Igor Ansoff (Vladivostok, 1918), matemático y economista, fue un tipo listo que asesoró a la médula empresarial del capitalismo a mediados del pasado siglo: Lockheed, Philips, General Electric, Westinghouse, IBM y Gulf Oil. Las corporaciones se lo rifaban porque identificó una fórmula —la matriz de Ansoff— para detectar el “vector de crecimiento”, las oportunidades. Ansoff se ha ido, pero el ansia de oportunidades no. Enagás, el gestor y transportista del sistema gasista, ha identificado al hidrógeno como su gran vector. La compañía —SEPI (5%) y Amancio Ortega (5%) como principales accionistas— prevé invertir 4.035 millones hasta 2030. Del total, 3.125 millones, el 77%, se destinarán al despliegue de infraestructuras de hidrógeno renovable, en el marco de su Actualización Estratégica 2025-2030. Las inversiones se acometerán principalmente a partir de 2027 y deben ser la base para que Enagás alcance un crecimiento anual compuesto del beneficio bruto del 9,5% en el periodo 2026-2030. La apuesta es fuerte porque la producción de este gas no contaminante para sustituir a los combustibles fósiles está en mantillas. Parte de su impulso vino del encarecimiento del gas por la guerra de Ucrania. El año pasado, con los mercados energéticos más relajados, muchos de los proyectos de hidrógeno en marcha se enfriaron. Pero la agitación en el escenario internacional y la búsqueda de la autosuficiencia energética en la UE ha vuelto a calentar expectativas. Enagás regresa al futuro.. Seguir leyendo
La gestora de la red de gasoductos mantiene la apuesta por el nuevo maná energético pese al enfriamiento de las expectativas en 2024
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Igor Ansoff (Vladivostok, 1918), matemático y economista, fue un tipo listo que asesoró a la médula empresarial del capitalismo a mediados del pasado siglo: Lockheed, Philips, General Electric, Westinghouse, IBM y Gulf Oil. Las corporaciones se lo rifaban porque identificó una fórmula —la matriz de Ansoff— para detectar el “vector de crecimiento”, las oportunidades. Ansoff se ha ido, pero el ansia de oportunidades no. Enagás, el gestor y transportista del sistema gasista, ha identificado al hidrógeno como su gran vector. La compañía —SEPI (5%) y Amancio Ortega (5%) como principales accionistas— prevé invertir 4.035 millones hasta 2030. Del total, 3.125 millones, el 77%, se destinarán al despliegue de infraestructuras de hidrógeno renovable, en el marco de su Actualización Estratégica 2025-2030. Las inversiones se acometerán principalmente a partir de 2027 y deben ser la base para que Enagás alcance un crecimiento anual compuesto del beneficio bruto del 9,5% en el periodo 2026-2030. La apuesta es fuerte porque la producción de este gas no contaminante para sustituir a los combustibles fósiles está en mantillas. Parte de su impulso vino del encarecimiento del gas por la guerra de Ucrania. El año pasado, con los mercados energéticos más relajados, muchos de los proyectos de hidrógeno en marcha se enfriaron. Pero la agitación en el escenario internacional y la búsqueda de la autosuficiencia energética en la UE ha vuelto a calentar expectativas. Enagás regresa al futuro.. Europa empuja, destacan fuentes de la empresa. La lista de Proyectos de Interés Común europeo (PCI) de la Comisión Europea incluyó infraestructuras de hidrógeno en 2024, englobando la Red Troncal Española del Hidrógeno —para llevar hidrógeno de Portugal y España a Europa— y el corredor H2med que impulsa Enagás con los gestores de las redes gasistas de Francia (Teréga y NaTran), Portugal (REN) y Alemania (OGE). Más. Los países europeos tienen en sus planes nacionales (PNIEC) un total de 21.000 kilómetros de proyectos de infraestructuras de hidrógeno, que suponen una inversión de 60.000 millones. El PNIEC español 2023-2030 sitúa al país a la cabeza de la producción en Europa. Tanto la red troncal como el H2med se consideran infraestructuras estratégicas, y el plan señala la potencia de electrolizadores para la producción de hidrógeno renovable en 12 GW en 2030. Hay más movimiento y eso se refleja en los mercados. Las acciones de Enagás —3.484 millones de capitalización— subían antes de la gran convulsión mundial arancelaria más del 11% desde enero tras un año bursátil lánguido (-2,9% en 12 meses) y las agencias de calificación han mejorado sus ratings.. Las expectativas mejoran, aunque las dudas sobre la rentabilidad real del negocio del hidrógeno no desaparecen. El consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo Aizpiri, negó en una reciente conferencia con analistas que exista una burbuja en torno al hidrógeno. “Lo que es una burbuja no es el hidrógeno verde”, aseguró Aizpiri, “lo que es una burbuja es un cierto clima de opinión que se está intentando generar”.. Tecnología en duda. Pero expertos como el ingeniero Marcos Rupérez, colaborador de OBS Business School, ven al hidrógeno como una navaja multiusos “que sirve para muchísimas funciones y es muy versátil, pero en muchas ocasiones existen herramientas específicas que realizan mejor cada una de sus funciones”. La consecuencia: “No acabamos de ver caminar la economía del hidrógeno”. “El hidrógeno electrolítico”, ha escrito Rupérez, “está queriendo correr antes de andar, pasando de instalaciones inferiores a megavatios, con experiencias de pocos años, a inversiones multimegavatio con operaciones de 20 años, y eso tiene un riesgo que alguien tiene que asumir”.. Cal y arena. Gonzalo Escribano e Ignacio Urbasos (Real Instituto Elcano) detectaron en 2023 una tendencia que se mantiene. “Existe”, describieron, “un creciente optimismo sobre el papel del hidrógeno en la reindustrialización de regiones en declive económico y demográfico tras varias décadas de pérdida de competitividad debida en parte a los altos costes energéticos”. En España, el empuje “privado” en la producción de hidrógeno viene de las compañías eléctricas y del sector del refino —Repsol, Moeve—; un modelo “cooperativo”, apuntan. Los precios del gas y el fin de la gratuidad de los derechos de emisiones en la UE en 2034 alientan las inversiones. Moeve anunció en enero que comenzará la construcción del Valle Andaluz de Hidrógeno en Huelva (2 GW) y Repsol dijo en febrero que decidirá este año sobre la construcción de tres electrolizadores —las máquinas que rompen las moléculas de agua para separar el hidrógeno— en sus refinerías de Tarragona (150 MW), Cartagena (100 MW) y Bilbao (100 MW).. Enagás ha preparado el terreno de su gran apuesta. Ha limpiado el balance —venta del 30% de la estadounidense Tallgrass por 1.018 millones de euros, con minusvalías de 363,7 millones— y ha tapado grietas por su participación en el Gasoducto Sur Peruano, paralizado en 2017. Ha recuperado, laudo mediante, unos 176 millones de un total de 505, con minusvalías de 245,7 millones. Con la entrada en caja, ha reducido la deuda en 1.000 millones para situarla en 2.404 millones. Sacar brillo a las cuentas tiñó de rojo los resultados de 2024; se anotó pérdidas contables de 299 millones, pero, según la empresa, prepara el terreno para el gran salto inversor hasta 2030 sin perder atractivo en Bolsa.. Enagás es, junto a empresas como Repsol, Redeia o Endesa, una de las grandes pagadoras de dividendos del Ibex 35. Quiere seguir siéndolo. En buena parte, es algo que depende de la regulación: la retribución de las redes de gas para el próximo periodo regulatorio 2026-2030 que la nueva CNE debería publicar en los próximos meses. Enagás reclama una retribución “en línea con la evolución económica”, en torno al 6,5% frente al actual 5,44%. Además, espera recibir una retribución por la inversión en hidrógeno sin esperar a 2030. Confía en que en 2027 ya estén establecidos los parámetros de retribución. “[En Enagás] Mantienen sin cambios la política de dividendos de cara a 2026 en un euro por acción”, recoge el análisis de Renta 4. “Si se cumplen las hipótesis regulatorias que asumen en sus predicciones”, añade, “el crecimiento de los flujos de caja daría margen para mantener esta política para 2030, si bien la compañía no se ha comprometido a que sea así por la falta de visibilidad regulatoria actual”. Es un punto caliente. Lo aborda también Bankinter. “Es posible que se puedan producir recortes en dividendo en el futuro para acomodar inversiones en hidrógeno y mantener la deuda bajo control. De producirse estos recortes, la rentabilidad seguiría siendo atractiva, por encima del 6%”, detalla.. La apuesta de Enagás es fuerte, pero sus gestores creen que pisan terreno firme. Creen que el uso de las infraestructuras de gas natural seguirá siendo imprescindible para atender la demanda. Y también que es posible desarrollar en paralelo una red específica para el hidrógeno ya que gas e hidrógeno no pueden utilizar el mismo tubo. Habrá una coincidencia de trazados con gasoductos e hidroductos separados, pero por la misma ruta, evitando procesos administrativos adicionales, dice la empresa. ¿Demasiado optimismo? Quizá. Pero para algo teorizó Ansoff.