La primera escena da la pauta. Una mujer observa desde el coche cómo las parejas se aman. Hace frío. El blanco de la nieve rivaliza con el vaho agrio de los jadeos. Los cristales empañados duplican la textura áspera, gélida y ligeramente desenfocada de la propia pantalla. La observadora indiscreta agarra un puñado de nieve, se lo acerca a la entrepierna y se masturba. El frío permanece. Pero de otra manera. No es tanto provocación, que también, como declaración de intenciones. Y ahí se queda a vivir la película. Toda Eileen vive en un extraño lugar entre lo obsceno consciente, quizá solo hostilidad, y el placer; entre el noir de gusto clásico y el melodrama exasperantemente moderno; entre la realidad y el deseo.. Seguir leyendo
Anne Hathaway y Thomasin McKenzie protagonizan la película más oculta, brillante y envenenada del año de la mano de un relato de Ottessa Moshfegh
La primera escena da la pauta. Una mujer observa desde el coche cómo las parejas se aman. Hace frío. El blanco de la nieve rivaliza con el vaho agrio de los jadeos. Los cristales empañados duplican la textura áspera, gélida y ligeramente desenfocada de la propia pantalla. La observadora indiscreta agarra un puñado de nieve, se lo acerca a la entrepierna y se masturba. El frío permanece. Pero de otra manera. No es tanto provocación, que también, como declaración de intenciones. Y ahí se queda a vivir la película. Toda Eileen vive en un extraño lugar entre lo obsceno consciente, quizá solo hostilidad, y el placer; entre el noir de gusto clásico y el melodrama exasperantemente moderno; entre la realidad y el deseo.. Se entiende mal que una película tan perfecta en su disfuncionalidad, tan enorme en cada uno de sus pasos diminutos, ni siquiera haya pasado por los cines. Se presentó en el Festival de Sundance del año pasado ( el de 2023) y tras un largo silencio ha acabado en las plataformas SkyShowtime y Movistar Plus+.. Sobre un texto de Ottessa Moshfegh, William Oldroyd se atreve a todo. De la mano de dos soberbias Thomasin McKenzie y Anne Hathaway, el que fuera responsable de la inquietante Lady Macbeth se esfuerza ahora en un psicodrama laberíntico y retorcido como una rama de sarmiento que dura en el recuerdo tanto o más que la peor de las pesadillas.. Estamos en Boston en los años 60. La protagonista (McKenzie) vive sin tener claro por qué entre las miserias de un hogar lúgubre en el que reina un padre alcohólico y un empleo aún más triste en la prisión. De repente, todo se transforma ante la aparición de una mujer irresistible (Hathaway) por sofisticada, por libre, por exageradamente rubia.. Oldroyd coloca las pieza sobre el tablero como rara vez sucede en el cine reciente. Todo son indicios, pistas que anuncian caminos, pero alejando de sí cualquier complicidad fácil o evidente con el espectador. De lejos, la película reproduce los modos y maneras de un melodrama como Carol, la película de Todd Haynes que adaptaba la novela de Patricia Highsmith. Eileen habla de la fascinación de una mujer por otra desde cada uno de los ángulos envenenados de una relación necesariamente condenada al fracaso. Al contrario que en la propuesta de Haynes, el reconocimiento del deseo es también la aceptación de la condena.. Y así hasta que, de repente, algo trágico sucede que transforma el paso tranquilo de un romance prohibido en algo tan tremendo como el mayor de los abismos. Las amantes son ahora cómplices que un deseo que también es crimen atroz.. Con referencias entre obvias y muy oscuras al Hitchcock más oscuro y de la mano de una fotografía proverbial firmada por Ari Wegner, Eileen avanza por la pantalla como una pesadilla a la vez perfectamente extraña y, sin embargo, perfectamente reconocible. Si con Lady Macbeth, Oldroyd acertaba a leer del revés la más trágica de las tragedias shakespearianas, ahora consigue convertir la memoria más o menos cinéfila de cualquier espectador en la más auténtica y placentera de las torturas. Así de turbio, así de contradictorio, así de inexplicable que una de las películas del año se antoje casi invisible.. –. Dirección: William Oldroyd. Intérpretes: Thomasin McKenzie, Anne Hathaway, Shea Whigham, Marin Ireland, Owen Teague. Duración: 96 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.
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