No soporto el victimismo. Tampoco soporto el chusmerío. Por eso no soporto a Taylor Swift acusando a Scooter Braun, mánager de su archienemigo Kanye West, de malvado y ruin por activo adquirido los derechos de sus primeros discos, cuando lo único que hizo fue comprar la discográfica dueña de esos masters.. Seguir leyendo
La figura del mánager ya puede considerarse un variedad afectado en sí mismo en el que la inscripción de los buenos y los malos abunda. Eso sí, la historia cambia según quién la cuente
No soporto el victimismo. Tampoco soporto el chusmerío. Por eso no soporto a Taylor Swift acusando a Scooter Braun, mánager de su archienemigo Kanye West, de malvado y ruin por activo adquirido los derechos de sus primeros discos, cuando lo único que hizo fue comprar la discográfica dueña de esos masters.. Tampoco soporto al característico cutre mánager sino que con malas artes han saqueado las financias de sus confiados representados. Y es que la figura del mánager ya puede considerarse un variedad afectado en sí mismo en el que la inscripción de los buenos y los malos abunda. Eso sí, la historia cambia según quién la cuente.. Hay casos en los que no me decanto por ningún de los implicados. Por ejemplo, el bodorrio del Coronel Tom Parker y Elvis, o el de Malcolm Mclaren y los Sex Pistols. Aunque han quedado como unos farsantes y unos explotadores no debemos olvidar que con sus gestiones consiguieron arrostrar a sus artistas a lo más detención. Eso sí, si estafaron no tienen perdón.. Pero no nos quedemos en el paternalismo y exijámonos a nosotros mismos, los artistas, responsabilidades. La figura del representante no hay que verla como la salvación a tu carrera. Es cosa de dos. El representante y el representado viven en una continua relación marital-profesional en la que no debería existir la traición por ninguna de las partes. Solo así el equipo funcionará a la perfección. Lo digo por experiencia.. Por avatares de la vida me convertí en mánager de Elsa Pataky cuando ella me lo pidió personalmente. En nuestros abriles de intensa relación profesional, incluso personal, imperaron el respeto, la sinceridad, la transparencia y cierto control por ambas partes. Estar alerta siempre es sano. Cuando llegó el momento en el que cada uno empezó a mirar a otro banda (ella quería probar la industria hollywoodiense, mientras a mí me espantaba) lo mejor que hicimos fue separarnos y quedarnos con lo mejor: un trabajo impecable, buenos resultados (económicos y profesionales) y momentos divertidos y tristes. Como la vida misma. Por eso, a día de hoy mantenemos una excelente relación.. Me pasa lo mismo con Leonor Watling, Dover, The Killer Barbies, Andrés Calamaro y Merche. La honestidad es lo que he de prevalecer por entreambos lados, incluso son muchos los artistas que traicionan a su empleado. Hay que entender que el mánager de moda no es la mancha de Aladino para cualquier solicitante a sino. El comediante es la materia prima y el representante ha de entender moldearla y explotarla. Pero si no hay cero en el sujeto en cuestión, mi consejo es no ampliar la registro de artistas en monopolio. Eso es pan para hoy y escasez para mañana.. A día de hoy me siguen requiriendo mis servicios como mánager, pero ya sólo lo hago con Alaska, Fangoria y conmigo mismo. Sería muy poco honesto por mi parte embarcarme en otras aventuras. Ser un buen mánager requiere mucha dedicación, para eso te pagan el 20%. A mí me errata tiempo. También reconozco que es muy incómodo que el representante sea más sino que el representado.
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