El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado que elevará los aranceles a China hasta el 130% tras la decisión de Pekín de aumentar el control sobre las tierras raras. Una decisión que Trump ha calificado de «siniestra y hostil». Seguir leyendo
El presidente de EEUU suspende su reunión con Xi Jinping dentro de dos semanas y critica a las autoridades del país asiático: «Se están volviendo muy hostiles»
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El presidente de EEUU, Donald Trump, ha asegurado que elevará los aranceles a China hasta el 130% tras la decisión de Pekín de endurecer el control sobre las tierras raras. Una decisión que Trump ha calificado de «siniestra y hostil». El presidente ha respondido con dureza a Pekín tras amenazar esta mañana con imponer aranceles masivos. «Estados Unidos impondrá un arancel del 100% a China, además de cualquier arancel que esté pagando actualmente]30%]. Además, el 1 de noviembre, impondremos controles a la exportación de todo el software crítico», escribió Trump en su red social, Truth, este viernes por la tarde tras haber amenazado por la mañana con «aranceles masivos» a China. El anuncio ha desatado el miedo en Wall Street. Los principales índices bursátiles en positivo se han dado la vuelta tras la noticia: el S & amp, P 500 se deja 2. 71% y el índice tecnológico Nasdaq pierde un 2. 74%. El dólar, por su parte, cede un 0. 5% frente al euro. Trump también propone suspender la reunión programada con el presidente chino, Xi Jinping, prevista para finales de este mes. La decisión de China y la respuesta de Trump elevan el tono de la contienda comercial a niveles no vistos desde el pasado abril, cuando el presidente estadounidense impuso aranceles indiscriminados a todo el mundo y empujó al mundo al frente de una guerra comercial. De cumplir su amenaza, Trump elevaría las cargas a la importación de productos chinos hasta el 130%, ya que el nuevo arancel del 100% se sumaría al 30% que existe en la actualidad. La tasa, sin embargo, caería por debajo del 145 por ciento que ordenó el 2 de abril, día en que fue bautizado como Día de la Liberación. Ambos países acordaron rebajar las tasas tras la escalada de las tensiones comerciales y se acordó una tregua para facilitar las negociaciones comerciales. La decisión de Trump llega tras conocer que las autoridades de Pekín están endureciendo el control sobre las tierras raras, recursos críticos para el desarrollo tecnológico y la Inteligencia Artificial. «Es imposible creer que China hubiera dado un paso así, pero lo hizo, y el resto es historia», escribió Trump en su red social por la tarde. La respuesta de Trump a la maniobra de Pekín ha sido contundente. El presidente estadounidense declaró que «¡están ocurriendo cosas muy extrañas en China! «. Se están volviendo muy hostiles», según una publicación de su red social. Pekín anunció el jueves un endurecimiento de las restricciones al comercio de tierras raras y otros instrumentos y maquinaria para su extracción y procesamiento, como los imanes. Con este movimiento para aprovechar su dominio casi monopolístico en la cadena de suministro global de estos elementos críticos, el gigante asiático ha elevado el tono en su negociación comercial con Trump. La decisión de China ha sido recibida con especial desagrado en la Casa Blanca. El presidente ha amenazado con tomar represalias: «Dependiendo de lo que diga China, me veré obligado a contrarrestar financieramente su movimiento», escribió en Truth, una red social que creó como altavoz de sus opiniones. «Una de las políticas que estamos calculando actualmente es un aumento masivo de los aranceles sobre los productos chinos que entran en Estados Unidos. Hay muchas otras contramedidas que, del mismo modo, se están considerando seriamente», ha apostillado. El movimiento de Pekín se produce en un momento en el que Trump saborea el reconocimiento por su intervención para poner fin a la guerra de Gaza. Y justo dos semanas antes de la reunión prevista con el presidente Xi Jinping en la cumbre de Cooperación Asia-Pacífico prevista en Corea del Sur a finales de este mes, donde se preveía que las posturas se acercaran a reducir el tono de la escalada comercial. En esta reunión estaban puestas todas las miradas porque, en teoría, la tregua arancelaria concedida por la Casa Blanca a China concluye en noviembre. Pero, tras el movimiento de Pekín, Trump se encargó de congelar la reunión: «Iba a reunirme con el presidente Xi dentro de dos semanas, en la APEC, en Corea del Sur, pero ahora parece que no hay razón para hacerlo», escribió en Truth. Las tierras raras, producidas en su mayoría por China, son cruciales para la fabricación de chips y otros materiales utilizados en productos tecnológicos, como smartphones, ordenadores, coches eléctricos o equipos militares con componentes de alta tecnología. Estos materiales críticos han sido durante mucho tiempo objeto de tensiones entre Estados Unidos y China. Cuando el pasado abril Trump desató la ofensiva comercial con aranceles indiscriminados a todo el mundo, Pekín respondió limitando las exportaciones de minerales para los fabricantes estadounidenses de automóviles y defensa, lo que provocó importantes distorsiones en las cadenas de suministro mundiales. Las nuevas restricciones impuestas por China también afectan al desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), una de las políticas estratégicas de Estados Unidos, donde grandes empresas tecnológicas ya han anunciado inversiones por más de 300. 000 millones de dólares. «Nadie ha visto algo así, pero, en esencia, congestionaría los mercados y haría la vida difícil a prácticamente todos los países del mundo, especialmente a China», escribió Trump. «Otros países se han puesto en contacto con nosotros, indignados por esta gran hostilidad comercial, surgida de la nada», prosiguió. Las nuevas restricciones de China a las tierras raras se anunciaron sin previo aviso a Estados Unidos y parecen ser un intento de controlar las cadenas de suministro de tecnología mundial, según un funcionario de la Casa Blanca, como afirma el Wall Street Journal. Trump ha abundado en esta idea con su particular retórica: «Siempre he tenido la sensación de que han estado acechando, y ahora, como siempre, ¡se ha demostrado que tenía razón! No hay forma de que se permita a China mantener cautivo al mundo», «pero parece que este ha sido su plan durante mucho tiempo, empezando por los» imanes «y otros elementos que se han ido acumulando silenciosamente hasta alcanzar una especie de posición de monopolio, un movimiento bastante siniestro y hostil, por decirlo suavemente». Y advirtió a las autoridades de Pekín: «Estados Unidos también tiene posiciones de monopolio, mucho más fuertes y de mayor alcance que las de China. Simplemente decidí no utilizarlas, nunca hubo motivo para hacerlo. . . HASTA AHORA». China ha intentado anticiparse a la negociación crucial que deben mantener las dos potencias mundiales para intentar resolver las tensiones comerciales. La República Popular controla el suministro mundial de tierras raras, tanto a través de la producción en su territorio como en las minas que ha ido comprando, o sobre las que tiene influencia, en todo el mundo. Es una carta de negociación que China parece dispuesta a jugar. «Estas medidas no van dirigidas contra ningún país o región en particular», señalaron ayer las autoridades chinas a través de un comunicado, pero lo cierto es que las más afectadas serán las grandes tecnológicas estadounidenses.