Después del apagón del lunes, la nación se dividió entre los que estaban listos y los que no. Al igual que la historia de la cigarra y la hormiga, un grupo de preppers surgió para presumir de lo bien que se habían preparado con sus mochilas de supervivencia para el apocalipsis. Siempre me ha disgustado esa fábula. El texto puede ser parafraseado de la siguiente manera: Lo encuentro impredecible y simplista, y creo que las hormigas me parecen poco atractivas. Sigue leyendo.
Aquellos que no estábamos listos salimos a la calle y festejamos cada victoria de los demás como si fuera nuestra.
Después del apagón del lunes, la nación se dividió entre los que estaban listos y los que no. Al igual que la historia de la cigarra y la hormiga, un grupo de preppers surgió para presumir de lo bien que se habían preparado con sus mochilas de supervivencia para el apocalipsis. Siempre me ha disgustado esa fábula. Es impredecible y demasiado simplista, y para mí, las hormigas parecen desagradables. Esto se debe a que no todos tienen los mismos recursos, y a veces, aunque aspire a ser como una hormiga, su salario bajo tal vez no le permita ahorrar dinero cada mes. El día del corte de energía, pensé en mis inseguros amigos, sus actitudes frías, y me di cuenta de que si esto fuera realmente un apocalipsis, habríamos sido los primeros en experimentarlo. El apagón nos sorprendió cuando no estábamos preparados y sin un kit de supervivencia, no por pereza o incredulidad, sino porque una generación que lucha con el presente encuentra difícil considerar el futuro. Felicitaciones si puedes reflexionar sobre esto, amigo y compañero planificador; muestra que no estás atrapado en las incertidumbres del presente. Sin embargo, quería hablar de la época en que los que no estábamos preparados tomamos las calles para celebrar los éxitos de los demás como si fueran nuestros. En Otro fin del mundo es posible, Pablo Servigne, Raphaël Stevens y Gauthier Chapelle sugieren que reconozcamos que vivimos en un mundo al borde del colapso y abogan por una filosofía de acción cooperativa. Para hacer esa otra parte del mundo alcanzable, necesitamos historias que no sean moralistas sino más bien fraternales.
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