El sector de la automoción insta a la Comisión Europea a retrasar la aplicación de las sanciones para la venta de vehículos de combustión a partir de 2025. El Parlamento Europeo ha aprobado la propuesta de la Comisión de una directiva para la protección de los trabajadores contra los peligros asociados a la exposición a agentes cancerígenos y a las mucosas, que será aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo a finales de año. A partir del 1 de enero, los fabricantes deben cumplir con una media de emisiones de 93,6 gramos por kilómetro para los coches que venden. Si lo superan, se les impondrá una sanción, así que ACEA solicitará la suspensión. Información adicional
El jefe del sindicato de fabricantes cree que la UE se ha quedado atrás de China y piensa que la potencia asiática puede ayudar a recuperar esa posición.
Feed MRSS-S Noticias
La industria del automóvil pide a la Comisión Europea una moratoria que suspenda la entrada en vigor de las multas por la venta de coches de combustión a partir de 2025. Si no lo hace, calcula que tendrá que provisionar unos 15.000 millones por “unas multas probables que serán recursos que se detraerán de las inversiones”, ha advertido el presidente de ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, por sus siglas en francés), Luca de Meo, este martes en Bruselas durante la presentación de un plan para la industria del automóvil. A partir del 1 de enero, los fabricantes deberán respetar una media de emisión de 93,6 gramos por kilómetro en los coches que vendan. Si lo superan, entonces llegará la sanción, de ahí que desde ACEA se reclame la suspensión.
La palabra con la que lo ha hecho De Meo durante varias veces ha sido “flexibilidad”. Quien también es máximo patrón de Renault argumenta que el sector no pone en cuestión que el futuro pase por el vehículo eléctrico, incluso apunta que el plan de transición está funcionando. “Pero no es lo suficiente como para alcanzar los objetivos que se definieron hace seis o siete años”, explica. ACEA dice que no se trata tanto de poner en cuestión la fecha de 2035 como el momento en que el sector debe dejar de vender vehículos que emitan dióxido de carbono. Pero que esta meta intermedia sí que es un problema, porque ni la industria, ni las infraestructuras (faltan puntos de recarga), ni la demanda están listas para dar el paso ahora. “Si la Comisión no se mueve, tendremos que poner unos 15.000 millones en provisiones por unas probables multas”, ha apuntado el ejecutivo italiano.
El panorama que dibuja el presidente saliente de ACEA no es halagüeño para un sector que ve cómo los fabricantes chinos están comiéndole terreno a grandes zancadas por su mayor avance en el coche eléctrico. De Meo admite con naturalidad este punto, aunque advierte de que cuando hace esta reflexión no tiene claro si habla en nombre de toda la industria. Así que empieza a hablar señalando que da su opinión individual. El primer ejecutivo de la francesa Renault asume que el sector europeo, que durante décadas ha dominado la industria en todo el mundo, tiene que aprender del asiático ahora: “¿Quieren entrar en el mercado europeo? A cambio tienen que ayudarnos a acelerar y hacer la conversión en la vieja cadena de valor. Nosotros lo hicimos hace 25 años. Si queríamos entrar en el mercado chino, teníamos que hacer joint ventures [alianzas de empresas]”.
¿Cómo se puede hacer esto? Este mismo martes se ha visto un claro ejemplo: Stellantis (Peugeot, Fiat, Citroën, Open, Chrysler, Ferrari…) y la empresa china CATL van a crear una empresa conjunta con la que invertirán 4.100 millones de euros en Zaragoza para crear la mayor plan de baterías en España. Con esta planta se alimentará las plantas que tiene la empresa en España, tanto en Figueruelas (Zaragoza) como en Vigo. Aunque colaboraciones como esta pasan porque las autoridades chinas den el visto bueno, algo que en este caso se ha demorado por el conflicto arancelario entre la UE y el gigante asiático a cuenta, precisamente, de las importaciones de coches eléctricos.
Además de esa “flexibilidad”, la otra palabra que menta el sector de automóvil una vez tras otra es “simplificación”. “No se trata de reducir, sino de simplificar”, ha aclarado De Meo. Según sus números, la carga normativa supone el 40% del coste de un vehículo, ha añadido en una comparecencia en la que ha alabado el informe Draghi, tanto por su contenido como por el procedimiento en el que fue redactado, con bastantes consultas entre las diferentes patronales europeas del sector.
Pero que la situación de una industria tan importante para la economía y el empleo en Europa mejore también pasa porque se recupere el mercado del Viejo Continente crezca y regrese a cifras previas a la pandemia. “Los europeos no se pueden permitir comprar coches nuevos. Es la única región del mundo que todavía no ha vuelto a los niveles previos a la covid. Es una señal de que la gente no se lo puede permitir. No es porque ellos no estén interesado, porque sí que se compran automóviles de segunda mano. El mercado de coches usado es bueno”, ha dicho el ejecutivo.