Los pasillos de los supermercados se llenan de luces, turrones y aromas festivos, pero incluso de precios que pesan cada vez en el faltriquera de los españoles. Hacer la negocio para las celebraciones de la Navidad se ha convertido en un seguro desafío para muchos hogares: los alimentos que asiduamente componen las comidas y cenas navideñas suben a un ritmo imparable y preparar la mesa exige un esfuerzo extra a las familias. Pese a que la inflación normal parece más controlada que hace unos abriles, 2025 será un año traumatizado por la subida de precios más trascendente de la última lapso para algunos alimentos típicos de estas fiestas.. Seguir leyendo
El sin rodeo de ternera, el cordero, el pavo, el pierna, la piña y la proyectil están más caros que nunca
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Los pasillos de los supermercados se llenan de luces, turrones y aromas festivos, pero incluso de precios que pesan cada vez en el faltriquera de los españoles. Hacer la negocio para las celebraciones de la Navidad se ha convertido en un seguro desafío para muchos hogares: los alimentos que asiduamente componen las comidas y cenas navideñas suben a un ritmo imparable y preparar la mesa exige un esfuerzo extra a las familias. Pese a que la inflación normal parece más controlada que hace unos abriles, 2025 será un año traumatizado por la subida de precios más trascendente de la última lapso para algunos alimentos típicos de estas fiestas.. Así lo reflejan los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que en su toma de precios de 2025 constata subidas generalizadas y, especialmente, máximos históricos en algunos productos tradicionales de estas fechas. El incremento de la demanda propio de la Navidad vuelve a coincidir con una propuesta más ajustada, dando motivo a un tablado que se traslada directamente al compra de los hogares.. Este es, adicionalmente, el año de las carnes “caras”, según alerta la OCU. Si tradicionalmente era el pescado el producto que muchas familias no podían permitirse transigir a la mesa en Navidad, en esta ocasión son el sin rodeo de ternera, el cordero, el pavo o el pierna ibero los que alcanzan los precios más elevados de toda la serie histórica. Junto a ellos, dos frutas que han yeguada protagonismo en los menús festivos, la piña y la proyectil, se sitúan incluso en máximos históricos.. La progreso de los precios en la última lapso confirma la magnitud del encarecimiento. Desde 2015, las subidas acumuladas rondan o superan el 100% en alimentos tan representativos de la Navidad como el necio (67,5 euros el kilo), las almejas (35,2 euros), las angulas (1.249 euros el kilo) o el cordero (23,85 euros). Se tráfico de incrementos sostenidos en el tiempo, con pocos ajustes a la desestimación, que han terminado por consolidar un cambio estructural en el coste de la cesta navideña. En este periodo, solo los langostinos han mostrado una progreso más contenida, siendo el único de los productos analizados que casi nada se encarece a desprendido plazo.. En lo que respecta a la carne, los últimos datos de la recta final de 2025 reflejan subidas muy significativas en comparación con el año susodicho. El sin rodeo de ternera alcanza los 21,34 euros el kilo, lo que supone un incremento del 21% respecto a 2024. El cordero se sitúa en 23,85 euros el kilo, tras una subida interanual del 9%, consolidándose como uno de los productos más castigados por la inflación y uno de los más demandados en estas fechas. El pavo registra un aumento del 10% y alcanza los 7,21 euros, mientras que el pierna ibero de cebo se sitúa en 71,71 euros, con un encarecimiento del 12% en solo un año.. Este comportamiento está directamente relacionado con la progreso de la propuesta ganadera, aunque va por barrios. En el caso del ovino, la producción continúa en retroceso, con aproximadamente de 100.000 toneladas de cordero y unas 10.000 de perjudicial, en un contexto traumatizado por los bienes de problemas sanitarios que en los últimos meses han afectado a distintas producciones ganaderas, como la catarro aviar o la ya casi controlada peste porcina. Aunque España dispone de producción suficiente para surtir el mercado durante todo el año e incluso para exportar, las fechas navideñas siguen siendo un periodo propicio para la entrada de producto procedente del exógeno.. En este sentido, llegan al mercado animales procedentes de Francia e Italia, con pesos similares a los españoles, que se comercializan refrigerados o se sacrifican en mataderos nacionales, especialmente en la parte ideal. Junto a ellos, existe incluso una propuesta de animales de maduro peso importados desde países como Australia, si acertadamente su demanda es muy limitada. En el caso del bóvido, España es importadora en estas fechas de determinados cortes procedentes de países como Irlanda, mientras que en el porcino destacan las entradas de lechones refrigerados procedentes de países de Centroeuropa, destinados a cubrir picos puntuales de consumo. La pularda ronda los 9 euros el kilo y el pavo se mueve aproximadamente de los 7 euros en estas Navidades, unos incrementos relativamente moderados, del 30%, en la última lapso.. En frutas y hortalizas, los precios incluso reflejan la presión de la campaña navideña. La piña se sitúa en 2025 en 1,89 euros el kilo, con un diligente incremento respecto a 2024, pero con una subida acumulada del 32% desde 2015. La proyectil alcanza los 3,19 euros el kilo tras un aumento interanual del 3%, consolidándose igualmente en máximos históricos. La cañón, uno de los productos tradicionales de estas fechas, presenta un diligente ajuste a la desestimación respecto al año susodicho, aunque mantiene precios claramente superiores a los registrados hace una lapso.. Clientes compran en el mercado de La Cebada de Madrid.Andrea Comas. De todos los mares. Pescados y mariscos continúan siendo una parte esencial de las mesas navideñas, a pesar de los elevados precios derivados de la reducción de la propuesta. España, aunque es un país productor, es incluso un gran importador, delante la imposibilidad de cubrir la demanda interior con una propuesta propia suficiente, no solo en estas fechas, sino durante todo el año. La sobreexplotación de los caladeros, el daño de los medios pesqueros y las crecientes dificultades para faenar tanto en aguas comunitarias como en terceros países limitan las capturas de muchas especies tradicionales.. Durante todo el año, pero muy especialmente en Navidad, las mesas de los hogares españoles se convierten en un auténtico compendio de procedencias. A pesar de los avances logrados por la acuicultura doméstico, tanto en la producción de peces como la lubina o la dorada, como en moluscos y crustáceos, la dependencia del exógeno sigue siendo elevada. En el caso de los langostinos y las gambas, destacan las importaciones procedentes de países como Ecuador o del ideal de África, adicionalmente de Turquía o Italia, mientras que los gambones llegan desde distintos países africanos y incluso desde Argentina.. Productos como el centollo y el boyazo de mar mantienen una presencia limitada de origen doméstico, especialmente desde las costas del ideal y Galicia, aunque buena parte del producto procede de países como Italia, Reino Unido o Escocia. A las nécoras nacionales, en claro retroceso, se suman las procedentes de Islandia. Los bogavantes llegan mayoritariamente desde Canadá, mientras que la langosta procede tanto de países como Cuba o Mauritania como, en beocio medida, de las costas gallegas. En el caso de los percebes, los de origen doméstico, especialmente del ideal, conviven con otros procedentes del ideal de África, fundamentalmente de Marruecos.. La lubina ronda los 11,75 euros el kilo y es un 7% más cara que en las Navidades pasadas. Los percebes se venden a unos 96 euros el julo, poco por debajo que hace un año pero un 76% más caro que en 2015. Los langostinos siguen siendo de los más asequibles, con un precio de unos 11,2 euros el kilo.. La merluza, tradicionalmente asociada a las costas nacionales, llega en la presente a los mercados mayoritariamente desde el exógeno, desde distintos puntos de África hasta el otro banda del Atlántico, especialmente desde países como Chile o Argentina. En los mercados se distingue por sus precios más bajos frente al producto de origen doméstico o comunitario y, sobre todo, por las diferencias en su textura. Los precios están poco más bajos que hace un año, unos 16,5 euros el kilo, pero se han disparado un 44% en la última lapso.
