En Las Merindades, una comarca periférica situada al norte de Burgos, hay más de 360 núcleos de población en un paisaje modelado por la cordillera Cantábrica y el río Ebro. Su ubicación remota y una climatología especialmente adversa en invierno provocan una gran itinerancia del profesorado (una problemática aún más acentuada en las escuelas de menor dotación) y, como consecuencia, un menor número de vocaciones científicas. Pero allí hay también niñas involucradas en un proyecto internacional para construir un satélite lunar; jóvenes que diseñan cápsulas que se mandan a la estratosfera; niños de tres, cuatro y cinco años descubriendo la relación de las matemáticas con la naturaleza; y mucho más, gracias a la Escuela de Pequeñ@s Científic@s Espiciencia, una iniciativa surgida en el pueblo de Espinosa de los Monteros en 2010 y que trabaja con un centenar de alumnos entre tres y 20 años de edad.. Seguir leyendo
Frente al descenso de jóvenes que optan por carreras científicas y tecnológicas, numerosos proyectos fomentan desde distintos ámbitos el interés por las disciplinas STEM
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En Las Merindades, una comarca periférica situada al norte de Burgos, hay más de 360 núcleos de población en un paisaje modelado por la cordillera Cantábrica y el río Ebro. Su ubicación remota y una climatología especialmente adversa en invierno provocan una gran itinerancia del profesorado (una problemática aún más acentuada en las escuelas de menor dotación) y, como consecuencia, un menor número de vocaciones científicas. Pero allí hay también niñas involucradas en un proyecto internacional para construir un satélite lunar; jóvenes que diseñan cápsulas que se mandan a la estratosfera; niños de tres, cuatro y cinco años descubriendo la relación de las matemáticas con la naturaleza; y mucho más, gracias a la Escuela de Pequeñ@s Científic@s Espiciencia, una iniciativa surgida en el pueblo de Espinosa de los Monteros en 2010 y que trabaja con un centenar de alumnos entre tres y 20 años de edad.. La idea surgió del afán de Bárbara de Aymerich, química, profesora y edafóloga agrícola, cuando decidió trasladarse al entorno rural tras el nacimiento de Vega, su primera hija. Una necesidad “que se convirtió en una estrategia para paliar las diferencias que había entre los niños del ámbito urbano y el rural, donde el acercamiento a la ciencia era un poco más complejo”, explica por videoconferencia. Carencias que paliaron, primero, con una buena conexión a internet; y luego llegaron los laboratorios online y la participación en redes internacionales como Arciteco, de Clubes de Ciencias en Iberoamérica. Hasta hoy, 15 años en los que ha desarrollado cientos de proyectos de ciencia y tecnología basados en la investigación científica, el diseño ingenieril, la robótica y mucha ciencia ciudadana, “siempre con un interés social y vinculación al territorio, porque muchos de los recursos que utilizamos son locales”, añade.. “Este año estamos participando, junto a niñas de todo el mundo, en un proyecto que se llama Shakthisat, una iniciativa impulsada por una doctora ingeniera en la India que ha compartido con niñas de 108 países de todo el mundo, y que consiste en el diseño y construcción de un satélite lunar”, cuenta Aymerich. Las niñas hacen una formación online con vídeos y actividades desde clase, y luego, en la India, en octubre, se elegirá el mejor prototipo, se construirá y se mandará a la luna.. Pero también trabajan con los más pequeños en un proyecto con los ganaderos de la zona, para que vean cómo influye la alimentación del ganado en la cantidad de proteínas, grasa y vitaminas que tenga luego la lecha y la carne que se produce; y participan en Toys from Trash, “un proyecto superchulo que también surge de un profesor de la India con el que aprenden acerca de la ciencia y la tecnología que tienen los juguetes, y los construyen desde cosas que están en la basura”. Con la Universidad de Burgos, han mandado cuatro veces cápsulas a la estratosfera y, con la Junta de Castilla y León, han hecho otro proyecto con el que ver la ciencia y la tecnología que hay en los monumentos que tenemos.. Se trata, en la mayoría de los casos, de iniciativas propias dirigidas a ayudarles a no percibir el entorno en el que están, que parece tan alejado, como un factor limitante. Aunque, más allá de ser un semillero de vocaciones, para Aymerich lo más importante es conseguir una alfabetización científica y tecnológica, “que sepan lo que son y la conexión que tienen con su vida diaria”, sostiene. Una idea que, con la ayuda de la Fundación Margarita Salas, se ha extendido ahora a otras 15 subsedes repartidas por toda España, además de dar formación en metodología STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) y aprendizaje por proyectos a muchos docentes.. Objetivo, superar la brecha de género. Apenas cinco años después del estallido de la pandemia de Covid, resulta de alguna manera paradójico que el número de vocaciones científicas en España esté en descenso: solo el 16,3 % de los adolescentes españoles de 15 años planea dedicarse profesionalmente a carreras STEM, y de ellos, solo el 4,2 % son chicas, de acuerdo con un estudio de la Universidad Camilo José Cela. Una brecha que se acentúa en determinados ámbitos STEM como las Matemáticas (solo el 36 % de los matriculados universitarios en este campo son mujeres); Física (27 %); Telecomunicaciones (23 %) e Informática (13 %), según recoge el estudio Mujeres en STEM: Desde la educación básica a la carrera laboral, realizado por EsadeEcPol.. Una problemática que se origina ya en edades tempranas: “Ya a los seis años, las niñas empiezan a percibir las matemáticas como un “territorio masculino”. En 4º de Primaria las niñas tienen un 15 % menos de probabilidades de considerar esta asignatura como su favorita y cerca de un 9 % menos de verse a sí mismas como buenas en esta materia”, sostienen Lucía Cobreros y Teresa Raigada, coautoras. Una diferencia que achacan, entre otros, a factores socioculturales y de expectativas como los estereotipos y roles de género transmitidos desde el entorno familiar y educativo: “Los datos demuestran que en familias y culturas con normas de género más igualitarias, estas diferencias prácticamente desaparecen”.. Las chicas, añaden, tienden a subestimar sus capacidades en materias STEM, independientemente de sus notas reales; y también influyen otros aspectos como la falta de referentes femeninos en el ámbito matemático y las diferentes actitudes de chicos y chicas: los estudios muestran que ellos son más propensos a entornos competitivos (lo que predice una mayor predisposición a especializarse en matemáticas), mientras que ellas tienden a valorar más el impacto social de su trabajo futuro, lo que a su vez indica que ”lo que realmente sucede es que, a lo mejor, desconocen esa aplicación práctica tan enorme que tienen [las disciplinas STEM]”, sugiere Aymerich.. Para revertir esta situación, las autoras del informe de EsadeEcPol sugieren medidas como “programas formativos específicos que aborden simultáneamente contenidos y autoconfianza, como actividades extraescolares y cursos de verano enfocados en STEM. Y también resultan eficaces las metodologías de enseñanza que enfatizan la colaboración y la resolución conjunta de problemas, así como una orientación académico-profesional que contrarreste activamente los estereotipos”. Es necesario recordar, además, que la brecha salarial en las ocupaciones STEM en España (del 10 % en favor de los hombres) es mucho menor que la general (que asciende al 20 %).. Formaciones recomendadas. Master Oficial Universitario en Tecnología Financiera: Blockchain y Fintech + 60 Créditos ECTS (Enalde). Master en Tecnologías de la Información para la Empresa + Titulación Universitaria en Derecho Tecnológico (Euroinnova). Máster Universitario en Educación, Tecnologías e Innovación (VIU). Diploma Experto en Programación en Python para Ciencia de Datos y Web (VIU). Master en Product Management y Diseño de Producto Digital (IEBS). Máster en tecnología y seguridad alimentaria (Cemp). MBIOFAR | MASTER INDUSTRIA BIOFARMACÉUTICA Máster Universitario en Ciencias y Tecnologías Ómicas (60 ECTS) y Diploma de Especialización en REGULATORY AFFAIRS DE PRODUCTOS SANITARIOS (30 ECTS) (Esame). Máster en farmacología y tecnología farmacéutica (Inesem)