En el nuevo tablero geoestratégico, la Unión Europea se enfrenta a desafíos que superan con creces la capacidad de respuesta de los Estados que la forman. La guerra en Ucrania, el giro aislacionista de Estados Unidos, el auge de otros bloques y la proliferación de riesgos globales —desde el cambio climático hasta las amenazas híbridas— han puesto de manifiesto la necesidad de avanzar hacia una verdadera unión federal en Europa.. Seguir leyendo
El federalismo es la única vía realista para que Europa siga siendo relevante, próspera y segura en el siglo XXI
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En el nuevo tablero geoestratégico, la Unión Europea se enfrenta a desafíos que superan con creces la capacidad de respuesta de los Estados que la forman. La guerra en Ucrania, el giro aislacionista de Estados Unidos, el auge de otros bloques y la proliferación de riesgos globales —desde el cambio climático hasta las amenazas híbridas— han puesto de manifiesto la necesidad de avanzar hacia una verdadera unión federal en Europa.. La Unión Europea debería pasar a asumir, ya en esta década, competencias plenas en la provisión de los bienes públicos clásicos. La defensa nacional es el primero de la lista: la fragmentación actual genera ineficiencias, duplicidades y una vulnerabilidad estratégica que Europa no puede permitirse. La creación de una industria de defensa integrada, con adquisiciones y planificación centralizadas, permitiría no solo optimizar recursos, sino también dotar a la UE de una voz propia y creíble en el escenario global.. Algo similar puede decirse de las relaciones exteriores, área en la que la UE debe ganar protagonismo a costa de los Estados. Las grandes infraestructuras de dimensión transnacional y las inversiones para hacer frente a la transición verde y al déficit de competitividad económica respecto a Estados Unidos y China también justifican los avances en la unión. Finalmente, lo más inteligente sería apostar por el aseguramiento colectivo a escala europea para afrontar emergencias y riesgos extremos, con un reforzamiento sustancial de la actual Reserva para Solidaridad y Ayudas de Emergencia (SEAR). En una segunda fase de reasignación de competencias, podríamos plantearnos la creación de programas federales de protección social, como un seguro de desempleo europeo, para amortiguar shocks asimétricos y reforzar la cohesión social.. Concretar todo lo anterior exige combinar dos ingredientes: una decidida voluntad política y un presupuesto suficiente. Es cierto que la creación de una hacienda federal europea parece hoy una quimera. Pero también lo era, no hace tanto, la moneda única. Una moneda que ilustra la solución para sortear el obstáculo de la unanimidad: permitir que los países dispuestos avancen sin ser frenados por los remisos. Una vez en marcha, los incentivos para sumarse pesarán más que los supuestos beneficios de la soberanía nacional en asuntos como la defensa y seguridad.. En lo que atañe al presupuesto, los recursos de la UE en la actualidad apenas superan el 1% del producto interior bruto (PIB) europeo, una cifra del todo insuficiente para las ambiciones y necesidades del continente. Para poder asumir competencias en defensa, seguridad, respuesta a emergencias e infraestructuras, sería necesario acercarse al 5% en una primera fase; y, seguramente, al 10% si se incorporan programas de protección social. Esto implica, necesariamente, ceder capacidad impositiva al nivel europeo de gobierno.. La Comisión Europea lleva años analizando distintas opciones en el ámbito tributario. Recurriendo a varias de ellas de forma simultánea, los ingresos aumentarían de forma notable. No obstante, me temo que serían insuficientes. Habrá que entrar en las grandes bases tributarias. Un impuesto de sociedades común a escala europea con recargos nacionales opcionales tendría todo el sentido; reforzar y mejorar el mecanismo de participación en el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) sería también necesario, a medida que se trasladasen funciones de gasto hacia arriba. Sin duda, el endeudamiento es otra fuente de ingresos útil y necesaria.. Pero sería ingenuo y peligroso pensar que todo lo podemos fiar a emisiones de deuda mancomunada sin que exista una base de recursos ordinarios que la sostenga. Porque hoy el peso de la deuda emitida por la UE sobre sus recursos presupuestarios supera ya la cifra correspondiente a España. La deuda genera muy frecuentemente problemas de ilusión financiera. No caigamos en el error de pensar que no tiene coste ni efectos secundarios negativos; que la barra libre y gratis es posible.. El federalismo europeo es la única vía realista para que Europa siga siendo relevante, próspera y segura en el siglo XXI. La alternativa es la irrelevancia y la vulnerabilidad. Como ocurrió con el euro, el debate no es si avanzar, sino cómo y cuándo. La respuesta, hoy más que nunca, debe ser: cuanto antes y con la ambición que exige el momento histórico.. Santiago Lago Peñas es catedrático del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago de Compostela