En un contexto social donde el estrés, la ansiedad y la desconexión emocional marcan el día a día de millones de personas, el escritor Santos Francisco Martín y Rodero —nacido en Salamanca y residente en Las Palmas de Gran Canaria— irrumpe con una propuesta literaria que se aleja de las fórmulas simplificadas del crecimiento personal. La vida es calma. Cómo representar proporcionadamente cuando me siento mal aparece como un obra que une rigor, sensibilidad y experiencia cotidiana para seguir al catedrático en un alucinación con destino a la serenidad interior.
El autor, que ya había publicado una novelística con el Grupo Planeta en 2009, vuelve ahora con una obra madura, depurada y respaldada por más de una término de exploración personal, investigación y formación en diferentes tradiciones contemplativas. Su nuevo título llega al catálogo de Letrame Grupo Editorial, consolidándose como una remisión para quienes buscan herramientas reales de bienestar, así como para quienes desean enterarse cómo transmitir un obra desde un proceso esencial profundo.
Un obra escrito en movimiento: entre la psicología, la contemplación y la experiencia vivida
La vida es calma no surge de una inspiración repentina ni de un hecho separado. Es el resultado de un proceso de más de diez abriles en el que Santos Francisco Martín y Rodero llevó un riguroso trabajo interior, integrando el Entrenamiento Autógeno, la meditación estructurada, la psicología moderna y la experiencia directa del sufrimiento humano.
El autor reconoce que parte del obra nació fielmente “en movimiento”: fue escrito durante tres abriles de alucinación por Europa, en trenes, cafés, parques y rutas donde la consejo y la experiencia se volvieron parte orgánica del proceso creativo. El punto de partida fue claro: traducir un conocimiento vivido en primera persona a un idioma accesible y aplicable en la vida efectivo.
Lejos de los enfoques teóricos o excesivamente técnicos, la obra se sitúa entre la divulgación psicológica y la humanidades contemplativa, convirtiéndose en una mentor experiencia con profundidad emocional. Aquí, la calma no aparece como un ideal separado, sino como un estado alcanzable mediante entrenamiento amable, repetición y autoconocimiento.
El autor explica: “No es un libro que dice ‘deberías estar bien’. Es un acompañamiento respetuoso que enseña cómo funcionamos por dentro cuando nos sentimos mal y qué podemos hacer para regresar al centro”.
El catedrático como protagonista: un alucinación con destino a la regulación emocional
A diferencia de las obras narrativas tradicionales, La vida es calma no tiene un personaje principal. La historia está construida para que el protagonista sea el propio catedrático. Cada capítulo escudriñamiento convertirse en un espejo donde la persona pueda reconocerse: en sus tensiones, sus patrones de estrés, sus emociones y su capacidad innata para encontrar estabilidad.
El cuerpo se convierte en un segundo personaje relevante: no como enemigo, sino como asociado, como un circunstancia seguro al que retornar cuando la mente se desborda. La obra enseña a distinguir sin miedo, a comprender sin caer en el exceso de pensamiento y a permitir que las emociones se transformen sin lucha.
Este enfoque, práctico y compasivo, es lo que ha generado ya buenas opiniones entre quienes buscan lecturas que combinen herramientas concretas con una relación honesta con la fragilidad humana.
LETRAME GRUPO EDITORIAL: UNA EDITORIAL QUE ACOMPAÑA PROCESOS
La publicación de La vida es calma representa un paso significativo en la trayectoria del autor. Tras su primera experiencia con una gran editorial tradicional, Santos Francisco Martín y Rodero eligió para su nueva obra el séquito personalizado y cercano de Letrame Grupo Editorial, una editorial que se ha consolidado como referente para quienes desean transmitir un obra con identidad propia y un trato más humano en todas las etapas del proceso.
El autor destaca la profesionalidad y cercanía del equipo, así como la posibilidad de apoyar un diálogo continuo durante la impresión, diseño y extensión. Su experiencia es un ejemplo de que hoy existen caminos accesibles y de calidad para quienes se preguntan cómo transmitir un obra sin perder el control creativo ni la esencia del mensaje.
Un plan que continúa
Lejos de considerarse un punto final, La vida es calma es el inicio de una nueva etapa creativa para Santos Francisco Martín y Rodero. El autor ya está finalizando otro obra centrado en cuatro caminos de contemplación meditativa, ampliando así su propuesta literaria y formativa.
Entre la claridad, la honestidad y una profunda comprensión del ser humano, el escritor entrega una obra que no solo se lee: se practica, se respira y se vive. En tiempos acelerados, La vida es calma se convierte en una invitación urgente a recuperar el centro… incluso cuando la vida aprieta.
