Los mal llamados aranceles recíprocos del 20% impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la Unión Europea (UE) entran en vigor oficialmente este miércoles. Se trata del tercer golpe que asesta Washington en mes y medio sobre Bruselas —las otras dos decisiones previas son el gravamen del 25% para el acero y el aluminio, y otra tasa idéntica para todos los coches y sus componentes fabricados fuera de territorio estadounidense—. Las medidas proteccionistas amenazan con mutilar una de las mayores relaciones comerciales de la economía mundial y obliga a recalibrar los vínculos con otros socios, entre ellos China.. Seguir leyendo
El nuevo impuesto comercial del 20% ya está vigente, pero su efecto sobre los españoles dependerá de la respuesta de Bruselas en los próximos días
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Los mal llamados aranceles recíprocos del 20% impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la Unión Europea (UE) entran en vigor oficialmente este miércoles. Se trata del tercer golpe que asesta Washington en mes y medio sobre Bruselas —las otras dos decisiones previas son el gravamen del 25% para el acero y el aluminio, y otra tasa idéntica para todos los coches y sus componentes fabricados fuera de territorio estadounidense—. Las medidas proteccionistas amenazan con mutilar una de las mayores relaciones comerciales de la economía mundial y obliga a recalibrar los vínculos con otros socios, entre ellos China.. A espera de que Bruselas concrete sus contramedidas, se estima que el golpe impositivo afecte al 70% de las exportaciones comunitarias a EE UU. ING ve probable que los volúmenes destinados a ese país desde Europa disminuyan alrededor de un 15%, afectando especialmente a Alemania, Irlanda e Italia. Más allá del impacto macroeconómico, sobrevuela la inminente posibilidad de que la Comisión Europea tome represalias, lo que encarecería los productos estadounidenses para los consumidores del Viejo Continente. Esto todavía no ocurre y los analistas coinciden en que todo dependerá de lo que decidan las autoridades en los próximos días.. Lo cierto es que los vaivenes e improvisaciones constantes de Trump en política comercial han generado caos en las bolsas mundiales; desorientado a las empresas, que no saben a qué atenerse; y tensionado las relaciones diplomáticas. También han confundido a los consumidores europeos, que no entienden cómo les van a afectar las medidas ni cuándo podrían verse repercutidos. Por eso, este artículo busca esclarecer algunas de las principales incertidumbres que enfrentan los hogares españoles ante la escalada comercial.. ¿Qué pasará a partir de hoy?. El primer efecto del arancel es una caída en las ventas de productos europeos a Estados Unidos y un encarecimiento de estos insumos en ese país. Las estimaciones de ING apuntan a que los consumidores afrontarán un aumento de costes de aproximadamente el 2,5% del gasto familiar. Esto no implica en ningún caso un aumento de precios en Europa ni en España. Este escenario solo se contempla en caso de que Bruselas no logre un acuerdo en el corto-medio plazo con Washington y termine desplegando contramedidas.. Por el momento, explica Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano, en Estados Unidos “aumentarán considerablemente los costes de las materias primas y la producción”. Eso podría repercutir en el medio plazo en un encarecimiento de los productos norteamericanos, que se venderían a mayor precio en Europa. Sin embargo, añade, lo más lógico es que las empresas absorban una parte de esa subida para evitar una pérdida de competitividad y que los consumidores de la UE sustituyan sus productos por los de otros países, sobre todo de los asiáticos.. Empleados en una fábrica de Foxconn, en Zhengzhou (China). VCG (VCG via Getty Images). Incluso en un futuro, si la guerra arancelaria va a más, es muy posible que el repunte de precios se dé en productos muy concretos. Así lo considera Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners. “Todo dependerá de la cadena de suministro. Por ejemplo, en el caso del iPhone, ese móvil se está produciendo en China. Por tanto, puedes enviarlo a Europa sin que pase por Estados Unidos, con lo cual quedaría exento del gravamen”.. ¿Se van a encarecer los pañuelos Kleenex y los pantalones Levi’s?. De momento, no, dado que los aranceles son por ahora unilaterales. Sin embargo, las nuevas tarifas anunciadas por Washington colocan a las empresas europeas en una situación de vulnerabilidad frente a sus competidores estadounidenses. En este contexto, los hogares europeos quedan de momento al margen de los sobrecostes, pero no necesariamente de las consecuencias: una escalada prolongada, con réplica por parte de Bruselas, podría traducirse, según Feás, en distorsiones en la cadena de suministro. También podría haber una reducción de la oferta o cambios en las decisiones de inversión de multinacionales que afecten más adelante al acceso y precio de ciertos bienes, por lo que no se descarta en el largo plazo un repunte en los icónicos vaqueros.. ¿Conviene mientras tanto hacer acopio de Coca-Cola y Colgate?. “En mi opinión, no”, señala Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas. “Aún no sabemos a qué bienes y servicios se aplicarán los aranceles que ponga en marcha Bruselas, por lo que no es momento de tomar decisiones de ese tipo”. Además, en muchos casos, aunque exista una tasa, los europeos tendrán la posibilidad de consumir productos que compitan con los estadounidenses, lo que mitigaría el impacto final sobre el coste de la cesta de la compra. En la misma línea insiste Feás: “Ellos quizá se hayan visto obligados a hacer acopio, pero nosotros lo único que vamos a sufrir es una parte del incremento de costes que se trasladará al precio final”. De la Torre, por su parte, recuerda que siempre que se despliegan este tipo de medidas hay un desplazamiento de la demanda por bienes sustitutivos, aunque “el efecto es más evidente en bienes que en servicios porque estos presentan una menor elasticidad en la demanda”.. ¿Y los productos y servicios tecnológicos?. Los expertos recuerdan que el impacto sí podría trasladarse inmediatamente al consumidor en el caso de servicios como el streaming, el almacenamiento en la nube o las compras por internet. En estos casos, al no haber intermediarios, explica Torres, el sobrecoste llegaría con rapidez al consumidor. Sin embargo, Feás matiza que “no tenemos por qué sufrir incrementos en el coste de todos los servicios de Estados Unidos”, ya que algunos, como Netflix, se prestan desde Irlanda. Pero otros, como los financieros y tecnológicos, podrían verse salpicados por el instrumento anticorrupción de la Unión Europea. “Yo espero que no nos lancemos de forma alegre a impedir las importaciones de servicios, porque somos muchísimo más dependientes que de los bienes”.. ¿Es conveniente cambiar hábitos de consumo?. A pesar de la incertidumbre, los expertos consultados dejan claro que no es aconsejable cambiar los hábitos de compra. Por un lado, confían en la ventana de negociación que está abriendo la Unión Europea para intentar mitigar los efectos de la guerra comercial. Por otro, prevén que las empresas estadounidenses redoblen la presión sobre su presidente para minorar las tasas, lo que debería dar lugar a conversaciones con el resto de bloques para suavizar las consecuencias.. ¿Tienen margen los hogares españoles para librar esta guerra?. Sí. Desde CaixaBank Research recuerdan que la tasa de ahorro de los hogares españoles aumentó en 2024, favorecida por el fuerte avance de la renta disponible: creció hasta el 13,6% de la renta bruta disponible, muy por encima del promedio histórico del 8,6% que se registró entre el 2000 y 2019. “Hablamos de 139.900 millones de euros de ahorro bruto, 86.000 millones más que en el promedio de 2015-2019. Si lo miramos por hogar, el ahorro ha pasado de 5.800 euros por hogar en 2023 a más de 7.000 en 2024″, detallan. Además. el aumento del ahorro se situó el año pasado por encima de la inflación media anual (2,8%) y del crecimiento en el número de hogares (0,7% según la EPA), permitiendo una recuperación del poder adquisitivo. Y de cara a este año, se espera que el crecimiento de la tasa siga siendo dinámico, gracias a la fortaleza que está exhibiendo el mercado laboral.. ¿Va a subir la inflación en España?. El impacto de la guerra comercial sobre la inflación en España dependerá fundamentalmente de lo que haga la Comisión Europea, es decir, de las medidas de represalia que anuncie y ponga en marcha en los próximos días. De momento las medidas “son desconocidas, por lo que no se puede anticipar ni cuantificar el efecto”, explica Torres. En caso de que la Unión Europea se decantara por estas fórmulas, el impacto sería previsiblemente inflacionario. Es decir, el precio final que paga el consumidor por los bienes y servicios que consume aumentarían en una proporción similar al arancel aplicado.. El efecto directo sería más o menos de medio punto porcentual, detalla Ignacio de la Torre. Por el momento no hay riesgo de espiral inflacionario, especialmente si se mantienen las actuales tasas arancelarias. El analista insiste además en que el impacto no se transfiere de forma íntegra al consumidor. “En Estados Unidos, por ejemplo, se ha observado que aproximadamente el 60% del coste del arancel acaba repercutiendo en el precio final, mientras que el resto lo absorben los márgenes de los importadores o exportadores. Además, muchos de los bienes afectados son productos intermedios, como el aluminio, por lo que el efecto no siempre se traduce en aumentos de precio inmediatos al consumidor final”. En una visión global, ING insiste en que el choque, aunque negativo, “es mucho menor que el de la Covid-19 y el aumento de los precios de la energía debido a la guerra de Ucrania”.. ¿Qué productos pueden ser los más golpeados por unos aranceles europeos?. Los analistas de CaixaBank Research insisten en que a falta del anuncio oficial y sin tener en cuenta la mano que ha tendido la UE para iniciar las negociaciones, una primera aproximación tentativa de algunos de los productos que se verían afectados por una respuesta arancelaria de Bruselas serían aquellos para los que en 2018 y 2020 se diseñó una subida impositiva en respuesta a la política comercial de los EE UU en relación con el acero y el aluminio. Por el momento, en una lista preliminar dada a conocer esta semana, la Comisión propuso aranceles del 25% sobre una amplia gama de productos estadounidenses que incluía diamantes, huevos, hilo dental, aves de corral, almendras y soja. En la proposición, que no ha sido aprobada todavía, se excluyen productos sensibles como el bourbon, el vino y los lácteos, cuya inclusión había generado preocupación en países como Francia e Italia.. La instalación y terminal de almacenamiento de petróleo y gas natural de Wilhelmshaven (Alemania), principal terminal para las importaciones de gas natural de Estados Unidos. Sean Gallup (Getty Images). Si la UE decide finalmente imponer nuevos aranceles, los artículos más afectados serían aquellos que llegan directamente desde Estados Unidos, sin pasar por una cadena de suministro compleja. Por ejemplo, ilustra Torres, el gas licuado importado, “lo cual sería una medida bastante contraproducente”, o la carne de pollo. En estos casos, añade, el encarecimiento sería inmediato y se notaría rápidamente en la factura del consumidor. En cambio, si se aplicaran aranceles a la importación de bienes de equipo, el golpe no sería inminente. “Afectaría a las empresas que los utilizan para producir, y el encarecimiento se trasladaría más adelante al producto final”. Por ejemplo, si se grava la maquinaria estadounidense utilizada para fabricar otros bienes, estos productos se encarecerían, pero ese efecto se notaría con cierto retraso.. ¿Puede desplazarse la demanda a productos asiáticos y europeos?. Es posible, pero los expertos selañan dos factores a contemplar. Por un lado, el impacto estará condicionado por la intensidad con la que los aranceles se trasladen a los precios pagados por los consumidores y empresas europeas, siendo máxima si los exportadores estadounidenses no modifican sus precios de venta y amplificada si la divisa estadounidense se aprecia respecto a la divisa del país dónde esté ubicado el comprador (ya sean euros, coronas danesas o forintos húngaros). Por otro lado, el efecto dependerá de la reacción del comprador a un incremento del precio, que estará condicionado por la capacidad financiera de consumidores y empresas europeas de absorber encarecimientos, así como de la posibilidad de encontrar mercados alternativos de aprovisionamiento a los de Estados Unidos a un precio entre el previo y el posterior al aumento del arancel, ya sean de origen europeo o de otras regiones del mundo.