Caminan los toros hundidos entre la hierba de Garcigrande como seres mitológicos de otro tiempo. Sus patas embarradas por el agua desbordada de la primavera soportan sus negros volúmenes, una densidad que asusta, un tonelaje en reposo. Justo Hernández enseña la corrida de Madrid con cierto secreto. Es Justo el ganadero referencial del campo charro, de la dehesa española, genio de la alquimia de la bravura. El Juli eligió su hierro para fundirlo con su nombre y su carrera, 25 años de máxima figura del toreo, vértice en evolución del toro del siglo XXI y autor del hito del indulto en Sevilla de Orgullito (2018). Hace cinco años el maestro sostenía en estas páginas que el toro de hoy y su bravura, la excelencia de sus embestidas y la profundidad de su comportamiento, iban muchos años por delante de lo que los públicos, y la prensa, pueden asimilar. «Siempre ha sido así y es lógico. La imaginación del ganadero y los que consigue el torero con la suya marcan la evolución de la tauromaquia. Y se tarda un tiempo en ver esa evolución. Algunos aficionados se quedan muchísimos más años atrás que otros y no la asimilan», argumenta el afamado ganadero.. Seguir leyendo
El ganadero referencial de la dehesa española y genio de la alquimia de la bravura regresa a Madrid tras la corrida redonda del último San Isidro
Caminan los toros hundidos entre la hierba de Garcigrande como seres mitológicos de otro tiempo. Sus patas embarradas por el agua desbordada de la primavera soportan sus negros volúmenes, una densidad que asusta, un tonelaje en reposo. Justo Hernández enseña la corrida de Madrid con cierto secreto. Es Justo el ganadero referencial del campo charro, de la dehesa española, genio de la alquimia de la bravura. El Juli eligió su hierro para fundirlo con su nombre y su carrera, 25 años de máxima figura del toreo, vértice en evolución del toro del siglo XXI y autor del hito del indulto en Sevilla de Orgullito (2018). Hace cinco años el maestro sostenía en estas páginas que el toro de hoy y su bravura, la excelencia de sus embestidas y la profundidad de su comportamiento, iban muchos años por delante de lo que los públicos, y la prensa, pueden asimilar. «Siempre ha sido así y es lógico. La imaginación del ganadero y los que consigue el torero con la suya marcan la evolución de la tauromaquia. Y se tarda un tiempo en ver esa evolución. Algunos aficionados se quedan muchísimos más años atrás que otros y no la asimilan», argumenta el afamado ganadero.. Nos encontramos ante el toro más importante de toda la historia por humillación, preparación, salubridad, tamaño, que no es poco, duración y, en definitiva, por bravura. «Hemos conseguido después de más de 50 años para asimilar el cambio de Reglamento y la subida del toro [1968], que dejaron atrás infinidad de ganaderías que embestían muy bien, un animal que deja satisfecho al aficionado y que con su exigencia confiere importancia al hecho de ser torero. Y a la vez les permite expresarse hasta donde sueña un torero. Todo conduce hacia la emoción del espectáculo. Obviamente hay días que no salen las cosas».. Las caídas de los toros en los años 70 y 80, en plena transición hacia la asimilación de los nuevos volúmenes, peso y edad, ya no suceden. Justo Hernández gasta un aire de científico loco en un laboratorio con probetas de casta. Esos pelos alborotados, la mirada obsesiva con cada pensamiento, los giros expresivos que buscan la perfección, no ya de las palabras, sino de la idea del toro que persigue: «Busco un toro con muchísima personalidad, que destaque por unas cualidades que emocionen y permitan un toreo jamás pensado, que inspire un nuevo toreo. Un toro menos perfecto pero más genial».. Quedó atrás la bravura de las inercias, del toro que viene y pasa, para ser reemplazada por una bravura que nace en punto muerto a la que se incorporan nuevas virtudes, ritmo, profundidad, la flexibilidad entre ellas, aunque el amo de Garcigrande la matice: «No acabo de encajarla del todo por mucho que otros compañeros la usen. Quiero un toro que no use la fuerza de su cuerpo para embestir, sino que quiera coger con el hocico y los pitones, y esos sean sus motores sin inercias. A lo mejor es lo mismo, pero quizá sea un concepto diferente».. Juega Justo Hernández en su química con mimbres de mansedumbre que le dan a su toro el manido y viejo tranco más de Núñez, ese paso de regalo, una apertura, «que no vaya hasta donde llega la muleta sino que pegue un empujón más allá para siempre volver. No necesitas la bravura absoluta, un toro que se enfade para que embista, si consigues que el mansito emocione». Dice JH que de este modo se traspasan los tópicos antiguos para no perder una gran cantidad de toros importantes. «Tardan más en calentarse, pero dura muchos más».. La bravura se demuestra en el caballo pero sobre todo a partir del caballo. Las ganaderías que siguieron seleccionando exclusivamente por el baremos de la suerte de varas se quedaron obsoletas. Hay quienes piden para los indultos que vuelva a salir otra vez el caballo. «Confirman que son muy malos aficionados. Si después de una faena de 10 minutos no sabes todavía cómo es un toro, tienes un problema como aficionado».. Jose Aymá. ¿Y cómo fue Orgullito?. El toro soñado con sus virtudes y sus defectos.. Si le digo que me gustó más el primero de aquella tarde, llamado Chumbo.. Responde más a la normativa lógica de lo que debe ser un toro, pero Orgullito era mucho más genial; Chumbo fue más perfecto. Con una gran clase, un gran ritmo y una grande clase, una gran colocación de cara, cuando Juli lo apretaba y cuando lo soltaba. La genialidad de Orgullito se sale de los moldes. Tuvo la capacidad de emocionar a toda Sevilla. Vi a gente llorando. Y eso no tiene medida. Para qué lo vamos a razonar. Dejemos las cosas como están. Es como ser del Atleti.. Sucede en la historia de Garcigrande una curiosa paradoja: siendo ganadería de Salamanca su historia se labra en Sevilla y se mide por hitos. Y todo desde un debut desastroso, lo que le añade mérito a la remontada. Al famoso indulto de Orgullito, se suma el toro del rabo de Morante (Ligerito, 2023, ya lidiado bajo la división de la ganadería y la tutela de su hermana Concha pero viene de Justo). Y un toro de soberbia profundidad que inmortalizó El Juli un Domingo de Resurrección: Tramposo. Pero su currículo también se hacer fértil en Madrid, el sueño del llorado Domingo Hernández, donde ahora regresan (28 de mayo, Corrida de la Prensa: Morante, Talavante y Rufo) con todas las exceptivas y la responsabilidad de haber lidiado en el San Isidro de 2024 la corrida más completa, o al menos cualitativamente redonda, con la cumbre de Bromista (Puerta Grande de Fernando Adrián).. ¿Le asusta más Madrid o Sevilla?. Quizá en Madrid me siento más seguro. La veo más cercana, soy de Madrid. Esa forma de ser. Sé que me van a desnudar, que son intransigentes, pero he aprendido a asumir la crítica. Ni siquiera al toro que más me pueda gustar. Cada uno ve el suyo, y lo hacen sin maldad. No me da miedo ponerme de frente. Ni el fracaso en Madrid porque vas de verdad y se acabó. Me da menos miedo fracasar en Madrid que en Sevilla, no sé por qué. Y el triunfo me encanta en los dos sitios.
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