Todo tiene un precio. La guerra comercial declarada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con aranceles generalizados a todos sus socios, y las medidas para tratar de paliar la crisis del coste de la vida, que está provocando esta política, están perjudicando a los agricultores estadounidenses. Los propietarios de las granjas del Medio Oeste, muchos de los que apoyaron a Trump en las elecciones presidenciales de hace un año, ven cómo sus cosechas de soja cada vez valen menos tras la retirada de China del mercado local por las tensiones arancelarias, mientras que sus cabañas ganaderas se deprecian por la competencia de la carne argentina. Seguir leyendo
La medida ayudará a los productores del Medio Oeste, tradicionalmente aliados de los republicanos
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Todo tiene un precio La guerra comercial declarada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con aranceles generalizados a todos sus socios, y las medidas para tratar de paliar la crisis del coste de la vida, que está provocando esta política, están perjudicando a los agricultores estadounidenses. Los propietarios de las granjas del Medio Oeste, muchos de los que apoyaron a Trump en las elecciones presidenciales de hace un año, ven cómo sus cosechas de soja cada vez valen menos tras la retirada de China del mercado local por las tensiones arancelarias, mientras que sus cabañas ganaderas se deprecian por la competencia de la carne argentina. Para paliar los daños a los agricultores y ganaderos, el presidente estadounidense, Donald Trump, tiene previsto aprobar una ayuda de 12. 000 millones de dólares, el equivalente a 10. 000 euros. 3. 000 millones, el lunes para los propietarios agrícolas en dificultades, según ha avanzado The Washington Post. El mecanismo sería una especie de programa de rescate para los productos agrícolas y ganaderos más afectados por la agresiva política arancelaria del inquilino del Despacho Oval. Se espera que el presidente republicano se reúna con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, para perfilar los detalles del plan de ayudas. El grueso de la ayuda, unos 11. 000 millones, se destinará al nuevo programa de ayudas del Departamento de Agricultura. Los recursos se destinarán a los productores de maíz, algodón, sorgo, soja, arroz, ganado vacuno, trigo y patatas. El resto, los otros 1. 000 millones, se destinarán a ayudas para productos básicos que no cubre el programa principal, según el Post. Según la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Anna Kelly, «el anuncio de hoy refleja el compromiso del Presidente de ayudar a nuestros agricultores, que contarán con el apoyo necesario para salvar la brecha entre la eficacia de las exitosas políticas del Presidente y los fracasos del [antiguo Presidente Joe Biden]». La medida, en cualquier caso, debe ser apoyada por el Congreso, aunque no se espera mucha resistencia de los legisladores por las presiones de los agricultores a los dos partidos. La crisis rural en el Medio Oeste de Estados Unidos comenzó en la primavera, cuando Trump aprobó los aranceles que expulsaron a los chinos del mercado nacional de soja. Pekín, que había sido su principal cliente hasta ese momento, dejó de comprar cereales a los agricultores estadounidenses tras la caída de los precios de sus cosechas. Unas 200 grandes explotaciones han descubierto problemas financieros como consecuencia de ello. Por otro lado, tras las elecciones del pasado noviembre al Ayuntamiento de Nueva York, en las que ganó el socialista Zohran Mamdani, y a la presidencia de los estados de Virginia y Nueva Jersey, donde también se impusieron los demócratas, todo ello con un discurso sobre la asequibilidad, La Casa Blanca intentó volver a la carga. Aprobó reducciones arancelarias para la carne de vacuno procedente de Argentina, Brasil y otras naciones latinoamericanas, así como otras reducciones comerciales para el café, las frutas y las verduras. Los ganaderos, que ya tenían problemas con la fuerte caída de la ganadería por la sequía y los estrechos márgenes impuestos por la escasa competencia entre «los cuatro grandes», como Tyson, JBS, Cargill y National Beef, los gigantes del sector cárnico en Estados Unidos, agravaron su situación por la llegada de la carne argentina. El apoyo de Trump al presidente argentino, Javier Milei, con un millonario rescate financiero y la exención arancelaria a la carne de ese país, soliviantó a los ganaderos, uno de los tradicionales apoyos electorales de los republicanos. Así que el nuevo programa de ayudas es un reconocimiento implícito de las graves consecuencias de la agresiva política comercial de Trump para el sector primario estadounidense. «El presidente Trump está apoyando a nuestra industria agrícola mediante la negociación de nuevos acuerdos comerciales para fortalecer la red de seguridad agrícola por primera vez en una década», según Kelly.
