La tierra para usos agrarios ha experimentado en los últimos años un discreto pero permanente movimiento que se ha reflejado tanto en las transmisiones de fincas rústicas como en las cotizaciones de las mismas. En 2023, un año marcado por la sequía, se realizaron unas 149.000 operaciones de compraventa de fincas rústicas en España, un 5,4% menos que el año anterior. Esto se vio, en parte, compensado por las 182.000 herencias de este tipo de propiedades, un 2,2% más, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este año transcurría en una línea similar, hasta que llegó septiembre: en el noveno mes, la compraventa de fincas rústicas se incrementó casi un 17% (12.398 operaciones) interanual, mientras que las herencias, más de 15.000, marcaron el mayor volumen para un mes de septiembre desde que hay registros.. Seguir leyendo
El interés inversor propicia un crecimiento discreto pero continuo de los precios de las fincas rústicas, cuyas compraventas crecieron con fuerza hasta septiembre
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La tierra para usos agrarios ha experimentado en los últimos años un discreto pero permanente movimiento que se ha reflejado tanto en las transmisiones de fincas rústicas como en las cotizaciones de las mismas. En 2023, un año marcado por la sequía, se realizaron unas 149.000 operaciones de compraventa de fincas rústicas en España, un 5,4% menos que el año anterior. Esto se vio, en parte, compensado por las 182.000 herencias de este tipo de propiedades, un 2,2% más, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este año transcurría en una línea similar, hasta que llegó septiembre: en el noveno mes, la compraventa de fincas rústicas se incrementó casi un 17% (12.398 operaciones) interanual, mientras que las herencias, más de 15.000, marcaron el mayor volumen para un mes de septiembre desde que hay registros.. Frente a esta oscilación de las ventas, los precios no vacilan. Los importes de las tierras para usos agrarios se han anotado —según los registros que manejan tanto la Administración como algunos operadores en el sector— un incremento que no ha sido abultado, pero sí continuo. Los datos del Ministerio de Agricultura indican que los precios de la tierra pasaron de una media de 10.124 euros por hectárea en 2020 a 10.263 euros en 2022.. Además de ser un instrumento indispensable para la actividad de agricultores y ganaderos, en los últimos tiempos la tierra rústica se ha convertido en un producto de inversión para grandes fondos. En el campo español actualmente están presentes unos 200 fondos, con especial interés en cultivos de frutales y hortalizas. También en cultivos concretos, como el pistacho o el olivar.. La tierra de cultivo, señalan diferentes informes de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), es también un arma estratégica ante las previsiones del incremento de la demanda alimentaria. Se calcula que esta crecerá un 50% con respecto a los niveles actuales hacia 2050. En esa línea, la FAO advierte sobre la reducción de tierras para el cultivo en el mundo como consecuencia del uso abusivo de abonos químicos o la incorporación a la misma de metales pesados. Además, en un sistema que cada vez se concentra más en las ciudades, gana terreno el suelo urbano o industrial. Este proceso conllevaría una reducción de la oferta alimentaria, a pesar de los avances sobre rendimientos.. El abismo que separa el secarral del regadío. Cocampo, un portal digital que anuncia tierras en venta o en arrendamiento, apunta un precio medio en 2023 de 10.948 euros. En ambos casos, se barajan medias para un mercado que es muy desigual, tanto por la calidad de la tierra como por sus posibilidades de cultivo. La horquilla se mueve desde los menos de 5.000 euros que se pagan por un secarral hasta los 20.000 euros de media que alcanza una hectárea de regadío. En el caso de los invernaderos, los importes para esa misma superficie superan los 200.000 euros.. Más información. El nuevo repunte del precio de los alimentos golpea a los países con menos ingresos. En el valor de las fincas rústicas tiene un gran peso la demanda que haya en cada zona. Esto depende de la edad de los agricultores, de si hay o no un relevo generacional, pero también de si existe interés por parte de grandes grupos empresariales asentados en la zona o de si hay una política pública o de entidades financieras enfocada a propiciar medios económicos para la compra de tierras.. Otros elementos que también juegan un papel importante a la hora de valorar la tierra es su distancia respecto a núcleos urbanos de cierto tamaño. Especialmente si estos aportan potenciales compradores con interés por disponer de un terreno, ya sea para su laboreo o para su uso y disfrute. Aún más si el terreno tiene posibilidades como explotación cinegética.. La compraventa de tierras se ve en el sector primario como un medio para aumentar el tamaño de las explotaciones, lo que ayudaría a garantizar su viabilidad. Con ello, además, se favorecería la incorporación de jóvenes. La organización Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) reclamaba en un reciente congreso un impulso al acceso a la tierra por la vía del crédito, los avales públicos y la eliminación de muchas trabas burocráticas. También pedía hacer más sencillo el arrendamiento.