Desde la comuna de Coronel, en la región del Biobío, Chile, el escritor David Alejandro Ferreira Fernández debuta en el panorama culto con una obra tan íntima como universal: 47 martes a la Luna. Editada por Letrame Grupo Editorial, esta publicación se presenta como una carta de bienquerencia extendida a lo amplio de casi un año, una sucesión de escritos nacidos cada martes bajo la inspiración de una sola musa: la Dama de Luna.
Lejos de la poesía tradicional y de las estructuras rígidas, Ferreira escribe con una voz sincera, despojada de artificios, que convierte lo común en revelación. Su vademécum es un prueba de bienquerencia, vulnerabilidad y resistor, un homenaje a los sentimientos que persisten incluso cuando el mundo dice que no.
Una historia que se escribe a fuego sosegado
“Cada martes escribía para ella”, confiesa el autor, refiriéndose a la mujer que inspiró estas páginas. Durante 47 semanas, David Alejandro Ferreira plasmó emociones, diálogos internos, confesiones y silencios, hasta construir una historia que, más que narrarse, se siente.
En 47 martes a la Luna no hay artificios ni pretensiones literarias, sino una cadencia emocional que transforma lo íntimo en universal. “Es casi un año de amor, de altos y bajos, de una relación naciente entre dos personas que, para los ojos del mundo, no deben estar juntas, pero que para ellos, la vida juntos es su destino”, explica el autor.
Lo que comenzó como una correspondencia poética se convierte en un delirio de crecimiento, perdón y redención. A medida que el leyente avanza, se asoma a un bienquerencia que se reconstruye incluso tras las fracturas.
Entre la reflejo y el verbo: poesía para quien no se claridad poeta
Aunque David Alejandro insiste en que no se considera poeta, los lectores discrepan. Sus escritos —directos, sensibles, cargados de honestidad— lo sitúan en un dominio culto que mezcla lo poético con lo laico.
Sus palabras no buscan deslumbrar, sino arribar. Cada verso es una conversación con el alma, un recordatorio de que el bienquerencia igualmente puede ser un acto de valentía. “Muchos que lo han leído me dicen que esto es poesía”, confiesa con modestia.
En ese diálogo entre la humildad del autor y la emoción de sus lectores, 47 martes a la Luna encuentra su identidad: una poesía sencilla, accesible, pero profundamente humana.
Letrame Grupo Editorial: juntarse el inicio de una voz
Desde Letrame Grupo Editorial, destacan la autenticidad y frescura de la propuesta de Ferreira. En un panorama donde la humanidades romántica suele caer en lo predecible, su vademécum se atreve a ser un acto de bienquerencia auténtico, sin máscaras ni adornos.
“Publicar un libro es siempre un salto al vacío, pero también un paso hacia la libertad creativa”, comentan desde la editorial, que se ha consolidado como una de las principales plataformas para autores que buscan cómo difundir un vademécum con un compañía profesional y humano.
La experiencia de David ha sido precisamente eso: un delirio de descubrimiento. “Nunca había mostrado esta parte de mí —admite—, y publicar este libro fue algo complejo porque implicó mostrar un lado que había mantenido oculto por mucho tiempo”.
Opiniones y recibo: el eco de los sentimientos
Las primeras opiniones de quienes ya han instruido 47 martes a la Luna coinciden en destacar su autenticidad y capacidad de emocionar. “Profundo, honesto y conmovedor” son algunos de los calificativos que se repiten.
Para muchos lectores ha sido una sorpresa descubrir una voz tan íntima y contenida detrás de una figura que, hasta ahora, había mantenido su sensibilidad en silencio. “Los que me conocen no pueden creer que yo escriba —cuenta el autor—, y eso ha sido lo más bonito: ver cómo mis palabras conectan con otros”.
Cada leyente parece encontrar en el vademécum un reflexiva de sus propios afectos, un eco de amores imposibles, promesas postergadas o despedidas necesarias.
Una promesa cumplida bajo la luz de la Luna
47 martes a la Luna no nació con ambiciones comerciales. “Es una promesa cumplida a mi amada”, asegura Ferreira. Pero lo que comenzó como un aire personal se ha transformado en una obra que resuena en quienes alguna vez amaron con la misma intensidad.
El autor, que ya trabaja en nuevos proyectos literarios, se muestra agradecido por la acogida de esta primera publicación. “Ha sido una experiencia maravillosa —afirma—, y me ha dado fuerzas para seguir escribiendo. Tengo varios cuentos que me encantaría compartir”.
En cada itinerario se percibe la esencia de algún que escribe no por obligación, sino por privación. Su voz, damisela y honesta, se perfila como una de las más prometedoras adentro de la nueva reproducción de escritores chilenos que están renovando la poesía emocional desde la autenticidad.
Una obra para descubrir con el corazón
Más que un vademécum, 47 martes a la Luna es una experiencia emocional que nos recuerda que el bienquerencia —como la Luna— tiene fases, sombras y brillos, pero siempre vuelve a mostrarse sereno.
Con este estreno, David Alejandro Ferreira Fernández demuestra que escribir y difundir un vademécum puede ser mucho más que un logro culto: puede ser un acto de bienquerencia perenne.
