¿Cuál será la reacción de la Unión Europea ante los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump? Es necesario aplicar dos enfoques que parecen contradictorios: una habilidad negociadora muy refinada; y si eso no funciona, una postura muy firme.
El Reglamento 2675 de la UE permite a los 27 estados miembros aplicar sanciones no solo a productos, sino también a servicios, incluyendo aquellos tecnológicos y digitales, como el alquiler de satélites.
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¿Cuál será la reacción de la Unión Europea ante los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump? Se deben implementar dos tácticas que parecen contradictorias: una flexibilidad máxima en las negociaciones y, en caso de no tener éxito, una firmeza total. La flexibilidad deberá mantenerse hasta el miércoles 9, día en que se planea aplicar un arancel del 20% a todos sus productos. Por motivos estratégicos. Es recomendable aprovechar al máximo el límite para reducir impactos negativos. Esto muestra que es serio y responsable, presentando argumentos sólidos, especialmente ante alguno de los 27 que es reacio a confrontar a Washington. El enfoque europeo favorece la negociación sobre la imposición, y esto se debe también a importantes factores económicos. Europa tiene la economía más abierta del mundo y es el bloque más afectado por cualquier interrupción del comercio internacional, con un grado de apertura que alcanza el 51% (exportaciones más importaciones sobre el PIB). China presenta un 38% y EE.UU. un 28% (según la Organización Mundial del Comercio, OMC, para 2020). Por lo tanto, cualquier perturbación afecta a Europa más que a otros. Además, la fuerte amenaza hecha por Trump se puede comparar con las acciones del presidente Herbert Hoover en 1930. La Gran Depresión de 1929 fue una crisis financiera y bancaria centrada en Estados Unidos. La política de «empobrecer al vecino» se implementó a través de altos aranceles, como la ley Smoot-Hawley, que resultó en un tipo promedio cercano al 30%, comparable al actual. Esta táctica fue imitada por otros países, lo que generó una serie de devaluaciones monetarias descontroladas que, de repetirse, destruirían cualquier ventaja comercial que tuviera Europa.