Estelle Brachlianoff, la consejera delegada de Veolia, la multinacional francesa de gestión del agua y la energía que es dueña del 100% de Agbar, ha salido al paso este lunes de las informaciones que sitúan a CriteriaCaixa con intención de volver a tener una participación, tal vez dominante, de la compañía catalana de aguas. “Agbar es el agua de Veolia en España, es una herramienta industrial que se pone en red con lo que tenemos en otros países. No hay ningún motivo para vender, más bien lo contrario, estamos en pleno desarrollo”, ha expresado la máxima ejecutiva de Veolia.. Seguir leyendo
La consejera delegada de la multinacional francesa, Estelle Brachlianoff, advierte de que la factura del agua se puede “disparar” por la sequía si no se acometen las inversiones necesarias, y prevé que su negocio crezca en España un 40% hasta 2030
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La consejera delegada de Veolia, Estelle Brachlianoffe, en una imagen de archivo.Pierre Morel (VEOLIA/Europapress). Estelle Brachlianoff, la consejera delegada de Veolia, la multinacional francesa de gestión del agua y la energía que es dueña del 100% de Agbar, ha salido al paso este lunes de las informaciones que sitúan a CriteriaCaixa con intención de volver a tener una participación, tal vez dominante, de la compañía catalana de aguas. “Agbar es el agua de Veolia en España, es una herramienta industrial que se pone en red con lo que tenemos en otros países. No hay ningún motivo para vender, más bien lo contrario, estamos en pleno desarrollo”, ha expresado la máxima ejecutiva de Veolia.. Agbar tiene un volumen de negocio de unos 2.000 millones de euros, y es el grueso del negocio de Veolia en España, que en conjunto aporta el 6% de los 45.000 millones de euros de ingresos que registró la multinacional el año pasado. Branchlianoff ha expresado que su intención es hacer crecer el negocio de Veolia en España un 40% hasta 2030, e impulsar las inversiones en este país, que ya suman 360 millones en 2022 y 2023. No solo por las oportunidades de negocio que Veolia ve en España, sino a la vez por las necesidades que propicia el cambio climático, con la perspectiva de largas sequías y la desertificación que amenaza al 75% del territorio español. Son inversiones necesarias también, según ha advertido Brachlianoff, para que los ciudadanos no paguen más por el agua: “[Si se afronta el reto de la sequía] de cualquier manera, el riesgo es que la factura se dispare”.. Agbar estuvo bajo el dominio de La Caixa hasta 2014, cuando la compañía de aguas se vendió a la multinacional francesa Suez. Veolia se fusionó con esta última, adquiriendo a su vez la participación minoritaria que CriteriaCaixa tenía en Agbar, en 2022. Así que desde hace una década, el capital de Agbar es francés. Pero CriteriaCaixa está inmersa en un giro estratégico para recuperar su posición dominante en empresas estratégicas, y algunas informaciones sitúan la vuelta a Agbar como una de las operaciones que están en el radar. La nueva hoja de ruta que ha impulsado el nuevo consejero delegado de CriteriaCaixa, Ángel Simón —quien fue precisamente máximo ejecutivo de Agbar hasta que Isidro Fainé lo fichó en enero para pilotar la nueva etapa del holding industrial de la Fundación La Caixa—, le ha llevado a tomar posiciones en empresas como Telefónica, Puig, Colonial o ACS, entre otras, y la vuelta a Agbar, una compañía que tiene más de 14.000 empleados y gestiona el ciclo del agua en multitud de territorios mediante sus instalaciones industriales, cuadra en esta estrategia.. Pero la consejera delegada de Veolia ha rechazado que esté en sus planes vender Agbar, del mismo modo que ya lo rechazó oficialmente en una dura carta el consejo de administración de Veolia, según publicó en junio El Confidencial. “No ha habido conversaciones para vender Agbar, no hay cambios en su estructura de capital”, ha zanjado Brachlianoff, quien ha puesto en valor su implementación territorial. “Veolia es muy grande pero también es muy local, reflexionamos territorio por territorio porque los desafíos no son los mismos”, ha dicho.. En este sentido, ha destacado que una de las filiales de Agbar, Aigües de Barcelona, que es la responsable de abastecer de agua a la población de la capital catalana, sí tiene dos socios minoritarios: la administración pública, de la mano del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que tiene un 15%, y la propia CriteriaCaixa, que tiene otro 15%. “En este caso, no hay ningún motivo para comprar más cuota, son socios necesarios para que todo funcione bien”, ha expresado. Para Cataluña, la consejera delegada de Veolia ha explicado que destinan cada año 60 millones de euros de inversión capex, las que están previstas para añadir valor a los activos del grupo en este territorio.. Pero a causa del contexto de la sequía, Veolia destinará este año otros 50 millones, y está dispuesta a seguir sumando importes para acometer las inversiones necesarias que la Generalitat determine en el ámbito de la sequía. En total, en el periodo 2024-2025, la compañía prevé invertir más de 100 millones de euros en planes de emergencia por la sequía, con proyectos para sustituir de forma eficiente los tramos que presentan fugas, o con nuevas infraestructuras para la reutilización de aguas residuales.. Los ingresos totales de Veolia en España alcanzaron los 2.600 millones de euros el año pasado (multiplicando más que por seis los ingresos de 2019), en tres ámbitos: el agua (donde está Agbar), que le reporta el 41% de los ingresos, la energía, que aporta el 27%, y los residuos, un 32%. El negocio de Veolia en España viene sobre todo de los contratos de gestión municipal del agua (un 71% de los ingresos), aunque también de la energía, residuos o plantas de tecnología hídrica. Además de mediante los contratos y el crecimiento orgánico, Veolia pretende seguir creciendo en España mediante adquisiciones, para lo que ha destinado 50 millones de euros para comprar empresas del sector de la electrificación. A la vez, también ha emprendido asociaciones con otras compañías, como la que ha presentado este mismo jueves en el Puerto de Barcelona junto con Enagás, inaugurando la primera red urbana de recuperación del frío residual que sale de un proceso de regasificación de gas natural licuado, para utilizarlo en industrias que necesiten frío, como la alimentación.