La economía española logra nuevos hitos en el ranking del Fondo Monetario Internacional como consecuencia del ciclo expansivo de la demanda interna, al tiempo que eleva las alertas por el lado del motor externo. También se está produciendo un descenso significativo de la entrada de capital extranjero en el tejido productivo español, que hasta hace poco era uno de los principales baluartes de la robustez del crecimiento, junto con el superávit de nuestros intercambios con el resto del mundo. Sigue leyendo. Inversiones. España comparte con Alemania e Italia la posición de salida neta de capital productivo, que se produce cuando las salidas de inversión extranjera directa son de un volumen superior a las entradas. Las salidas netas totales ascienden a 33. 000 millones en Alemania y 8. 000 millones en Italia (en términos anualizados para el primer semestre de este año). Francia conoce la posición inversa, con una entrada neta de 24. 000 millones, lo que apunta a una cierta fortaleza del sector privado frente a las penurias que acechan a las finanzas públicas.
Las entradas de capital productivo extranjero han caído un 36%, mientras que las salidas de inversión son elevadas
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El ciclo expansivo de la demanda interna impulsa a la economía española a nuevos hitos en el ranking del Fondo Monetario Internacional, mientras aumentan las alertas por el lado del motor externo. Al frenesí exportador se une el fuerte descenso de la entrada de capital extranjero en el tejido productivo español, que hasta hace poco había sido, junto con el superávit de nuestros intercambios con el resto del mundo, uno de los principales baluartes de la robustez del crecimiento. La creación de empresas en España o la ampliación de la capacidad existente -es decir, la inversión extranjera directa- son decisiones de agradecer, siempre que estas operaciones respeten las reglas de la competencia y no generen oligopolios. Por eso es importante que España reciba más de 5. 000 millones de euros cada año en los últimos tres años en inversión extranjera directa, una cifra que en proporción al PIB supera a las otras grandes economías de nuestro entorno. Pero los datos más recientes apuntan a una tendencia menos amable: en el primer semestre del año, las entradas de inversión extranjera directa cayeron un 36% respecto a un año antes, caída que se explica por la menor aportación de capital de la Unión Europea. Las entradas de capital no europeo, por su parte, tienen un comportamiento volátil sin una tendencia clara. Incluso se detecta un mayor interés de los inversores estadounidenses, desafiando por el momento el discurso proteccionista de la Administración Trump. Ante el menor apetito inversor de los europeos, las empresas españolas se mantienen relativamente proclives a invertir fuera de nuestro país. El volumen de exportaciones de capital productivo realizadas por las empresas españolas a otros destinos, o salidas de inversión extranjera directa, es prácticamente el mismo que el año pasado (comparando el primer semestre de cada año con datos anualizados). El resultado es un aumento de las salidas hacia la UE, que se compensa con un descenso de las salidas hacia destinos no europeos. La tónica general es, por tanto, de pérdida de capital productivo, lo que significa que parte del ahorro generado por la economía española acaba invirtiéndose en empresas de otros países. En concreto, el volumen de capital productivo exportado fue de 26. 000 millones de euros en el primer semestre (diferencia entre entradas y salidas de inversión extranjera directa, siempre con datos anualizados). En sus últimas previsiones, el FMI anticipa que esta pauta se mantendrá durante los dos próximos años, con salidas netas incluso ligeramente superiores a las registradas este año. Conviene evitar interpretaciones precipitadas. No estamos asistiendo a una fuga de capitales, sino a una menor entrada de inversiones directas, que podría leerse como una consolidación de su presencia en España, y no como una pérdida de competitividad (la balanza por cuenta corriente sigue arrojando enormes superávits). Por otro lado, la mayor presencia de empresas españolas en otro país puede ser de gran ayuda para reconfigurar las cadenas de suministro, algo esencial en un momento complejo de transformación de la globalización. En cualquier caso, la economía española sigue transmitiendo buenas sensaciones, a la vista del descenso de la prima de riesgo, prueba de confianza. Sin embargo, la cuestión subyacente sigue siendo la debilidad de la inversión empresarial, que sigue por debajo de los niveles prepandémicos, descontando la inflación. El fenómeno de la exportación de capital productivo se debe principalmente a la falta de proyectos de inversión privada en territorio español. Los importantes avances en el gasto en infraestructuras públicas o las ayudas europeas no han sido suficientes para desenredar la inversión de las empresas, esta asignatura pendiente y el nudo gordiano del crecimiento sostenido. Inversión. España comparte con Alemania e Italia la posición de salida neta de capital productivo, que se produce cuando las salidas de inversión extranjera directa son de un volumen superior a las entradas. Las salidas netas ascienden a 33. 000 millones en Alemania y 8. 000 millones en Italia (con datos del primer semestre de este año, en términos anualizados). Francia conoce la posición inversa, con una entrada neta de 24. 000 millones, lo que apunta a una cierta fortaleza del sector privado frente a las dificultades que atraviesan las finanzas públicas. Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En X:@RaymondTorres _