1. La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar. Seguir leyendo
Del León de Oro en Venecia a la premiada en la Quincena de los Realizadores en Cannes pasando por las triunfadoras en Locarno y Toronto. Nunca el cine español fue más internacional
La primera película española en conseguir el León de Oro en Venecia (segundo español tras Luis Buñuel) es también una lección de cine exquisitamente moderno y vocacionalmente intemporal. Construida enteramente sobre el rostro de dos actrices perfectas (Tilda Swinton y Julianne Moore), el melodrama se desnuda hasta los huesos en una película que evita con elegancia y gusto mercadear con las emociones para adentrarse en lo profundo. No nos estamos dando cuenta entre el ruido de cada día y la muy cansina dictadura del gusto, pero llegará el momento en que el cine contemporáneo (todo él) se parta en dos: antes y después de Almodóvar.. Los Planetas se convierten en una bonita y muy tarareable excusa para que los directores repasen mitos, recompongan heridas y deslumbren con una de las más atrevidas disecciones del tiempo que ha visto el cine reciente. Segundo premio se mueve por la pantalla con el ritmo constante y misterioso que lo hace la luna alrededor de su planeta, nuestro planeta. Y por momentos, estalla en un grito de reconocimiento. Es grito generacional antiguo y descubrimiento nuevo. Todo a la vez.. La muerte no le sienta bien a casi nadie. Y, sin embargo, pocos argumentos tan vivos en el cine español. Pilar Palomero da un paso adelante en su cine siempre cautivado por el fulgor de la vida y, desde el otro lado (desde el gesto descompuesto de un hombre que muere), completa la película más emocionante de la que ha sido capaz el año. Lo que hacen Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre es sencillamente prodigioso.. Pocas directoras tan comprometidas con la provocación en el mejor y más agrio de los sentidos como la responsable de Tres días con la familia. Mar Coll coge en sus manos ahora la novela de Katixa Agirre y la transforma en un thriller de terror que también es melodrama, comedia y, por qué no, hasta cine fantástico. La maternidad puede ser una pesadilla. La peor de todas incluso.. Los personajes de Itsaso Arana y Vito Sanz se separan, pero lejos de romper a llorar les entra la risa. Si se celebran las bodas, ¿por qué no hacer otro tanto con los divorcios? Sobre esta premisa, Jonás Trueba compone una delicada y muy clásica comedia de amor que también lo es de desamor. La más triste de las comedias o la más alegre de las tragedias, como se quiera.. Barroco, excesivo, desesperado y mortal de necesidad. Todo eso es el último trabajo de un director que un buen día decidió filmar una película imposible: un musical sobre el suicidio asistido. De la mano de la partitura obsesiva y eléctrica de María Arnal y de las coreografías encendidas y quebradas del colectivo La Veronal, Polvo serán deviene un deslumbrante musical, que no en balde es el más irreal de los géneros, el más artificioso, el más consciente de sí. Representación de representación.. Gabriel Veyre fue en vida operador de cámara de los Lumière y en la película de Javier Rebollo, también. Sobre su muy azarosa existencia, ‘En la alcoba del sultán’ se inventa una arqueología para el cine que vale igual para asuntos tales como el amor, el desamor, la aventura y la propia tristeza. Pilar López de Ayala vuelve y, de nuevo, se exhibe como la más cercana encarnación del misterio.. Todo buen año de cine merece un debut a su altura. Y éste, sin duda, el de Sandra Romero. El reencuentro de dos hermanos después de tantos años es la excusa para un soberbio y muy entregado ejercicio de cine tan visceral como hondo a vueltas con la identidad, la familia y los regresos imposibles.. Lo de Anna Cornudella no es exactamente documental, tampoco ficción y mucho menos un bocadillo de mortadela, por ejemplo. Simplemente es. Y es lo que es de manera tan original, provocativa y brillante que no queda otra que rendirse. ¿Qué pasaría si los seres humanos fuéramos como los osos (o los lemures) e hibernáramos? Esa es la pregunta y la respuesta es pura y somnolienta poesía.. Pocas películas tan emocionantes, tan cercanas, tan perfectas y, por todo ello (o, a pesar de ello, como se quiera), tan tristes. La vida del músico Mauricio Aznar da para un auténtico tratado de cine sensorial, de cine pegado a la piel de la propia retina. «No caminamos hacia la muerte, es ella la que acude a nuestro encuentro», se escucha en la película. Si hay que señalar una sorpresa de la temporada, nos quedamos con ésta. Y qué bonita sorpresa.. ¿Cómo hacer una película que mirada de cerca parezcan 10.000 películas? Cortés, siempre tan amigo de los retos, se supera a sí mismo con una producción torrente que es comedia, es thriller, es reflexión existencial kafkiana (o antikafkiana), es drama y es todo lo contrario. Ha tenido que venir Martin Scorsese (él la presenta y la protege) para hacer posible esta feliz y deslumbrante anomalía.. Un ‘western’, que también es una historia de sangre, de venganzas, de desesperación y de mucho dolor. Jaurrieta depura sus maneras torturadas y concienzudamente melodramáticas de su primer trabajo para proponer ahora una puesta en escena mucho más consciente y más preocupada por la representación que por el verismo al que nos tiene acostumbrado el último cine español. Por lo demás, la secuencia de la persecución es la secuencia del año.. Los pequeños amores da la réplica en sentido estricto a la película anterior de la directora, Viaje al cuarto de una madre. Una se mira en el espejo de la otra hasta componer el más delicado díptico de las relaciones madre e hija que ha visto el cine reciente. Es una película íntima, dura y, por encima de todo, bella. Bella hasta doler.. Hacer una película sobre la más profunda y personal de las heridas no es fácil. Quizá ni siquiera es posible. Tornero cuenta la historia de su abuelo condenado por pederasta y, de su mano, consigue un retrato (que también es autorretrato) tan agudo como incómodo, tan demoledor como resplandeciente.. La vuelta de un hombre a su ciudad (Ferrol) tras la muerte de su padre es el motivo que utiliza Gracia para componer uno de los misterios más inescrutables y adictivos del cine de este año. Búsquenla (se acaba de estrenar) y piérdanse en ella. Perderse es la forma que tienen los enigmas de mantenerse puros.. Hay películas que valen el gesto violento y claro de una actriz violenta y clara. Y, a su modo, errática y descomunal. Najwa Nimri es, sin duda, el alma del último y muy sofisticado alarde de cine barroco firmado por la más lorquiana de las cineastas españolas.. No confundir con la otra casa, la que arde. Sobre un cómic de Paco Roca, el director acierta a describir con una precisión desusada el rigor de lo sutil, la consistencia del olvido, la dureza de lo extremadamente frágil.. Eduard Fernández no es un actor cualquiera. Es quizá el único actor capaz de dar vida a un actor que, sin saber que es un actor, es quizá el mejor actor de todos. Si se lee de nuevo se puede llegar a entender. La vida real e inventada a la vez de Eric Marco (el hombre que fingió ser superviviente de los campos de exterminio) da pie a un juego de espejos en el que se refleja y se esconde la historia cierta de la mayor de las mentiras. Un actor, cuya profesión consiste en fingir, da vida a un hombre que fue solo fingimiento. Y, milagro por milagro, todo es verdad. Y así.. Pero ¿por qué nos hemos perdido durante tanto tiempo el cine de Clara Bilbao? La diseñadora de vestuario con tres premios Goya debuta como directora con la más singular de las propuestas a las que que se ha atrevido el cine español desde Cuerda. La Guerra Civil fue un cruel disparate. Queda demostrado.. La vida exagerada del músico Robert Wyatt es el punto de partida de una cinta animada con el beneficio de la libertad. Psicodélica y terrenal; mística y carnal; animada y perfectamente real. Y, ya se ha dicho, completamente libre. Una delicia y una provocación. Las dos cosas.
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