El gobierno del presidente Donald Trump está evaluando la posibilidad de permitir que socios importantes de PDVSA, la empresa estatal de petróleo de Venezuela, como la estadounidense Chevron, puedan operar con ciertas restricciones en el país, según informaron fuentes relacionadas con las conversaciones a la agencia Bloomberg. El diario financiero The Wall Street Journal fue el primero en informar sobre esto.
El Departamento de Estado busca impedir que el gobierno de Maduro obtenga ventajas de la comercialización del petróleo.
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El gobierno del presidente Donald Trump está evaluando la posibilidad de permitir que socios importantes de PDVSA, la empresa estatal de petróleo de Venezuela, como la estadounidense Chevron, puedan operar con ciertas restricciones en el país, según informaron fuentes relacionadas con las conversaciones a la agencia Bloomberg. La información fue publicada por el diario económico The Wall Street Journal. La posible concesión de permisos a Chevron y posiblemente también a socios europeos de PDVSA representaría un cambio significativo en la estrategia de presión de Estados Unidos hacia Caracas que se implementó a principios de año con la nueva Administración republicana. Un alto funcionario del Departamento de Estado declaró que no se pueden comentar sobre permisos específicos para uno o más socios de PDVSA, pero enfatizó que Estados Unidos no permitirá que el gobierno del presidente Nicolás Maduro se beneficie de la venta de petróleo. Según dos fuentes, Estados Unidos podría autorizar a las compañías energéticas a pagar a los contratistas de yacimientos petrolíferos para llevar a cabo las importaciones necesarias que aseguren el funcionamiento continuo del negocio. Bill Turenne, portavoz de Chevron, afirmó en un comunicado que la empresa opera en todo el mundo de acuerdo con las leyes y regulaciones pertinentes, así como con las sanciones impuestas por el gobierno de EE.UU., incluso en Venezuela. A principios de este año, Washington revocó la licencia de Chevron para extraer petróleo en Venezuela como parte de las presiones de la Administración republicana sobre el régimen de Maduro. La resolución de interrumpir las actividades de la empresa fue apoyada por los miembros más beligerantes de la Administración Trump, incluyendo al secretario de Estado, Marco Rubio, notablemente crítico con el gobierno de Caracas. La discusión sobre la entrega de permisos de operación sigue a un intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Venezuela que tuvo lugar la semana pasada y que ha generado controversia debido a la liberación de un criminal estadounidense, condenado por el asesinato de tres personas en una oficina de abogados en Madrid. Washington ha respaldado su repatriación desde Venezuela. En febrero, Trump informó sobre la anulación de varias licencias en el país sudamericano, incluyendo la de Chevron, y fijó como plazo para cesar todas las operaciones hasta finales de mayo. Según dos fuentes, el Departamento de Estado, que en mayo impidió una iniciativa del enviado presidencial Richard Grenell para ampliar las licencias, es quien está estableciendo las condiciones para una posible apertura, con el objetivo de evitar que dinero llegue a las arcas de Maduro. Sin embargo, el secretario de Estado aún tiene la opción de desechar esta posibilidad en el último minuto o ajustar el alcance de los nuevos permisos. La aprobación permitiría a la gran empresa energética estadounidense, con sede en Houston, reiniciar la producción en sus instalaciones en Venezuela. Asimismo, ayudaría a infundir millones de dólares en la economía empobrecida de Venezuela. La licencia de Chevron para operar en el país se ha transformado en un importante instrumento de negociación entre Caracas y Washington, con diferentes enfoques dentro de la Administración estadounidense. Rubio ha apoyado la presión intensa, mientras que Grenell ha preferido una relación más basada en transacciones. Este jueves, los futuros del petróleo han disminuido algunas de sus ganancias previas tras esta noticia, lo que sugiere que podrían llegar más suministros a un mercado que ya está lidiando con el riesgo de sobreabastecimiento.