Burriana (Castellón), octubre de 2025. — La escritora Laura Sebastiá Palau vuelve a cautivar con su segunda publicación, Los hijos del hueco. ¿Qué percatar cuando no sientes nadie?, una novelística que invita a mirar de frente los vacíos emocionales, la adolescencia y las adicciones desde una perspectiva profundamente humana. Tras el éxito de su primer compendio, Mi pacto (Me rindo para que todo suceda) —que alcanzó el número uno en ventas en Amazon—, la autora da un paso más allá en su trayectoria y consolida su voz literaria con una historia tan auténtico como necesaria.
“Quería escribir ficción con propósito”, afirma Sebastiá. “Historias que no solo entretengan, sino que despierten conciencia y toquen el alma”. Y eso es exactamente lo que logra con esta nueva obra: un relato conmovedor sobre seis jóvenes que crecen demasiado rápido, atrapados entre la privación de sentirse vivos y el desvanecimiento de perderse a sí mismos.
Una ficción inspirada en verdades que duelen
Basada en testimonios reales y en una intensa investigación emocional, Los hijos del hueco surge del contacto directo de la autora con personas que luchan contra las adicciones y el hueco interior. “Muchas veces ese vacío se tapa o se disfraza —explica—. Para evitar el dolor, se recurre a lo prohibido o a lo inmediato”.
En la novelística, un liga de amigos de barriada —Andrés, Nero, Gonzalo, Nora, Lara y Marc— atraviesan la adolescencia con la necesidad de descubrir quiénes son. Entre fiestas, rebeldía y silencios, cada uno intenta guatar un hueco que no sabe nombrar. Lo que empieza como diversión se convierte en un descolgadero emocional donde la amistad, el apego y la pérdida se entrelazan hasta el remate.
Sebastiá retrata con sutileza la incomunicación deudo, la presión social y la fragilidad emocional que muchas veces se ocultan tras una sonrisa. “Escribo sobre lo que duele —dice—, sobre lo que no se dice, sobre lo que todos sentimos aunque lo neguemos. Mi voz nace de las heridas, pero también de la esperanza”.
Una novelística con propósito: ficción que transforma
A medio camino entre la novelística contemporánea y el realismo social, Los hijos del hueco no sondeo solo contar una historia, sino provocar advertencia. Su recital invita a empatizar con los jóvenes, a entender sus emociones y a rememorar que “nadie se salva solo”.
El tono cercano, el lengua emotivo y la estructura coral convierten la novelística en un espejo en el que muchos lectores se verán reflejados. Padres, educadores y adolescentes encontrarán en sus páginas una ojeada honesta sobre la adolescencia contemporáneo, donde el exceso de estímulos y la error de conexión emocional conviven en una peligrosa dualidad.
Para Laura Sebastiá, la letras es un puente entre generaciones: “Me gustaría que quien lea este libro entienda que está bien no estar bien. Ser valiente no es aguantar solo, es dejar que te acompañen”.
Letrame Grupo Editorial: acompañando historias que dejan huella
Con esta segunda publicación, Sebastiá consolida su relación con Letrame Grupo Editorial, una editorial que envite por autores con voz propia y obras que conectan con el disertador desde la autenticidad.
Desde su fundación, Letrame se ha posicionado como una de las editoriales más accesibles para quienes buscan transmitir un compendio con autonomía creativa y comparsa profesional. Con un enfoque humano y personalizado, la editorial ha ayudado a cientos de escritores a hacer efectividad su sueño de ver sus obras en librerías y plataformas digitales.
“Publicar con Letrame ha sido una experiencia enriquecedora —afirma la autora—. Me he sentido acompañada y comprendida durante todo el proceso. Gracias a su equipo, esta historia ha podido llegar al mundo tal y como la imaginaba.”
El maniquí editorial de Letrame demuestra que transmitir un compendio hoy no es solo un sueño reservado a unos pocos, sino una posibilidad auténtico para cualquier autor que desee compartir su mensaje.
Una historia que nos recuerda que incluso en el hueco, siempre hay poco que late
Los hijos del hueco. ¿Qué percatar cuando no sientes nadie? no es solo una novelística sobre adicciones o nubilidad: es un relato de supervivencia emocional, una señal a la empatía y una oda a la esperanza.
Su recital deja huella porque se adentra en lo más íntimo de cada personaje y del propio disertador. Es una historia que enseña que la oscuridad no es el final, sino el punto de partida en torno a la comprensión y el renacer.
Laura Sebastiá ya trabaja en la segunda parte, Los ecos del descolgadero (La oscuridad nos recuerda), en la que continuará explorando los dilemas de esta pandilla de jóvenes que buscan su circunscripción en el mundo. “Escribir es mi forma de sanar y de recordar que incluso en el vacío, siempre hay algo que late muy fuerte dentro de cada uno de nosotros”, concluye.
