¿Recuerda alguien el capítulo siete de la primera temporada de Solo asesinatos en el edificio? Aquel que transcurría en completo silencio para contar la historia de Theo, el vecino sordo del Arconia. En lengua de signos y mediante el uso de subtítulos, el joven Theo nos introducía en su forma de relacionarse con el mundo. Además de ser uno de los más valorados de la serie, aquel episodio mudo fue rompedor porque obligaba a permanecer atentos ante cada acción que transcurría en pantalla. Nada de recoger la mesa o fregar los platos.. Seguir leyendo
Ver las series en silencio, mientras la pareja duerme, o en el transporte público, con un ruido invasivo, es un hábito que ha popularizado los subtítulos. Un estudio universitario explica quién, cómo y por qué elige leer
¿Recuerda alguien el capítulo siete de la primera temporada de Solo asesinatos en el edificio? Aquel que transcurría en completo silencio para contar la historia de Theo, el vecino sordo del Arconia. En lengua de signos y mediante el uso de subtítulos, el joven Theo nos introducía en su forma de relacionarse con el mundo. Además de ser uno de los más valorados de la serie, aquel episodio mudo fue rompedor porque obligaba a permanecer atentos ante cada acción que transcurría en pantalla. Nada de recoger la mesa o fregar los platos.. «Cuando veo las cosas en inglés, me suelo poner subtítulos porque siento una especie de aversión al riesgo, no quiero perderme ningún detalle. Son cosas en las que no se fijaría ni un nativo en el idioma, pero yo no me los puedo perder», reconoce Mar Barroso, 24 años. «Es cuestión de preferencias desde pequeña: la animación me gusta más verla en español y el live action en inglés o en el idioma original en el que haya sido rodado».. Estamos en 2024 y los subtítulos están en todas partes. De hecho, podrían ser ya nuestra forma predeterminada de consumir entretenimiento. Según una encuesta de Roku, servicio de streaming estadounidense, el 58 % de los suscriptores usa subtítulos aunque el contenido esté en su propio idioma. De ellos, el 36 % lo hace por una discapacidad auditiva diagnosticada, mientras que el 32 % lo hace por pura costumbre.. Es decir, muchas de las personas que usan subtítulos no los necesitan. Los milenials los usan más que cualquier otra generación, aunque los zetas les pisan los talones. Los expertos atribuyen esta tendencia, en parte, a dificultades técnicas; una forma educada de decir que los usuarios sénior no siempre saben cómo activarlos.. «El subtitulado permite que las personas con discapacidad auditiva puedan disfrutar de estos contenidos, pero también tienen multitud de usos para las audiencias sin discapacidades, como la traducción a otros idiomas», explica Gema Moreno, profesora doctora en Comunicación en la Universidad Europea de Madrid con experiencia en el Centro Español del Subtitulado y la Audiodescripción (CESyA) y autora del estudio Nuevos usos del subtitulado en la distribución y promoción de productos audiovisuales e información.. Hace cuatro años, en su discurso de aceptación del Globo de Oro por Parásitos, el director surcoreano Bong Joon Ho animaba a ver más contenido original con subtítulos. «Una vez que superas la barrera de un centímetro de los subtítulos», dijo, «te abrirás a muchísimas películas increíbles». Un mes después, ganó el Oscar a Mejor Película.. Según datos de Parrot Analytics, compañía de análisis de entretenimiento, la demanda de contenido en idiomas asiáticos aumentó sustancialmente en Estados Unidos en los meses posteriores a que Parásitos estuviera disponible en streaming. Este interés volvió a dispararse tras el estreno en septiembre de 2021 de El juego del calamar, otra exportación surcoreana con récord de visualizaciones en Netflix que contribuyó a derribar esa «barrera de un centímetro» mencionada por el cineasta.. «Ver contenidos en versión original subtitulada (VOS) enriquece muchísimo. Cada vez más personas eligen series y películas con subtítulos para disfrutar de la autenticidad del idioma original sin perderse en la trama. Exponerse al idioma real en contexto, con los acentos, entonaciones y expresiones culturales es toda una experiencia», opina María G. Durán, creadora de contenido en inglés a través de @MariaSpeaksEnglish y @Pikingli.. Durán destaca el ejemplo de Los Simpson como uno de sus favoritos: «Es una serie que, además de ser divertida, tiene muchas referencias culturales que desafían a los subtítulos, lo que se conoce como ‘localizaciones’. Traducir el humor, los juegos de palabras y las referencias es un reto enorme. La maravillosa frase de Bart ‘¡Multiplícate por cero!’, en la versión original es ‘Eat my pants!’ (cómeme los pantalones)».. Aparte de su valor narrativo o de sus aplicaciones prácticas en favor de la accesibilidad y el aprendizaje de idiomas, el subtitulado se ha vuelto un aliado imprescindible de las plataformas para favorecer el visionado en movilidad o en entornos ruidosos. «Además de la televisión y de las series y películas, redes sociales como TikTok se basan fundamentalmente en el vídeo. Y en muchas ocasiones no podemos ponernos auriculares, así que es cada vez más común mirar el móvil sin sonido», argumenta Moreno.. Dicho de otra manera, los subtítulos automáticos permiten consumir contenido bajo cualquier circunstancia: «A veces hay ruidos molestos de fondo o lo tengo que poner muy bajito porque hay gente durmiendo en la misma habitación. En ese caso me los pongo siempre, incluso en español», admite Barroso.. Además, aunque la tendencia cinematográfica actual favorece la mezcla de sonido para grandes formatos de audio -como Dolby Atmos, que incluye múltiples canales de audio-, la mayoría de las personas consumen contenido en dispositivos con altavoces «mediocres» que no son capaces de reproducir la calidad de esos canales. Esto resulta en un audio «aplanado» o de muy baja calidad, llamado downmixing; un proceso por el que el diálogo queda opacado por efectos de sonido o música.. La inteligibilidad de los diálogos se ve así comprometida en los dispositivos de uso doméstico con rango dinámico limitado. Pero la culpa no siempre es de los televisores, sino de cómo los servicios de streaming eligen emitir estas series: quien vea una serie de Netflix y luego ponga una de Max, tendrá que subir el volumen. «Creo que el estilo interpretativo ha evolucionado hacia un enfoque más naturalista, donde los actores susurran o hablan en voz baja, lo que puede dificultar la claridad de las palabras. Con La casa de papel llegó un momento en que necesitaba poner los subtítulos en español porque no entendía algunas partes y no quería perderme nada», admite Durán.. Para los creadores, la creciente ubiquidad de los subtítulos implica empezar a componer los planos pensando en dejar espacio para las palabras en la parte inferior de la pantalla. En otras palabras, el desafío sónico requiere una solución visual.. Mientras tanto, si en un mundo lleno de ruidos, los subtítulos nos ofrecen una forma de bajar un poco el volumen, bienvenidos sean.
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