La industria del automóvil lleva desde hace cinco años haciendo frente a un reto tras otro. A la ya pasada escasez de microchips y componentes post Covid-19, la competencia con China, el cambio al vehículo eléctrico y las exigencias para reducir emisiones, se le suma desde ya el cobro de un 25% de arancel a todos los vehículos importados a Estados Unidos por la guerra comercial de Donald Trump contra el mundo. El efecto de estos aranceles, que no se suman a los aranceles “recíprocos” anunciados este miércoles por el presidente estadounidense, afectará de manera muy dispar a la industria automovilística internacional, haciendo especial daño a Japón, Corea del Sur y Alemania.. Seguir leyendo
Los gravámenes del 25% que ha impuesto el Gobierno estadounidense sobre la importación de automóviles que han entrado en vigor este jueves suponen un duro golpe para Toyota, Mercedes-Benz y Volkswagen
Feed MRSS-S Noticias
La industria del automóvil lleva desde hace cinco años haciendo frente a un reto tras otro. A la ya pasada escasez de microchips y componentes post Covid-19, la competencia con China, el cambio al vehículo eléctrico y las exigencias para reducir emisiones, se le suma desde ya el cobro de un 25% de arancel a todos los vehículos importados a Estados Unidos por la guerra comercial de Donald Trump contra el mundo. El efecto de estos aranceles, que no se suman a los aranceles “recíprocos” anunciados este miércoles por el presidente estadounidense, afectará de manera muy dispar a la industria automovilística internacional, haciendo especial daño a Japón, Corea del Sur y Alemania.. Japón, el tercer mayor productor de coches del mundo solo por detrás de China y EE UU, sufrirá sobremanera los aranceles a los vehículos y componentes, con una posible pérdida en términos de PIB de entre el 0,2% y el 0,9%, según el economista jefe del Dai-ichi Life Research Institute, Toshihiro Nagahama, citado por EFE. Nagahama estima que las ventas de coches japoneses podrían reducirse un 10% y alerta de la posible destrucción de 54.000 puestos de trabajo en un país que ensambla en torno a nueve millones de coches al año. Por comparar, España, segundo mayor productor europeo y noveno del mundo, hizo el año pasado unas 2,37 millones de unidades.. Solo el año pasado, Japón exportó coches a EE UU por valor de 39.725 millones de dólares (unos 35.860 millones de euros al cambio actual), solo por detrás de México, que exportó a su vecino vehículos por 78.500 millones de dólares, según información del Departamento de Comercio estadounidense. Justo tras ellos se sitúa Corea del Sur, con dos grandes fabricantes conocidos a nivel mundial como Hyundai y Kia, que exportó a EE UU por valor de 36.642,8 millones de dólares (33.077,8 millones de euros).. Dentro de la industria automovilística nipona, un claro afectado sería Toyota, que si bien tiene fábricas en EE UU, también las tiene en Canadá y México. Los vehículos que exporte desde estos países vecinos estarán, en un principio, libres del impuesto del 25%, hasta que la secretaría de Comercio establezca un proceso para aplicar aranceles a su contenido no estadounidense.. EE UU es el principal mercado internacional de la compañía nipona, la cual vendió allí en 2024 unos 2,3 millones de vehículos. La más afectada de todas las marcas niponas sería Subaru, para la que EE UU supone un 70% de sus ventas internacionales. Se espera que estos aranceles repercutan en los propios clientes estadounidenses que adquieran vehículos importados, aunque Toyota ha dicho que, al menos de momento, no trasladará los aranceles a sus precios de venta, según Reuters.. España, en contraste, no vendió un solo vehículo a Estados Unidos el año pasado, aunque Sernauto, patronal que representa a la industria de componentes nacional, alertó la semana pasada de que los fabricantes de piezas para vehículos facturaron en 2024 unos 1.021 millones de euros por sus ventas a Estados Unidos, el octavo destino exportador de esta industria. “En un sector como este, caracterizado por su nivel de globalización, con cadenas de suministro interrelacionadas, cualquier tipo de restricción a los intercambios comerciales tiene un claro impacto”, indicó entonces Sernauto. Por su parte, Anfac, la patronal nacional de fabricantes de coches, subrayó que el impacto “sería muy limitado” para las plantas de coches españolas, ya que EE UU dejó de comprar vehículos españoles en 2023. Los últimos fueron la Ford Transit Connect y la Ford Tourneo Connect (que se hacían en Almussafes, Valencia) y la furgoneta Vito de Mercedes-Benz Vitoria, que se vendía bajo el nombre de Metris.. Otro país con una importante industria del automóvil, en este caso Alemania —es el mayor productor europeo y sexto del mundo—, también sufrirá sobremanera los efectos de los aranceles de Trump. El principal grupo automovilístico del Viejo Continente, Volkswagen, que viene de un año pésimo con una caída de beneficios del 33%, pagará la tasa extra del 25% en todos los vehículos que importe desde Europa y en el contenido no estadounidense de sus coches ensamblados en la planta de Puebla (México). The Wall Street Journal informó el miércoles que Volkswagen ha suspendido el envío de vehículos por tren desde México y que retendrá en los puertos los coches enviados desde Europa.. Otros fabricantes alemanes que se verán afectados por la medida son Mercedes-Benz, BMW y Audi —esta última también forma parte de Volkswagen—, ya que EE UU es un buen comprador de marcas prémium. Mercedes-Benz, por ejemplo, concentró en EE UU el 16,4% de sus ventas de turismos en el mundo el año pasado con 324.500 unidades, un 9% más que en el ejercicio precedente. La compañía de la estrella no tiene ninguna planta en EE UU, pero sí en México. BMW, por su parte, sí fabrica en el país yanqui, al igual que en México. En su conjunto, Alemania exportó vehículos a EE UU en 2024 por valor de 24.781 millones de dólares (unos 22.370 millones de euros al cambio actual).. China, por su parte, ya tenía prácticamente vetado el mercado estadounidense en la época de Joe Biden, por lo que no hay una producción excedentaria que pudiera repercutir en mercados como el europeo por el golpe arancelario. Es más, la propia Unión Europea ya impuso a los fabricantes chinos en octubre pasado tasas que llegan al 35,3% en función de las marcas. Trump ha consignado un arancel del 34% para los productos chinos importados a Estados Unidos.