Los bancos han tomado nota. Tras años en los que los tipos cero erosionaron las cuentas del sector, la subida acelerada de las tasas para frenar la inflación supuso un alivio inesperado. Con el dinero más caro, las entidades mejoraron ingresos, rentabilidad y unas cotizaciones que llevaban tiempo deprimidas. Tres ejercicios después, la política monetaria ha entrado en una fase de moderación: los tipos se sitúan en el 2%, unos 250 puntos básicos por debajo del nivel de hace 15 meses.. Seguir leyendo
El sector recurre a la renta fija para blindar ingresos en un entorno de tipos a la baja. Los inversores extranjeros compran cerca de 50.000 millones en bonos hasta mayo
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Los bancos han tomado nota. Tras años en los que los tipos cero erosionaron las cuentas del sector, la subida acelerada de las tasas para frenar la inflación supuso un alivio inesperado. Con el dinero más caro, las entidades mejoraron ingresos, rentabilidad y unas cotizaciones que llevaban tiempo deprimidas. Tres ejercicios después, la política monetaria ha entrado en una fase de moderación: los tipos se sitúan en el 2%, unos 250 puntos básicos por debajo del nivel de hace 15 meses.. Con un entorno de tipos más suave, es previsible que el margen de intereses —la diferencia entre lo que la banca gana por prestar y lo que paga por los depósitos— empiece a resentirse. El ajuste ya empieza a notarse: en los seis primeros meses del año esta partida bajó un 5,1% en Bankinter y un 2,7% en Sabadell. Para compensar estos descensos, las entidades han activado nuevas estrategias para compensarlo y sostener los ingresos por otras vías. Además de elevar las comisiones y dinamizar la concesión de crédito, la gestión de la cartera de deuda se ha convertido en una herramienta clave.. A medida que las rentabilidades de los bonos se alejaban de los mínimos, los bancos han acelerado las compras de deuda pública. Según datos del Tesoro, a cierre de abril —último mes con cifras disponibles— las entidades nacionales acumulaban títulos por valor de 206.493 millones, lo que supone 26.646 millones más que un año antes y el nivel más alto desde 2014, cuando las tenencias de deuda por parte de las entidades marcaron máximos desde que hay registros al alcanzar los 224.455 millones. Todo apunta a que esta apuesta seguirá marcando la estrategia en un entorno de tipos más bajos.. “En momentos de bajadas de tipos, las tenencias de deuda tienden a aumentar porque se utilizan como cobertura para el margen de intereses. Lo que suele ocurrir, es que al incrementar la tenencia de deuda repunte la contribución de la cartera de renta fija al margen de intereses”, explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4.. Las diferencias con la década pasada son notables. Hace 11 años, cuando la crisis de deuda de la zona euro derivó en el rescate de Italia, Portugal e Irlanda y del sector bancario español, las entidades acudieron al auxilio del Tesoro para cubrir sus necesidades de financiación. Ahora, las compras de deuda soberana no responden a la falta de demanda —las tres últimas emisiones sindicadas recibieron peticiones por 374.000 millones, 10,5 veces que lo ofertado—, sino a la necesidad de construir un colchón para capear la rebaja de tipos.. Invertir en deuda pública permite a la banca reducir su sensibilidad a las tasas y genera la posibilidad de aflorar plusvalías. Además de los ingresos obtenidos con los cupones, las entidades se benefician de la revalorización de sus carteras: a medida que los rendimientos caen, los bonos ganan valor en mercado, lo que permite anotar ganancias si se venden. “La venta de deuda para generar ROF (resultado de operaciones financieras) se ha utilizado para compensar la debilidad en margen de intereses y comisiones”, apunta Álvarez.. A pesar del aumento sostenido de la exposición a deuda pública española, los analistas coinciden: el riesgo soberano-financiero ya no está en juego. La banca no sufre presión para salvar las emisiones del Tesoro. Prueba de ello es la fuerte presencia extranjera, que ha cubierto más del 85% de la demanda en operaciones sindicadas efectuadas hasta la fecha. A cierre de abril, los no residentes se reafirman como los principales tenedores de la deuda española con 657.506 millones en su poder, el 46% del total. Solo en los cuatro primeros meses de 2025 compraron 48.119 millones, adquisiciones que alcanzan los 84.404 millones en los últimos 12 meses.. Cubriendo el hueco del BCE. El apetito de los inversores extranjeros y las compras de la banca compensan la retirada del BCE y la menor demanda minorista de letras. Tras dejar de reinvertir en 2023 los vencimientos del APP —el primer plan de compra de activos puesto en marcha en 2015—, el año pasado la reducción del balance del banco central alcanzó velocidad de crucero. A finales de 2024 la institución europea dejó de reinvertir la deuda que vencía del programa de compra de activos puestos en marcha tras el estallido de la pandemia (PEPP). Desde los máximos de 413.574 millones a cierre de 2022, la deuda en manos del BCE (vía Banco de España) se ha reducido en 55.179 millones, hasta 358.395 millones. Aun así, sigue siendo el segundo mayor tenedor, con cerca del 25%.. A medida que las rentabilidades de las letras se han ido alejando de la barrera del 4% que llegaron a rozar a finales de 2023, los inversores particulares han ido saliendo mercado. Aunque muchos siguen viendo en la deuda a muy corto plazo una fórmula segura para rentabilizar ahorros, hace meses que las letras dejaron de batir a la inflación. Esto ha frenado la entrada de dinero nuevo. Según datos del Banco de España, a cierre de mayo los particulares tenían en su poder letras por valor de 21.980 millones, a gran distancia de los 27.446 millones registrados hace 12 meses.. La confianza en la economía española también se refleja en el mercado secundario. En un ejercicio marcado por el aumento previsto de emisiones para financiar el gasto en defensa y los desequilibrios fiscales en grandes economías como EE UU, Francia o Reino Unido, la deuda española ha resistido mejor la presión. El rendimiento del bono a 10 años ronda el 3,27%, ligeramente por encima del 3,06% de comienzos de años. Por su parte, la deuda alemana cotiza en el entorno del 2,68%, frente al 2,37% del pasado 31 de diciembre. La mayor resistencia de la deuda española ha contribuido a que la prima de riesgo baje de los 60 puntos básicos.. Las buenas perspectivas de la economía española permiten al Tesoro mantener su estrategia de dar prioridad a la emisión de deuda a largo plazo. Una apuesta que contrasta con la de países como Japón o Reino Unido, que han reducido las colocaciones de mayores vencimientos ante la retirada de grandes inversores institucionales como las aseguradoras de vida. En el caso español, las menores necesidades de refinanciación han amortiguado el impacto de la fuerte subida de tipos. A cierre de junio, el coste medio de la cartera de deuda se situaba cerca del 3%, frente al 1,642% registrado en 2021, un año antes de que el BCE pusiera fin a la era de los tipos cero.