“Yo creo que hoy los padres están, más que ocupados, preocupados por los riesgos de los hijos. Pero hay que saber cuáles son los peligros reales, porque no se puede transmitir a los niños miedos de pederastas, de que cualquier persona que se te acerque es un riesgo, porque eso genera una inseguridad terrible. Lo que los niños necesitan es amor y seguridad”. Con estas palabras comienza el psicólogo Javier Urra una entrevista en la que se tratarán muchos de los retos a los que se enfrentan quienes ejercen la paternidad hoy en día. Desafíos recogidos en Hijos: prevención de riesgos (editorial Desclée De Brouwer, 2024) con el objetivo de ofrecer a las familias la mejor manera de tratarlos: por medio de la prevención.. Seguir leyendo
El especialista acaba de publicar ‘Hijos: prevención de riesgos’, una guía práctica sobre cómo prevenir y abordar de la mejor manera posible los riesgos que amenazan la educación de niños y adolescentes
Feed MRSS-S Noticias
“Yo creo que hoy los padres están, más que ocupados, preocupados por los riesgos de los hijos. Pero hay que saber cuáles son los peligros reales, porque no se puede transmitir a los niños miedos de pederastas, de que cualquier persona que se te acerque es un riesgo, porque eso genera una inseguridad terrible. Lo que los niños necesitan es amor y seguridad”. Con estas palabras comienza el psicólogo Javier Urra una entrevista en la que se tratarán muchos de los retos a los que se enfrentan quienes ejercen la paternidad hoy en día. Desafíos recogidos en Hijos: prevención de riesgos (editorial Desclée De Brouwer, 2024) con el objetivo de ofrecer a las familias la mejor manera de tratarlos: por medio de la prevención.. Se trata, afirma Urra, de acompañar a los hijos en todo su desarrollo, amparándoles sin caer en la sobreprotección y poniendo los límites que sean necesarios para protegerles de situaciones que van desde el acoso escolar a la exposición a las redes, la inclusión o exclusión social, la soledad, la ansiedad e incluso la depresión. “Los padres tienen que acordar cuáles son sus criterios, a qué tipo de colegio le van a llevar, qué clase de actividades van a realizar… Y tienen que sacar tiempo para disfrutar de sus hijos, porque no se trata de “hacer esa labor”: educar a un niño no es sacar unas oposiciones, es disfrutar y decir: “Oye, llegan las Navidades y hay que estar con los hijos, con los nietos, con los padres. Y hay que dar ejemplo, porque los niños se educan primordialmente por lo que ven”.. Pregunta. ¿Cuáles son los principales riesgos a los que se enfrentan niños y jóvenes?. Respuesta. En primer lugar, la soledad, que el niño se sienta solo. El peligro de las pantallas, por ejemplo, no está tanto en las mismas pantallas, sino en que, si el niño no tiene amigos, es posible que el fin de semana se empantalle y acabe por generar un personaje que coincide poco con él mismo. Me preocupan los niños que se sienten excluidos del grupo, y también los que sufren de depresión, que afecta a alrededor de un 15 % de los menores en España.. Lo que pasa es que la depresión en niños y adolescentes cursa de una forma diferente a la de los adultos. En estos, la depresión se traduce en nostalgia, falta de aseo, de ilusión para salir… mientras que, en los adolescentes, se manifiesta como oposicionista, un “estar contra todo y contra todos”, pero que en realidad esconde un diagnóstico de depresión encubierta y muchas veces cronificada. Y, por supuesto, me preocupan mucho los niños que se autolesionan, porque al hacerlo, al cortarse un poco la piel con un cúter o quemarse las plantas de los pies, demuestra que no tiene capacidad para manejar sus emociones, y que cuando sufre, prefiere generar dolor para pasar del sufrimiento emocional al físico. Es un síntoma muy preocupante.. Y me preocupa, como no, el problema de las adicciones, porque el ser humano tiende a ser adicto: al trabajo, al sexo, la vigorexia, las pantallas o la ludopatía. La covid nos ha golpeado mucho con ese tema, y en la Fiscalía [Urra es psicólogo de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los juzgados de menores de Madrid] vemos muchos casos de padres que van al banco a sacar dinero y no lo tienen, porque el hijo se ha convertido en ludópata, pierde dinero y, como no sabe cómo devolverlo, sigue ese curso.. P. ¿Qué peligros se esconden en la red?. R. Hay que empezar por recordar que eso de que los chicos de ahora son “nativos digitales” no es verdad, porque no te creas que se manejan tan bien. Una de las principales amenazas sucede cuando tú hijo o hija tiene 12 o 15 años y entra en contacto con un tipo que es mayor pero que se hace pasar por menor, con el objetivo último de que le mande fotografías desnuda, chantajearla y quién sabe si para quedar un día y tener relaciones sexuales abusivas. Pero en la Fiscalía vemos también casos de parejas que se mandan fotos íntimas y que luego, cuando esa pareja se rompe, cuelga esa foto en internet para que todos la vean. Y eso es un daño a la dignidad, a la intimidad y al honor.. Luego están las páginas proanorexia: hay que estar muy atentos respecto a esa niña que come, pero que inmediatamente se va al cuarto de baño; que muchas veces tiene halitosis, un olor de que se ha provocado el vómito y que se encuentra en un cuerpo que percibe como muy grande, pero que realmente está muy delgada.. Otro problema es el de los menores que, desde los 11 o 12 años, consumen un tipo de pornografía violenta, dura y machista, porque al final pueden llegar a confundir lo que es amar con querer, lo que es amar con poseer, y olvidarse de lo que es una sexualidad sana y correcta, lo que es la ternura y el cariño y lo que quiere la otra persona. Y me preocupan también los chicos que no se sienten integrados y que acaban formando parte de bandas que antes eran latinas, pero que ahora incluyen menores europeos y nacidos en España; porque ellos tienen un mundo aparte donde se genera mucha violencia y machismo.. P. Un aspecto del que se habla mucho es la edad de exposición a las pantallas. ¿Cuál es la forma correcta de abordarlo?. R. Entre los cero y los seis años hay que ser muy supervisores, por una cuestión neurológica, emocional y cognitiva, para que los niños fijen la atención. No es lo mismo escribir a mano que en el ordenador, ni estar frente a una pantalla que mirar a lo lejos y jugar con un balón o con un aro. En esta edad hay que ser muy limitativos para que la exposición a las pantallas sea mínima. A mí me parece muy bien que el Gobierno diga “hasta aquí hemos llegado, y hay que legislar”.. Mar España, la directora de la Agencia Española de Protección de Datos, cree que el corte de edad para internet está en los 16 años, aunque yo quizá sería menos atrevido, y a lo mejor lo pondría en 14. Me parece que, en esta sociedad, es muy difícil que un chaval de 14 o de 16 no se conecte, y a mí me gusta que las normas que pongamos se puedan cumplir. Fíjate que, en Silicon Valley, todos los padres que han inventado estas historias no permiten que sus hijos tengan un smartphone antes de los 12. ¿Te preguntas por qué? Pues porque es un sistema parecido al de una máquina tragaperras, genera adicción y hace que los chicos duerman poco: “¿Y si recibo un WhatsApp a la una de la mañana y no contesto?” Pues no pasará nada, pueden contestar al día siguiente.. P. ¿Qué importancia tiene el establecer límites a la hora de educar?. R. Los padres tienen que ser adultos y asumir el cariño y el esfuerzo, pero también que a veces hay que decir que no: el límite es este, porque tienes 12 años y no me parece aceptable que vengas a la una de la mañana. ¿Que otros niños sí pueden? De acuerdo, pero en esta familia no. Y además me vas a decir con quién vas, porque quiero conocer a tus amigos y a sus padres. Es decir, educar no es informar, es formar para tener capacidad. Por lo tanto, vamos a marcar unas normas y que estas se cumplan. Y hace falta apoyar la labor de las escuelas, no generar grupos de WhatsApp para poner a parir a un profesor: si creemos que un docente no funciona, entonces habrá que hablar con el orientador, el director del centro o incluso el inspector educativo.. Aquí hay un tema que es esencial. Antonio Dámaso, un neurólogo portugués, nos ha enseñado que los lóbulos frontales se desarrollan a los 21 años. Es ahí donde nace la empatía y las neuronas espejo, la capacidad de ponerse en el lugar del otro… Por lo tanto, todo esto es un proceso formativo, de autonomía y respeto, de ganar algo de moral y ética y ser capaz de ponerse en el lugar del otro. Lo importante es que los padres eduquen en el “tú”; no se puede estar siempre sobreprotegiendo al niño.. P. ¿Podemos elegir a los amigos de nuestros hijos?. R. Yo diría que sí. Si tú, a los ocho años, lo mandas a campamentos, hará amigos en la naturaleza. Será scout o de otro grupo y estará en contacto con la naturaleza, y sabrá lo que es compartir la cantimplora o la linterna; mirará a las estrellas y se hará preguntas. Si tú lo metes en teatro, pues sabrá lo que es ponerse en una posición o en otra. Es decir, que nosotros educamos antes de que el chaval tenga 16 años; esa etapa es importantísima. Luego ya irá ganando en autonomía y llegará el día en que cumpla 18 y se dará cuenta de que se parece a sus padres más de lo que cree, como nos ha pasado a los más mayores.. P. ¿Qué tipo de herramientas de inteligencia emocional es necesario que desarrollen los jóvenes, y cómo favorecer su adquisición desde la familia?. R. Para empezar, es importante que el niño aprenda que lo importante no es él, sino los demás, porque uno se ve en los ojos de los otros. Yo soy uno de los patronos que pusimos en marcha la Fundación Pequeño Deseo, y aquí en Madrid, con nueve años, puedes organizar una visita al hospital del Niño Jesús y que tu hijo vea a niños muy enfermos, con cáncer y otros problemas. Que vaya a dar besos a su abuela con alzhéimer; que vaya a un campamento para que sepa que, cuando llueve, te mojas, y que cuando caminas muchos kilómetros, te salen llagas en los pies. La vida, la realidad, el valor de la empatía. Esto es muy importante, porque la inteligencia emocional pasa por el sentimiento, por la emoción.. P. ¿Cómo pueden las familias detectar que hay una situación grave que requiere de una atención e intervención inmediata?. R. Lo primero es conocer al niño desde el primer momento. Saber si es extrovertido o no; si es optimista o no; si es alegre o no; si tiene muchos o pocos amigos. A mí me preocupan mucho los niños retraídos, aquellos de los que los padres te dicen: “Está en una esquina de su habitación, solo, no sé lo que piensa…”. No saber lo que tu hijo piensa es preocupante; como lo es que un adolescente puede transmitirte que la vida no merece la pena y que cualquier día no sabrás más de él o ella.. Eso es una premonición de algo que se está previendo y, por lo tanto, es realmente peligroso. El que no tiene expectativa, y hoy la sociedad le quita las expectativas a los jóvenes: vais a vivir peor que la generación anterior; no vais a conseguir comprar un piso en la vida, y alquilarlo a duras penas; tampoco vais a estar muchos años en una empresa, porque los trabajos fluyen mucho… Todo eso hace que el joven sea presentista, que viva el aquí y el ahora, no más.. P. ¿Qué puedes hacer, como padre o madre, si te das cuenta de que tu hijo tiene problemas con el alcohol o las drogas?. R. Lo primero que hay que hacer es abordarlo, de frente. Segundo, apoyarte en la familia, y decirles: “Tenemos un problema con nuestro hijo, para que lo sepáis, y vamos a tratarlo”. Tercero, acudir inmediatamente a los servicios sociales o a la consulta de un profesional. Y, si la situación te desborda totalmente, porque se ha metido en una banda o por lo que sea, acudir a la Fiscalía, porque esta, además de perseguir los delitos o faltas, tiene la competencia de proteger al menor cuando los padres se ven incapaces de abordar el problema, porque no se levanta por la mañana para ir al colegio, porque se pasa todo el día emporrado o porque incluso exhibe conductas violentas.. P. En el libro mencionas que el miedo más grande de un adolescente es no encajar. ¿Cómo puede contrarrestarse la presión del grupo?. R. Bueno, aquí hay dos temas. En primer lugar, que los adolescentes se dejan llevar por sus iguales; necesitan que les apoyen y sentirse queridos y reconocidos por ellos, si bien, al final, lo que siempre les transmite cariño, seguridad y futuro son los padres, que estarán ahí para ellos siempre que falle algo. Mi truco para los padres es recomendarles que su hijo tenga dos o tres grupos con distintos ambientes según sus intereses: por ejemplo, un grupo es el del colegio; otro, el del deporte que practiquen; y otro el de alguna otra actividad de ocio, como música, pintura o teatro.. De esta manera, en caso de que se produzca alguna situación de riesgo como el acoso o ciberacoso escolar; por conflictos relacionados con su identidad sexual; o porque es distinto o superlativamente inteligente, y que el grupo lo desplace, porque es débil o porque no tiene capacidad para generar relaciones de apoyo, siempre tendrás otro grupo con el que defenderte.. Formaciones recomendadas. Máster de formación permanente en orientación educativa familiar. Máster Online en Animación e Intervención Socioeducativa. Máster en coaching familiar