En Wall Street ya no basta con tener buenos resultados. Un nuevo grupo de compañías ha roto los esquemas tradicionales de inversión que se basan en estudiar minuciosamente los balances y las cuentas. No cotizan tanto por sus beneficios, sino por la fe de miles de pequeños inversores que compran acciones por devoción, por la simpatía que les despierta la empresa, sus directivos o incluso por el efecto viral. Tesla, Palantir o GameStop son los nombres más emblemáticos de este fenómeno fan del mercado, donde la lógica financiera cede paso al culto.. Seguir leyendo
El fabricante de coches eléctricos vale tres veces más en Bolsa que Toyota, pese a ganar cuatro veces menos
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En Wall Street ya no basta con tener buenos resultados. Un nuevo grupo de compañías ha roto los esquemas tradicionales de inversión que se basan en estudiar minuciosamente los balances y las cuentas. No cotizan tanto por sus beneficios, sino por la fe de miles de pequeños inversores que compran acciones por devoción, por la simpatía que les despierta la empresa, sus directivos o incluso por el efecto viral. Tesla, Palantir o GameStop son los nombres más emblemáticos de este fenómeno fan del mercado, donde la lógica financiera cede paso al culto.. En un mercado cada vez más influido por las emociones, la narrativa y la comunidad, estas acciones cotizan con múltiplos que desafían los criterios fundamentales. Se trata de valores que se disparan no tanto por sus beneficios, sino por la fuerza de grupos de fans, que recuerdan más a los hinchas de un equipo de fútbol que al inversor tradicional. Estas acciones suelen contar con valoraciones desorbitadas en comparación con sus beneficios, concentran una elevada participación de inversores minoristas y están lideradas por figuras carismáticas capaces de marcar el rumbo del valor a golpe de tuit.. Tesla es el ejemplo más paradigmático. Aunque genera miles de millones de beneficios, la compañía cotiza con un PER elevadísimo. Se trata de un indicador que muestra cuántas veces está pagando el mercado los beneficios anuales de una empresa. Se calcula dividiendo el precio de cada título entre el beneficio por acción, y habitualmente se utiliza para saber si un valor está caro o barato en relación con sus ganancias. Por ponerlo en números, el PER de Tesla es de 147, muy por encima de las grandes compañías automovilísticas (este indicador es del 9 en Ford, del 8 en BMW o del 5 en Stellantis). Pero también está muy lejos de las tecnológicas con las que se le compara: Apple tiene un PER del 33, Microsoft del 39 y Amazon del 36.. Los analistas están divididos entre quienes consideran que Tesla liderará la economía del futuro y quienes dudan de que estas valoraciones sean sostenibles. “¿Cuál es la justificación de esta valoración? Robots y un robotaxi que realmente no funciona. Simplemente, parece que hay una gran desconexión, y tarde o temprano llegará este momento [en que las acciones caigan]”, valoró recientemente Ross Gerber, consejero delegado de Gerber-Kawasaki según recoge Business Insider. “Casi 15 años después de salir a Bolsa, los inversores tienen dificultades para justificar el valor de Tesla. La valoración depende de negocios que tienen poca o ninguna divulgación o que aún no se han lanzado al mercado comercial”, señalaron en mayo los analistas de Morgan Stanley.. Frente a estas dudas, algunos expertos mantienen la fe. Dan Ives, de Wedbush, uno de los mayores defensores de Tesla en Wall Street, mantiene su recomendación de compra y un precio objetivo de 500 dólares, convencido de que “el mercado aún no ha valorado adecuadamente su potencial en inteligencia artificial, robótica y almacenamiento energético”. Elon Musk, su fundador y consejero delegado, no solo es un empresario, sino una marca en sí mismo que despierta tanto grupos de detractores como de fieles seguidores que compran acciones no solo por las cuentas de resultados, sino porque le consideran un genio capaz de revolucionar el mundo.. Tesla ha representado durante años un símbolo del entusiasmo inversor por la economía del futuro: vehículos eléctricos, robotaxis, conducción autónoma, energía solar, inteligencia artificial y la idea alentada por el propio Musk de colonizar Marte con su división de cohetes de SpaceX, otra de sus empresas. Pero ese entusiasmo de parte del mercado no se refleja en las cuentas de la empresa. Tesla obtuvo un beneficio de 7.091 millones de dólares el año pasado, la mitad que un año antes por un estancamiento de los ingresos. Toyota, que vale tres veces menos en Bolsa (270.000 millones de dólares) logró unas ganancias de cerca de 30.000 millones.. Entre el culto y la expectativa de beneficios. Palantir es otro de los ejemplos destacados. La compañía especializada en análisis de datos e inteligencia artificial para la defensa, cotiza con un PER de más de 600, a pesar de que sus resultados apenas justifican tal valoración. Se trata de una compañía muy particular a la que le rodea un halo de misterio. Su nombre proviene de una piedra mística de la saga de libros y películas El señor de los anillos que sirve para vigilar acontecimientos lejanos. Como un espía que se mueve sin ser visto, ha ido ganando tamaño a base de contratos con los servicios de inteligencia de Estados Unidos, países aliados y empresas privadas. Su fundador, Alex Karp, alimenta esa narrativa con discursos crípticos y una estética antisistema que refuerzan su atractivo entre ciertos nichos de inversores.. La compañía debutó en Bolsa en 2020 y desde entonces sus acciones se han revalorizado casi un 1.500%, desde un precio inicial de cerca de 9 dólares, hasta los casi 154 dólares actuales. El consenso de analistas le concede un precio objetivo de 107 dólares. En lo que va de 2025, alentada por los planes de rearme mundiales y ese fenómeno fan, los títulos acumulan una subida del 100% y su capitalización asciende a los 360.000 millones de dólares. Por dar una idea del tamaño, Inditex, la mayor cotizada española, vale en Bolsa 135.000 millones. Según los datos que ofrece Bloomberg, en 2024 Palantir obtuvo un beneficio neto de 462 millones de dólares, más del doble que el año anterior. Hace solo dos años, en 2022 era una empresa en pérdidas (-373 millones).. También en este caso las opiniones de los analistas están divididas. “Palantir se está posicionando como uno de los grandes nombres en inteligencia artificial aplicada a seguridad y defensa, y los inversores están pagando por ese crecimiento futuro”, apuntó Dan Ives, de Wedbush. En el lado opuesto, desde Citi alertan de que “la valoración de Palantir está completamente desconectada de su rentabilidad actual. Sus ingresos crecen, pero su capacidad de generar beneficios reales aún es débil y muy dependiente del gasto público”.. El fenómeno de las acciones fan no se puede entender sin hablar de GameStop. La cadena de tiendas de videojuegos, en declive por la digitalización del sector, protagonizó en 2021 una de las mayores revoluciones bursátiles recientes. Lo que comenzó como una campaña contra los grandes fondos de inversión que apostaban a la baja se convirtió en una escalada bursátil liderada desde los foros Reddit, que disparó la cotización más de un 1.000% en pocos días, alcanzado incluso máximos históricos. Y aunque su precio ha moderado desde entonces, GameStop sigue siendo un símbolo del poder del inversor minorista fan en la era digital.