Raquel se encuentra incómoda mientras desciende las escaleras del Palacio de Congresos de Plasencia. Llevaba más de tres horas esperando en la cola para acceder al interior del recinto, y la emoción lo desborda. Ha llegado desde Zarza de Granadilla (Cáceres) y está a punto de contemplar, a escasos centímetros, la guitarra de Robe Iniesta, en cuyos cimientos se han depositado sus cenizas, apenas puede articular palabra. Detrás de ella hay un niño. . Seguir leyendo
Miles de seguidores esperan durante horas a la cola de las puertas del Palacio de Congresos para disparar en un emotivo homenaje al mito de Extremoduro
Raquel baja las escaleras del Palacio de Congresos de Plasencia sin consuelo. Lleva más de tres horas en la cola para acceder al interior del recinto y la emoción la desborda. Ha llegado desde Zarza de Granadilla (Cáceres) y está a punto de contemplar, a escasos centímetros, la guitarra de Robe Iniesta, en cuya cimentación se han depositado sus cenizas, apenas puede articular palabra. Detrás de ella hay un niño. . Todo el palacio está a oscuras, excepto el escenario donde tocan los últimos músicos del mito. Pero el joven sigue llorando. «Es mi hijo, Carlos», acierta a explicar la mujer. Se abrazan mientras recitan sus cartas (Amor y engrandecimiento del alma del poeta Manolo Chinato). «¿Desde cuándo le sigues? le preguntamos. «Desde las mil pesetas», acierta a explicar la madre, evocando cuando Robe recorrió los bares de Plasencia pidiendo «mil pelos» para poder grabar su primera maqueta a cambio de una copia. Acabaría viéndola en 1989 bajo el nombre de Rock transgresor en el que sería el primer disco de Extremoduro. . Es un rosario de personas, miles, que durante más de 12 horas asistirán a la vigilia de despedida de Robe Iniesta, fallecido el miércoles a los 63 años. Vienen de toda España, y también son de fuera. «Me he encontrado esperando en la cola a gente que ha viajado expresamente desde Francia y América Latina». explica Ivan García, que ha pasado la noche navegando. Él es el privilegiado (todos lo son) que primero ha estampado su recuerdo en el libro de firmas -hay varios ejemplos- por el que se despiden sus seguidores. Iván ha salido de Béjar (Salamanca) a las 12:00 de la noche del día anterior y ha decidido que lo mejor era ir allí a dormir, a los pies del recinto, transformado desde entonces en templo peregrino. La noche ha sido helada. También el día, con un viento que quita el aliento. No hay excusas para tus fieles. De todas las generaciones: familias enteras, hijos, padres, abuelos. . . También de todas las ideologías. . Hay lágrimas, pero escuchando las canciones que le acompañan hasta el final, junto a dos imágenes destacadas del ídolo: David Lemán, Alfonso Barroso, Lorenzo González, Carlitos Pérez, Alber Fuentes, y Woddy Amores, lleva la alegría hasta las lágrimas. «Son mi familia», decía Rober de ellos en los últimos años, en sus últimas giras. Hoy han subido a darle el último homenaje, como toda Extremadura, como toda España, como todos. Rober, en vida, ya era leyenda, desde hoy es un mito.
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