Vicente Fernández Guerrero (Málaga, 1973) tenía motivos para estar eufórico el 5 de diciembre. La Audiencia Provincial de Sevilla notifica su absolución en el caso Aznalcóllar. Fernández hizo llegar la noticia a algunas personas de su entorno tras seis años bajo sospecha. Aquel cargo en octubre de 2019 marcó el principio del fin para un alto funcionario con una destacada trayectoria, que llegó a destacar cuando fue nombrado presidente de la Sociedad Estatal de Participación Industrial en junio de 2018. SEPI, el conglomerado de empresas públicas y acciones de control en empresas estratégicas. Uno de los lugares donde más poder queda, sólo superado por los sillones nobiliarios de algunas corporaciones del Ibex 35, la Real Casa de la Aduana (capital de Hacienda) o el Palacio de la Moncloa.
Vicente Fernández fue un brillante abogado de la Junta de Andalucía y llegó a ocupar uno de los puestos más poderosos en el mundo de las empresas públicas en España. Desde la cumbre profesional ha caído a los infiernos tras ser detenido por la Guardia Civil acusado de varios delitos de corrupción
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El pasado 5 de diciembre, Vicente Fernández Guerrero (Málaga, 1973) tenía motivos para estar eufórico. La Audiencia Provincial de Sevilla notificó su absolución en el caso Aznalcóllar. Fernández dio la noticia a algunas personas de su entorno tras seis años bajo sospecha. No en vano, aquella imputación en octubre de 2019 fue el principio del fin para un alto cargo con una carrera meteórica, que saltó a la palestra cuando fue nombrado presidente de la Sociedad Estatal de Participación Industrial en junio de 2018. SEPI, un grupo de empresas que cotizan en bolsa con participaciones de control en negocios estratégicos. Uno de los lugares desde el de más poder, solo superado por los sillones nobiliarios de algunas corporaciones del Ibex 35, la Real Casa de la Aduana (sede de Hacienda) o el Palacio de la Moncloa. . Fernández tuvo poco tiempo para la alegría de su absolución. Sólo cinco días después, el 10 de diciembre, recibió el nombre del público. Nunca será conocido por las élites de Andalucía y Madrid. La Guardia Civil se lo impidió. Su teléfono se apagó. Según la investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Audiencia Nacional, los delitos por los que se le investiga a él y a otros implicados en el llamado caso Leire son precarización, malversación, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal en relación con la adjudicación y gestión de contratos y ayudas públicas por un total de más de 130 millones de euros entre 2021 y 2023. El núcleo de lo que tratan de probar los investigadores es si Vicente Fernández participó -directa o indirectamente- en un sistema de cobro de comisiones o beneficios económicos a cambio de influir en contratos y transacciones públicas con las empresas participantes o el entorno estatal. Tras conocer la imputación, varias fuentes que han compartido mesa y mantel en el pasado con el investigado, y otras muchas que le han tratado a lo largo de su carrera, se mostraron sorprendidas. No acababan de contar con la presencia en la trama de un brillante abogado que fue número uno de su promoción cuando ascendió a consejero de la Junta de Andalucía en 1999. Dicen que es una persona culta y refinada. Otra fuente, citando «Yo casi diría que un intelectual, » dice una fuente. Lo que más extraña a los consulados es la relación de Vicente Fernández con Leire Diez, considerándolos agua y aceite, al menos en su comportamiento público. Desde el entorno de María Jesús Montero, sea lo que sea, han puesto el cortafuegos y aseguran que se rompieron todos los lazos con la ex alto cargo tras su dimisión en la SEPI. Él, comentando varios de los que le trataron, se mostró cada vez más crítico con el actual PSOE. De buena presencia física -dicen que más que ahora- destacan su carácter afable y su don para relacionarse. Con esas fosas, su carrera siguió creciendo. Antes de llegar a Madrid, y tras ocupar varias consejerías, fue nombrado interventor general de la Junta de Andalucía. El guardián de las llaves de la caja. Un puesto que, en 2016, no fue ningún caramelo, ya que se produjo en plena investigación de los ERES de Andalucía, el caso donde se produjo el mayor saqueo de dinero público de la historia de España. Fue María Jesús Montero, actual vicepresidenta del Gobierno y número dos de Ferraz -y entonces consejera andaluza de Hacienda- quien depositó su confianza en Fernández. Y ese paso al frente de la intervención general le sirvió para mantener la confianza del que luego sería ministro de Hacienda nacional. La pérdida de poder del PSOE en Andalucía provocó la caída de muchos altos cargos. Algunos tuvieron la suerte de reincorporarse al Gobierno de la nación en 2018. Fernández y otros antiguos colaboradores de Montero aterrizaron en Madrid. . Y lo hicieron con mano de hierro. El nuevo presidente de la SEPI implantó rápidamente cambios en las cúpulas de las principales empresas del antiguo INI. Fernández empezó a manejar las joyas de la corona: Correos, RTVE, Navantia, Red Eléctrica, Enagás, Indra. . . más de 20 empresas de sus sectores. Para un alto cargo ajeno a las élites madrileñas y que procede del esfuerzo puntero superar con éxito duras oposiciones fue la corroboración del éxito profesional. Y el premio a Montero por su labor en la Junta. . Unos meses para cobrar en octubre de 2019. Era el principio del fin. Dimitió y fuentes que conocen las interioridades de Ferraz y del PSOE señalan cómo entonces aquel cese fue un lamento interno en el partido. Una dimisión estética que querían pagar si ya no cobraban. La presidencia de la SEPI quedó vacante hasta que en marzo de 2021, a la vista de que el caso de corrupción que le afectaba no se archivó con celeridad, acabó llevando a Belén Gualda a ocupar su sillón. Pero durante ese periodo, cuatro fuentes distintas consultadas por este medio aseguran que Vicente Fernández seguía teniendo una alta influencia en la SEPI. Tras la pandemia, el holding público puso en marcha los rescates de empresas amenazadas por la quiebra como Air Europa, Duro Felguera, Tubos Reunidos o Plus Ultra, firmas en torno a las que hoy siguen pesando sospechas de que lograron dinero público dibujando cierta ortodoxia administrativa. Algunos de los altos cargos de estas empresas aseguran que, en su labor por salvar a las compañías de la quiebra, hubo administraciones que les remitieron al ex alto cargo detenido la semana pasada como persona de contacto en la tramitación de estos procedimientos. Otra fuente señala que esos años se ganó la vida asesorando como abogado a pequeñas empresas del sector privado. Durante su mandato en la SEPI, la polémica Leire Díez fue nombrada jefa de Comunicación de la empresa pública Enusa. Tras abandonar la SEPI, Fernández ya había entrado en el círculo de influencia de un hombre con alto mando en el PSOE entonces como Santos Cerdán, hoy considerado epicentro de la trama de corrupción nacida en Navarra. La investigación policial le vincula desde 2021 a Servinabar, la empresa cuestionada por sus vínculos con Cerdán en la que aparece como propietario Antxon Alonso, otro de los investigados en toda la presunta trama de mordidas que instruye el Supremo. Antes de su detención, ya había sospechas. El PP le sometió a un tercer grado en el Senado este verano porque no se explicaba cómo un hombre de su trayectoria había amasado tanto patrimonio, sobre todo después de desembarcar en la SEPI. La Guardia Civil señala que tiene registrados a su nombre un apartamento de más de 300 metros cuadrados en una urbanización de lujo de Puerta de Hierro, en Madrid, dos chalés en una exclusiva urbanización de El Aljarafe (Sevilla), tres propiedades en Marbella en primera y segunda línea de playa, garajes y trasteros. Las estimaciones de los investigadores sitúan su valor por encima de los 4 millones de euros. Además, el bar sevillano La Bola está a nombre de una sociedad en la que figura como administrador único. «¿Fue la ambición material la que le hizo cruzar la línea al verse fuera de la élite tras años de brillante carrera? pregunta alguien que le ha conocido. Aún está todo por demostrar. Lo que sí es una realidad es que la imputación en un caso que finalmente ha sido absuelto le cambió la vida. Y ahí, cuando ya estás fuera de las alfombras rojas, hay quien lo ve más fácil que la debilidad humana.
