«Una posición compleja». Los que conocen las difíciles negociaciones describen el estancamiento que España está experimentando en Bruselas, donde el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, continúa buscando una solución con otros países para evitar el plan de la Comisión Europea para la pesca de arrastre en el Mediterráneo en 2025, que limitaría la flota española a solo 27 días laborables al año. Una cuota considerada completamente poco práctica por la industria y demasiado estricta incluso por grupos ambientalistas como Oceana. Información adicional
España continúa las discusiones para anular la reducción «drastica» propuesta por la Comisión, que permite sólo 27 días de pesca con arrastre al año – una idea que tanto la industria como el gobierno consideran poco práctica.
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“Un papelón complicado”. Así resumen los que conocen el estado de las difíciles negociaciones el impasse en el que se encuentra España en Bruselas, donde el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, sigue intentando negociar junto con otros países una salida para evitar la propuesta de la Comisión Europea para la pesca de arrastre en 2025 en el Mediterráneo, que solo permitiría a la flota española salir a faenar 27 días al año. Una cuota considerada totalmente inviable por el sector y demasiado estricta incluso por organizaciones medioambientales como Oceana.
España, Francia e Italia, que comenzaron juntas las discusiones frente a la propuesta del Ejecutivo europeo, se toparon este martes con que la propuesta de compromiso presentada a primera hora por la presidencia húngara de turno para las posibilidades de pesca en 2025 no incluía al Mediterráneo. Algo que ha dificultado las negociaciones de este dossier, que pese a ello han continuado, en un estricto hermetismo, a lo largo de la jornada, aseguran fuentes diplomáticas. La cita de ministros, oficialmente fijada hasta este martes, podría prolongarse hasta la madrugada. Hay quienes incluso temen que continúen el miércoles. Porque nadie se hace ilusiones sobre lo difícil de lograr una salida a la propuesta de la Comisión.
“No va a ser fácil llegar a un acuerdo”, ha admitido a última hora del martes el ministro húngaro que dirige las reuniones, István Nagy. “Los debates están siendo muy difíciles, el margen de maniobra es muy escaso para encontrar una solución”, ha explicado en rueda de prensa. “Todavía no hemos llegado al resultado que esperamos”, confirmaba poco después el ministro italiano de Agricultura, Francesco Lollobrigida. Planas no hizo ninguna declaración pública a lo largo de toda la jornada.
Bruselas ha fijado para España una reducción en 2025 de días de pesca en el Mediterráneo del 79%, lo que implicaría permitir faenar solo 27 días al año a la pesca de arrastre, frente a los 130 actuales. Algo que tanto el Gobierno como el sector —que el lunes realizó manifestaciones en Madrid— y hasta algunas organizaciones medioambientales consideran “inviable” porque implicaría, prácticamente, la desaparición de toda la flota y la industria y comercio que conlleva en la zona. “Se han pasado de frenada”, señalaba en la tarde del martes Javier López, director de campañas de pesca de Oceana. La ONG, normalmente muy crítica con el sector pesquero, se ha alineado esta vez, excepcionalmente, con este, consciente de que el esfuerzo que pide Bruselas no tiene en cuenta otros “objetivos socioeconómicos”, como la protección del empleo y las poblaciones locales, en sus planes. “27 días es una implementación demasiado estricta. Es lo legal, pero a veces lo legal no es lo correcto. Se necesita una transición justa”, explicó López a un grupo de periodistas.
En 2019, la UE adoptó un plan plurianual de “conservación y explotación sostenible” de las poblaciones demersales (especie de pez que vive en el fondo marino o cerca de él) del Mediterráneo occidental. El programa incluía un periodo transitorio de cinco años, que acaba este 2024, en el que se ha ido reduciendo progresivamente el número de días en que los barcos con redes de arrastre salen a pescar y, también, se han aplicado medidas de selectividad. A partir del 1 de enero, está prevista la aplicación de todas las disposiciones del plan plurianual, que busca asegurar el respeto del rendimiento máximo sostenible (RMS), es decir, las cantidades máximas que se pueden pescar en una población concreta de peces sin que su tamaño disminuya.
Para cumplir estos objetivos en 2025, Bruselas ha calculado el “radical” recorte —como lo califica Planas— para España, que rebate los informes sobre el estado de la población de peces en los que se ha basado la Comisión para sus cálculos. Mientras, las organizaciones medioambientales recuerdan que ya se sabía, al menos desde 2022, que no se lograrían esa meta de RMS para algunas de las especies incluidas en el plan.
España, junto con Italia y Francia —los otros países mediterráneos afectados— había abogado por poner una moratoria de al menos un año. Pero esta vía parece poco probable y, según diversas fuentes conocedoras de las negociaciones, la estrategia ahora se centraría sobre todo en intentar mitigar el recorte con los denominados “mecanismos de compensación” que puedan arañar más días de pesca, como se hizo el año pasado por ejemplo acordando un cambio de malla de las redes, por ejemplo. El sector pesquero español asegura sin embargo que ya está al límite y que su línea roja es mantener los actuales 130 días de pesca asignados el año pasado.
España asegura que los tres países siguen negociando en un frente unido, pero no se descarta que Francia, a la que se ha impuesto un recorte más bajo (40%, frente al 79% español) pudiera acabar encontrando una solución por su lado. Algo que sería fatal para la posición negociadora española, que juega la partida esgrimiendo la amenaza de imponer una minoría de bloqueo —al menos cuatro países que supongan el 35% de la población europea— al acuerdo. Para ello, no obstante, necesita que París siga a su lado. Aunque Planas se ha mostrado convencido de que varios países como Malta, Portugal o Grecia ayudarían a la iniciativa, “sin Francia, todo se va al garete”, se teme desde el sector pesquero, que sigue en Bruselas paso a paso todas las negociaciones, pero que también se ha visto sometido al hermetismo de los ministros durante toda la jornada.