El escritor gallego Manuel Rivas ha sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas organizado por el Ministeriod e Cultura y correspondiente al año 2024. El galardón, dotado con 50.000 euros, se dirigió en los últimos años a Luis Landero, Cristina Fernández Cubas y José María Merino.. Seguir leyendo
En los años 90 descubrió el género de la memoria de la Guerra Civil y de sus derrotados.
El escritor gallego Manuel Rivas ha sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, organizado por el Ministerio de Cultura y correspondiente al año 2024. El galardón, dotado con 50.000 euros, se dirigió en los últimos años a Luis Landero, Cristina Fernández Cubas y José María Merino.. El jurado del premio ha destacado en Rivas «la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega. Pocos autores del panorama literario español, partiendo de un compromiso firme con su lengua, han conseguido alcanzar tal reconocimiento a nivel mundial».. Además, el jurado ha señalado que Rivas «acompaña su activismo con una pluma que, sin adoctrinamiento, agita conciencias, induce a la reflexión y estimula el pensamiento hacia la defensa de la pluralidad lingüística y cultural y hacia la igualdad de género. Manuel Rivas, con una voz poderosa y singular, crea literatura y, con ella, vuelve a situar la escritura gallega en el olimpo de las Letras Nacionales».. «Algo desbordado», Rivas ha recibido la noticia en la Feria del Libro de Sevilla, donde es uno de los autores participantes. Tras mostrar su agradecimiento por el galardón, el escritor ha asegurado a EL MUNDO que «la literatura, la cultura en general, no es para competir, sino para compartir».. Buscando palabras, además del agradecimiento, lo primero con lo que se encuentra Rivas, «el punto 0», es «con el hábitat ecológico, que es la lengua y la literatura gallega», la cual se encuentra, según él, «en una situación de cierta emergencia». Nada que ver con su momento inaugural: «Cuando me puse a escribir, cosas que uno llama ‘poesía’, me salió en gallego. Entonces, la educación, el ámbito escolar, la iglesia, los entornos del poder.. no hablaban gallego. Pero sí la familia. Y esas palabras, que estaban arrinconadas, saltaron alegremente a la boca».. En ese sentido, para él es muy importante esa tradición oral, «porque la primera herramienta del escritor es la escucha, una tecnología extraordinaria, mucho mejor que la Inteligencia Artificial». Esa escucha «te compromete», ha proclamado sobre el elemento al que hace referencia el dictamen del jurado: el compromiso. «No tengo miedo a utilizar esa palabra. ¿Cómo no te va a comprometer la palabra?», se ha preguntado.. Prueba de ello es el hecho de que en los años 90, su obra narrativa se dirigió hacia el género de la novela histórica, a menudo vinculada al trauma de la Guerra Civil: Los libros arden mal, El lápiz del carpintero, La lengua de las mariposas…. El autor ha señalado que su trabajo «tiene momentos muy solitarios, pero no tanto». Y establece un símil: «Te alimentas de palabras. Así, me siento como un superviviente, como un lepisma, un pececillo de plata. Para mí, esto del escribir es como el respirar».. El Premio Nacional de las Letras Españolas distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español o autora española, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual. En el caso de Rivas, su carrera empezó en la poesía y en algunos libros de relatos a medias urbanos, a medias surrealistas, a medias arraigados en la tradición popular gallega.. Rivas ha señalado igualmente que «las palabras también sufren contaminación, corrosión, manipulación». En ese sentido, «toda literatura es poética», porque «si las palabras pierden ese aura poética, pierden también el espíritu de aventura, de ir más allá en la realidad». El literato ha asegurado creer «mucho en la imaginación», que para él, «no es una fuga de la realidad, sino, quizá, el mejor refugio, porque te permite ver las zonas de sombra».. Respecto a la cuestión de si los libros pueden hacer del mundo un lugar mejor, ha respondido con una idea de Cunqueiro: «Él decía con retranca que lo que no podemos hacer es la reforma agraria escribiendo sonetos o un cuento. Yo tengo días. Algunos en que puede más el optimista, aunque la realidad te lleva la contraria. Pero pienso que, si a mí me conmueve leer, también me abre. Desde luego, sí que sirve para ensanchar la mirada y mantener vivas las palabras, porque, si no, caemos en un mundo de karaoke». Y no sólo eso: «Si además puedes conseguir con un cuento parar a un bruto, ya es algo».. Lo fundamental, ha enfatizado, «es que las palabras sigan queriendo decir, en un mundo donde domina un lenguaje imperativo, apodíctico, que no espera respuesta». Y ha señalado aquella idea de Italo Calvino, del «temor semántico», por la cual «se usa el lenguaje para acallar al otro». Frente a ello, «la literatura nunca es dócil», ha proclamado. «Tal como la entiendo, va asociada totalmente a la libertad. En esta época que vivimos, ¿cómo no vamos a tener miedos? Sin embargo, para escribir tienes que limpiar el miedo. Y eso es la libertad. Me gusta pensar que la historia del mundo empezó con un cuento, no cuando Caín mata a Abel, sino cuando Eva come del fruto prohibido y éste es el primer acto de rebeldía. Por eso defiendo que la literatura mantenga ese aura de fruto prohibido».. Natural de A Coruña, Manuel Rivas también tiene una destacada carrera en los medios de comunicación. En su palmarés destacan también el Premio de la Crítica Española, por Un millón de vacas (1989) y El lápiz del carpintero (1998) y el Premio Nacional de Narrativa de La lengua de las mariposas.
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