exposición es radicalmente contemporánea, muchos de sus intereses parecen remitir a los años 60, a las exposiciones de Fluxus y a los libros de los situacionistas. «Creo que no habrá dos vosotas iguales a la exposición», dice Mur, como si quisiera cumplir un viejo anhelo de la contracultura en el siglo XX. Segundo: la idea de autoría está bastante desdibujada en la exposición de Mur. Hay un algoritmo que es el que toca la música y regula las luces y el autor ha incluido cinco piezas en torno a su performance hechas por otros artistas en colaboración con él.. «Son todas obras que hablan de las relaciones humanas y de la percepción de la realidad a través de la tecnología.Hay una pieza hecha junto a una artista canadiensem Krista Kim que trata sobre la meditación, sobre la posibilidad de meditar en la tecnología. Hay otra pieza que reflexiona sobre la observación del arte condicionada por la Inteligencia Artificial… Mi experiencia personal en relación con el arte es así: más que crear una obra que fije mi punto de vista individual, me interesa apoyarme en las miradas de otros y en la tecnología para ir un paso más allá», cuenta el artista madrileño.. Mur explica también que la música ha sido siempre el núcleo de su interés por el arte y la creatividad. En Matadero, otro artista canadiense, Konrad Black, le ha ayudado a diseñar los patrones que responderan al trasiego de los espectadores.. Vivimos en el año 2024 y el mundo está lleno de exposiciones de arte y performances y de proyectos inmersivos y espectáculos más o menos comerciales que se basan en los efectos de luz y de sonido. ¿Cómo distinguir los banales de los verdaderamente revulsivos? No hay respuesta sencilla pero quizá sea cuestión de ponernos todos un poco a prueba, aunque sea con luces estroboscópicas y sonidos chirriantes.
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