La tecnología les da la oportunidad y el talento lo ponen ellos. Reconvertirse a pesar de su discapacidad física, psíquica o emocional. Es la valentía que separa a personas con discapacidad de un empleo cualificado y mejor remunerado. Eso y las horas de estudio y preparación para formarse en datos, inteligencia químico, ciberseguridad o la aglomeración. Un sobreesfuerzo que, allí de echarles para a espaldas, les motiva para convertirse en una nueva cantera frente al endeudamiento de vacantes digitales. Un talento que suma enteros para cubrir el objetivo de la Unión Europea de alcanzar 20 millones de especialistas en tecnologías de la información y comunicación en los próximos seis primaveras, como recoge el crónica Digitalisation in Europe 2024 de Eurostat.. Seguir leyendo. Aplicaciones de efectividad aparente. Una tecnología cada vez más inclusiva allana la inserción gremial de las más de 400.000 personas con discapacidad intelectual y del exposición. De ellas, 2 de cada 10 tienen empleo. “Es un camino largo que va mejorando. Manejar la tecnología les permite, por ejemplo, una adaptación fácil a la lectura y a entender el mundo”, señalan fuentes de la Confederación Plena Inclusión España, que apoya a 150.000 discapacitados de las 950 asociaciones que la integran. La Fundación Vass insiste en su formación prelaboral con la app Paso Adelante, “con realidad virtual aprenden desde a coger un autobús a preparar entrevistas de trabajo”, señala Antonio Rueda, su director.
Las empresas del sector digital contratan perfiles con heterogeneidad sencillo. Fundaciones y organizaciones ofrecen formación especializada
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La tecnología les da la oportunidad y el talento lo ponen ellos. Reconvertirse a pesar de su discapacidad física, psíquica o emocional. Es la valentía que separa a personas con discapacidad de un empleo cualificado y mejor remunerado. Eso y las horas de estudio y preparación para formarse en datos, inteligencia químico, ciberseguridad o la aglomeración. Un sobreesfuerzo que, allí de echarles para a espaldas, les motiva para convertirse en una nueva cantera frente al endeudamiento de vacantes digitales. Un talento que suma enteros para cubrir el objetivo de la Unión Europea de alcanzar 20 millones de especialistas en tecnologías de la información y comunicación en los próximos seis primaveras, como recoge el crónica Digitalisation in Europe 2024 de Eurostat.. Para afrontar este escena, fundaciones y organizaciones con el foco en la empleabilidad de este colectivo se han puesto las pilas. Ofrecen a todo el que llame a sus puertas educación tecnológica exprés y colaboran con empresas tecnológicas donde continúan su preparación. “Pueden invertir más de 1.000 horas en su formación. Todo un logro porque son personas sin estudios superiores previos ni experiencia en este campo. Se forman en empleos de alto valor con posibilidades de crecimiento y buena remuneración (de 27.000 a 50.000 euros brutos)”, apunta Mónica Cadenas, directora del software Por Talento Digital, en Fundación ONCE.. Aunque muchas empresas son reticentes a su incorporación “más por miedo a los problemas que podamos dar que a lo que aportamos”, la tecnología alinea su valía “y empieza a no importar quién esté detrás de la pantalla, mientras resuelvas”, destaca Arturo Fernández, ciego desde los 15 primaveras y consejero en accesibilidad en la tecnológica Atos. Otra empresa colaboradora en su formación es WatchGuard, cuyo vicepresidente entero de colaboraciones estratégicas, Miguel Carrero, insiste: “Les necesitamos. Muchos de estos perfiles son excelentes. Su actitud y ganas de trabajar son difíciles de encontrar”. El directivo insta a las compañías a probarlos.. Cros Solutions es una de las firmas que no sólo probó este talento sino que captó por Linkedin a Javier Gómez-Lobo. Con una enfermedad incapacitante para seguir de director en una peluquería y con el certificado de discapacidad, “me lancé a la ciberseguridad. Seguí un programa de la Fundación ONCE y, sorpresivamente, se me dio mejor de lo que esperaba”. Gómez-Lobo es tajante: “Da igual si no tienes un título académico. Esto va de querer aprender”. Para Rebeca Farré lo suyo con la ciberseguridad “ha sido un amor inesperado”. Un difícil cuadro de enfermedades autoinmunes la obligó a reinventarse y producirse de protésico dental a despabilarse dónde encajar.. Gabriel Barroso de María, ingeniero marcial de Airbus, en una imagen cedida.. “No pensé en la tecnología porque, a priori, genera temor y riesgo de no estar a la altura. Pero el programa Impact de la Fundación GoodJob me demostró mi error. Contar con buenos profesores y sentirme acompañada en el proceso me empoderó. Me contrataron en Telefónica Tech donde me siento útil, productiva y feliz”. Un software que igualmente siguió Brian Gil, flagrante coordinador de equipos y tareas del centro de operaciones de seguridad de esta fundación. “Ha sido la salvación a mis problemas de salud mental. La ciberseguridad exige plena atención. Mientras trabajo, mi cabeza no está en cosas en las que no debo de pensar”, señala. Que la tecnología nos iguala es poco que no se cansa de repetir César López, director militar de la Fundación GoodJob “y demuestra que no hay talento cualificado al uso. Basta con saber aprender a usarla para entenderla”.. Y aprovecha para animar al estudio: “Las personas discapacitadas no saben que la tecnología es para ellos. Sin embargo, el 85% termina los tres meses de formación. Durante un año hacemos seguimiento para garantizar el éxito de su integración. Y parten de una retribución mínima de 19.000 euros brutos anuales. De ahí para arriba”. También en Fundación Vass cuentan con programas de dirección de contenidos, programación, diseño y auditoría que corrobore la accesibilidad de las páginas web. “Su participación hace más exitoso el resultado”, apunta su director militar, Antonio Rueda. En los últimos seis meses han formado a 240 personas y colocado a 52 en compañías como Repsol, Sanitas, Unicef o Fundación DKV.. Universitarios. La Ley General de Discapacidad obliga a empresas con más de 50 empleados a contar con un 2% de estos perfiles en plantilla. En caso de incompatibilidad, hay alternativas vía donaciones o adquisición de caudal o servicios. Algo a lo que mayoritariamente se han acogido las organizaciones.“Se observa un leve repunte de empresas que empiezan a priorizar ese 2% sobre todo en talento tecnológico”, apunta Patricia de Urquía, directora militar de Bedistic, centro de empleo que inserta universitarios con discapacidad (371.300 en España). “Comienzan a mirarnos como un potencial más allá de la cuota”. Y subraya dos cuellos de botella: “Los mandos medios, que frenan la contratación, y la falta de una cultura global para saber cómo adaptar el puesto y convivir con la discapacidad”. Urquía trabaja con empresas como Astra Zeneca, Mapfre, American Express o Hyatt, donde “colocamos 115 personas al año y podrían ser muchas más”.. Brian Gil, en una imagen cedida.. Otra firma tractora de este talento es Airbus. Con 120 profesionales con discapacidad en plantilla, cuenta con el reunión Adapt, “que identifica puntos de mejora que vamos adaptando”, apunta Misael Pérez, director de inclusión y heterogeneidad. Entre estos señala la flamante contratación de un asistente personal para unirse en los viajes a Gabriel Barroso de María, ingeniero marcial con contusión medular. “No puedo conducir y lo agradezco. Pero esto no va de buena voluntad sino de que hoteles, agencias de viajes o alquiler de coches nos tengan en cuenta a las personas con gran discapacidad”, dice.. Aplicaciones de efectividad aparente. Una tecnología cada vez más inclusiva allana la inserción gremial de las más de 400.000 personas con discapacidad intelectual y del exposición. De ellas, 2 de cada 10 tienen empleo. “Es un camino largo que va mejorando. Manejar la tecnología les permite, por ejemplo, una adaptación fácil a la lectura y a entender el mundo”, señalan fuentes de la Confederación Plena Inclusión España, que apoya a 150.000 discapacitados de las 950 asociaciones que la integran. La Fundación Vass insiste en su formación prelaboral con la app Paso Adelante, “con realidad virtual aprenden desde a coger un autobús a preparar entrevistas de trabajo”, señala Antonio Rueda, su director.
