“Si existiera la reencarnación, antes pensaba que querría volver como presidente o Papa o bateador de béisbol. Pero ahora querría volver como el mercado de bonos. Puedes intimidar a todo el mundo”. La famosa cita, atribuida al estratega de Bill Clinton James Carville, refleja el inmenso poder que tiene el mercado de deuda pública a la hora de condicionar las decisiones políticas. Como ya hiciera la primera ministra británica Liz Truss, que en 2022 retiró sus planes fiscales pocos días después de hundir el poderoso y sensible mercado de bonos, Donald Trump también ha cedido a la tensión. Presionado también por las grandes fortunas estadounidenses, los republicanos y parte de su círculo, Trump retrasa 90 días los aranceles recíprocos que entraron en vigor este mismo miércoles. El volantazo llega después de una semana de caos financiero, con una caída de la Bolsa del 11%, el debilitamiento del dólar y una repentina subida de los tipos de interés de la deuda.. Seguir leyendo
El bono a 30 años se aleja de la temida barrera del 5% después de que las ventas masivas de bonos amenazaran con agravar el terremoto desatado por la guerra comercial
Feed MRSS-S Noticias
“Si existiera la reencarnación, antes pensaba que querría volver como presidente o Papa o bateador de béisbol. Pero ahora querría volver como el mercado de bonos. Puedes intimidar a todo el mundo”. La famosa cita, atribuida al estratega de Bill Clinton James Carville, refleja el inmenso poder que tiene el mercado de deuda pública a la hora de condicionar las políticas públicas. Un poder que ya experimentó, para mal, la ex primera ministra británica Liz Truss, que dimitió menos de una semana después de provocar el caos en el sensible mercado de bonos. Más allá de la histórica tormenta en las Bolsas mundiales desatada por la guerra comercial de Donald Trump, la deuda empieza a mandar las primeras señales de alarma. “La liquidación de las últimas horas puede estar indicando que la deuda estadounidense ya no es un refugio en periodos de aversión al riesgo”, señalan desde el departamento de análisis de Citi.. El idilio del mercado con la deuda soberana estadounidense ha llegado a su fin violentamente. Si bien la semana pasada los bonos de Estados Unidos actuaron de valor refugio mientras las Bolsas se desplomaban, ahora los inversores aceleran las ventas, presionando al alza las rentabilidades mientras el precio, que se mueve de forma inversa, cae. El rendimiento del bono de EE UU a 10 años ha pasado del 3,99% registrado el viernes al cierre al 4,5% actual, mientras la referencia a 30 años se asoma al 5%. La subida en tres días de esta referencia (50 puntos básicos) solo es comparable a la registrada en la pandemia. “Los bonos del Tesoro estadounidense se están liquidando a un ritmo poco común, niveles que históricamente han provocado algún tipo de intervención por parte de la Reserva Federal”, señala Lale Akoner, analista Global de Mercados de eToro.. Los motivos son variados. El más evidente es el temor a mayores presiones inflacionistas: los distintos bancos de inversión calculan que los precios pueden acelerarse hasta ritmos del 4% o el 5% en EE UU, una situación que en la historia reciente solo se ha visto tras la invasión de Ucrania. Los precios altos hacen que los inversores en deuda exijan más rendimiento para las referencias a largo plazo. Pero hay razones más sutiles; en las últimas horas han crecido las voces que apuntan la posibilidad de que los inversores asiáticos empiecen a desprenderse de deuda como respuesta al proteccionismo de EE UU o, al menos, a moderar sus compras. Con el 47,2% la Reserva Federal es el principal tenedor de deuda soberana, seguido de cerca por Japón (11,9%) y a cierta distancia por China (8,4%). Después de que Trump elevara hasta el 104% las tarifas sobre las importaciones del gigante asiático, Pekín amenaza con un gravamen del 84% a partir del jueves a lo que podría seguirle la venta de bonos. “Vendiendo los bonos y haciendo subir tipos, sus contrincantes le van a dar un duro golpe”, destaca David Azcona, economista jefe de Beka.. Pero también hay aspectos intrínsecos del mercado que pueden ser incluso más peligrosos. Los analistas de UBS señalan, en este sentido, las ventas forzosas por parte de los hedge funds o fondos especulativos. El desplome de los precios de los activos ha desequilibrado las apuestas de algunos de estos vehículos de inversión muy apalancados. Tanto para cubrir las garantías adicionales que requieren determinados contratos financieros como para devolver el dinero a los clientes que piden reembolsos, estos grandes inversores necesitan liquidez a cualquier precio, y los bonos son uno de los activos más líquidos. También hay un efecto bola de nieve: a medida que los precios de los bonos bajan, estas carteras pierden valor, lo que a su vez puede provocar ventas forzosas, como sucedió con los bonos británicos en el breve mandato de Truss.. El Banco de Inglaterra, de hecho, ha avisado de que los hedge funds estarían afrontando “significativos” requerimientos de garantías a medida que la volatilidad se dispara. “La incertidumbre se ha intensificado. La probabilidad de eventos adversos, así como la gravedad de estos, ha aumentado”, apunta el comité. La institución británica destaca que las ventas forzosas, especialmente cuando están concentradas, pueden amplificar las fluctuaciones de los precios y generar riesgos para la estabilidad financiera.. Azcona señala que la sacudida de las últimas sesiones ha traído a la mente de muchos la crisis del fondo LTCM, un vehículo de inversión muy apalancado que quebró en 1998 y desató una tormenta financiera internacional por las fuertes pérdidas registradas con sus operaciones de arbitraje en el mercado de deuda. Una de las operativas bajo el foco es el llamado basis trade, un mecanismo relativamente de arbitraje sencillo (comprar bonos al contado y venderlos a futuro) que proporciona pequeños porcentajes de rentabilidad y que algunos fondos utilizan de forma muy agresiva, apostando 50 o 100 veces el capital inicial. Estas operaciones alcanzan un monto de en torno al billón de dólares, según Bloomberg (en torno al 3% del mercado de bonos de EE UU), pero la repentina caída de precios estaría obligando a deshacer estas posiciones, acelerando las ventas.. ¿La Fed al rescate?. En las últimas jornadas se ha especulado con la posibilidad de una intervención de emergencia de la Reserva Federal, de modo que Jerome Powell baje los tipos para evitar un deterioro mayor de la economía, como hizo Alan Greenspan en 1998 bajando tipos tras la caída del LTCM. Sin embargo, con los aranceles y las nuevas amenazas de China, esta idea empieza a perder adeptos, EE UU parece abocado a más inflación, y la estabilidad de los precios es el otro mandato (junto al empleo) de la Fed. Ahora bien, el banco central sí podría recurrir a otras herramientas para paliar eventuales tensiones de liquidez como los que refleja el mercado de deuda. Ya lo hizo en momentos de crisis como pandemia o la convulsión provocada por la caída de Silicon Valley Bank. Paul Diggle, economista jefe de Aberdeen Investments, reconoce la posibilidad de que EE UU se esté convirtiendo en un lugar menos atractivo para invertir a largo plazo. “La imprevisibilidad de las políticas y el menor crecimiento pueden generar una mayor preocupación por la sostenibilidad fiscal”, añade. Diggle considera que el choque inflacionario que presentan los aranceles hace complicado que la Reserva Federal intervenga.. La tormenta que sacude al mercado de deuda estadounidense se extiende a lo largo y ancho del planeta. En solo dos sesiones, el bono japonés a 10 años sube 15 puntos básicos, hasta el 1,28% mientras la referencia británica a 30 años repunta hasta el 5,6%, máximos de 1998. Karina Sirkia, gestora de renta fija en EDM, subraya que la excepción corre a cargo del bono alemán. Con correcciones puntuales, la referencia a 10 años baja 17 puntos en la última semana y se mantiene en torno al 2,57%, lejos del 2,89% registrados a mediados de marzo cuando Friedrich Merz anunció el plan fiscal que contempla abundantes emisiones de deuda, haciendo saltar por los aires el límite de apalancamiento recogido en la Constitución.. “Es posible que la debilidad de los mercados de renta fija resulte más decisiva a la hora de modificar el enfoque de la Administración. Hasta ahora, la tolerancia al dolor por la debilidad de la renta variable ha sido alta. Pero podría decirse que es más fácil ignorar a los vigilantes del mercado de renta variable cuando los rendimientos de los bonos estaban cayendo”, destacan desde Aberdeen. Desde Beka advierten de que si la deuda a 30 años rompe la barrera del 5% y arrastra a su paso a la referencia con vencimiento en 2035 “vendrán los problemas”. La figura de los bond vigilants, los inversores con músculo suficiente como para presionar al gobierno de EE UU, vuelven a resonar con fuerza.