Hace ya unas décadas, uno de los indicadores más fiables del éxito de una marca empresarial radicaba en su capacidad para convertirse en metonimia de su sector. Coca-Cola, Fanta, papel Albal, Kleenex o pan Bimbo son ejemplos ya superados por una oferta ingente y la avalancha de enseñas blancas. Por todo ello, que Netflix haya conseguido, una vez alcanzado el primer cuarto del siglo XXI de odiseas espaciales e inteligencia artificial, que su nombre se identifique como sentarse a ver un contenido por streaming sin importar a cuál nos refiramos, es la mayor prueba de su dominio.. Seguir leyendo
La reina de las plataformas logra domar su deuda tras años de crecimiento a base de préstamos y domina el sector con holgura
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Hace ya unas décadas, uno de los indicadores más fiables del éxito de una marca empresarial radicaba en su capacidad para convertirse en metonimia de su sector. Coca-Cola, Fanta, papel Albal, Kleenex o pan Bimbo son ejemplos ya superados por una oferta ingente y la avalancha de enseñas blancas. Por todo ello, que Netflix haya conseguido, una vez alcanzado el primer cuarto del siglo XXI de odiseas espaciales e inteligencia artificial, que su nombre se identifique como sentarse a ver un contenido por streaming sin importar a cuál nos refiramos, es la mayor prueba de su dominio.. Netflix, que acaba de presentar sus últimos resultados, es el indudable vencedor de las llamadas streaming wars que se libraron con virulencia creciente desde mediados de la década pasada y que la pandemia, con sus horas y horas ociosas en casa, vino a santificar para siempre. Según su última revisión de suscriptores, que corresponde al cierre de 2024 (tras dejar de proporcionar datos trimestrales), ha superado los 300 millones en todo el mundo, lo que casi duplica los de Disney+ o triplica los de Max.. La potencia de fuego de Netflix no deja de crecer y, lo que más aterroriza a sus rivales, lo hace con unas cuentas financieras que se alejan del riesgo de imprudencia temeraria que alcanzaron hace un lustro. Trimestre tras trimestre, los analistas de medio mundo aplaudían el desempeño en ingresos y beneficios de Netflix: este año podría terminar con 45.000 millones en ingresos frente a los 15.000 que rozó al finalizar 2018, mientras que los beneficios rebasarán los 9.000 millones ante los 1.200 en los que andaba estancada antes de la pandemia.. Pero, y el pero era enorme entre los financieros, Netflix crecía a golpe de endeudarse. Aquí vuelve a surgir como año clave el 2018. Al cierre de aquel ejercicio, la deuda se situó por encima de los 10.000 millones, tras triplicarse desde los 3.000 millones de solo dos años antes. A ese ritmo, ni dedicando todos sus ingresos en un año a pagar la deuda sería capaz de afrontarlo. El techo lo alcanzó al terminar 2020: más de 15.000 millones. Desde entonces, los ingresos y beneficios siguen engordando y la deuda se va reduciendo. Lentamente, en torno a los 14.000 millones ahora, pero los buenos números continúan disparándose sin interrupción.. Han cambiado varias cosas en Netflix para que se invierta la tendencia. La pandemia le vino bien en un doble sentido. Por un lado, la demanda fue estratosférica, ya se sabe, con los confinamientos. Lo que se dice menos es que las restricciones para rodar propias de la Covid también frenaron a la fuerza el impulso inversor en nuevas producciones. La partida de gastos pudo respirar al fin un poco, después de que la guerra del streaming obligase a Netflix a gastar más que nadie en producciones nuevas, más aún cuando fue perdiendo los derechos de éxitos absolutos que otras plataformas reclamaron para sí (desde las películas de Marvel o Star Wars que volvieron a Disney a Harry Potter para el entorno Warner).. Hoy día, según explicó la reina del streaming cuando presentó resultados del segundo trimestre de 2025, la mitad de las veces que alguien selecciona una serie o película made in Netflix, se trata de una producción de antes de 2023. La casa de papel, Orange is the new black u Ozark son éxitos continuos y sin fecha de caducidad. Son los nuevos Friends de Netflix; hasta que perdió su derecho para emitirlo en detrimento de Max, era uno de sus grandes ganchos, si no su serie más seguida.. En lo que va de año, los 300 millones de suscriptores de Netflix han visto 95.000 millones de horas en contenido de la plataforma. Y aquí llega la primera gran razón de por qué la deuda va enjugándose poco: la propia Netflix reveló en mayo, que casi un tercio de ellos está dado de alta en su plan con anuncios, algo más caro y puerta a ingresar por concepto de publicidad. Aunque todavía no se dan cifras de ingresos por anunciantes (dice que lo hará pronto), esta vía de lograr dinero fresco explica la cuenta final de resultados. Que se lo digan a los millones de españoles a los que se le acaba la tarifa especial sin anuncios desde mediados de septiembre.. La segunda razón es más técnica, pero no menos importante, como sabrá todo aquel que tenga una hipoteca. En aquellos años críticos de 2018 y 2019, Netflix logró refinanciar su gigantesca e histórica deuda a un tipo fijo competitivo cuando todos decían que el precio del dinero no iba a seguir bajo durante mucho más tiempo… y luego, hasta bien pasada la pandemia, no escalaría. En cualquier caso, Netflix no ha sufrido el encarecimiento de los préstamos sufrido desde entonces y, como una medida de seguridad adicional vistas las turbulencias económicas y políticas en Estados Unidos (primer mandato de Donald Trump), decidió firmar los nuevos préstamos en euros.. Netflix ha demostrado que sabe hacerse a sí misma. Es difícil olvidar que nació como videoclub a domicilio cuando el formato estaba condenado a la desaparición. No mucho después, ha ganado la primera guerra del streaming y domina el imperio sin apenas problemas. Ya solo falta que los premios, desde los Emmy a los Oscar, dejen de serle tan esquivos: nunca una película promocionada, producida o distribuida por Netflix ganó la estatuilla a mejor película, pese a ser favoritas en sus años Emilia Pérez, Roma, El poder del perro o El irlandés. El dinero no lo compra todo. Por lo menos, no todo a la vez en todas partes.. Este es un extracto de la newsletter de Economía y Negocios. 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